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Alexia Berthelemy: “La frase ‘no hay mal que por bien no venga’ es un poco mi lema”

Nombre: Alexia Berthelemy• Edad: 36 Profesión: diseñadora y fundadora de la marca Mutma• Señas particulares: tiene un fetiche con los pantalones, vivió en Australia con sus tres hermanas, pintó todos los platos de su casamiento

Cuál es su primer recuerdo relacionado a la moda? Cuando era muy chiquita me encantaba pedir caravanas y collares de regalo. Desde chiquita soy coqueta. Tengo un recuerdo de ir a la casa de mi abuela y que ella me diera todo su maquillaje, su cajita de accesorios. Mis dos abuelas eran supercoquetas. 

Si pudiera tener la mayor colección del mundo de algo, ¿de qué sería y por qué? Reconozco tener un fetiche con los pantalones. Siempre que entro a una tienda de segunda mano me compro varios, también me mando a hacer muchos. Es una pieza con la que me encanta jugar. Me gustan los jeans originales y los pantalones trabajados. Si fuera por mí, tendría infinitos.

Tiene un grupo de amigas grande. ¿Cómo se identifica dentro de ese núcleo? No creo tener un rol muy definido entre mis amigas. Soy charlatana. Si hay que poner música o bailar, soy la primera. Me gusta escuchar y dar consejos.

Dicen que antes era tímida e introvertida. ¿Es cierto? Sí, de chica me ponía roja con cualquier cosa. Ahora, lo contrario. 

¿Siempre le gustó su nombre? No, lo odiaba. Lo empecé a querer de grande. 

Dicen que es trabajadora, ambiciosa, receptiva y positiva. ¿Se siente así? Sí. Todos en mi familia compartimos esas cualidades. Me pongo objetivos y los quiero cumplir siempre. Soy receptiva porque no creo ser dueña de la verdad absoluta y, si me equivoco, me gusta que me lo digan o darme cuenta. Uno aprende de sus propios errores. La frase “no hay mal que por bien no venga” es un poco mi lema. Hay que mirar el lado positivo de las cosas.

Es muy activa en redes sociales. ¿Cómo es su relación con ellas? Es puramente laboral. Me inspira mucho lo que encuentro. Tengo siempre en cuenta que lo que se ve ahí es una curaduría de cosas, es una selección de alguien, no es la vida real. 

¿Tiene tatuajes? Uno. Es una flecha que me hice hace unos años en la muñeca izquierda. Significa “siempre para adelante”. 

Está con su marido desde los 16 años. ¿Se conocieron en el liceo? Sí, pero la primera vez que hablamos fue en el boliche W. Yo estaba haciendo puerta con mis amigas, todavía éramos chicas para entrar (ríe). Cuando fui a entrar con él, me pidieron la cédula y les mostré la que tenía, que era la de mi hermana grande. Me pidieron que dijera los números y no me los sabía, no pude entrar. Él sí. Así empezó todo. 

Pintó todos los platos de su casamiento. ¿Cómo fue el proceso? Tenía muchas ganas de armar mesas originales. Además, me encanta ser anfitriona, ambientar todo. Salí en busca de eso y no encontré nada en el mercado, entonces decidí hacerlos yo. Compré los platos blancos, pintura para cerámica y los pinté. Me llevó casi ocho meses terminarlos. Los pintaba en las noches cuando mis hijos dormían. Fue un proceso que disfruté mucho.

¿Cuáles son sus tres canciones más escuchadas? Mystify de Inxs, Candy de Iggy Pop y Life away from the Garden de Damien Jurado. 

Si pudiera ir al concierto de cualquier banda o artista, ¿a cuál iría? Inxs, Kurt Cobain o los Rolling Stones.

¿Es de usar maquillaje en el día a día? No, no uso maquillaje. Solo cuando tengo algún evento.

¿Qué es lo que más le gusta de Montevideo? No quiero ser cliché, pero la rambla. 

Vivió en Australia con sus hermanas. ¿Cómo fue esa experiencia? Vivimos juntas nueve meses, en 2015. Fue genial. La más grande estaba viviendo allá y la quisimos ir a visitar. Trabajamos allá y todo.

Fundó Mutma con Agustina Pereira. ¿Cómo surgió el proyecto? Somos amigas desde el liceo, hoy es mi cuarta hermana. Ella estudió administración de empresas; yo, comunicación y una tecnicatura de diseño. Un día volvíamos juntas de la universidad en bondi y le mostré unos bocetos de zapatos que había hecho. En ese momento hacíamos fotos para marcas y los zapatos eran una complicación, nunca conseguíamos algo canchero para hacer los estilismos. Cuando le mostré los dibujos de los zapatos que quería conseguir, ella me dijo que los hiciéramos nosotras. Nos recorrimos todas las fábricas para ver quién los podía hacer, hasta que dimos con una que nos dijo que sí. Así empezó Mutma. 

Viajan juntas por la marca. ¿Algún viaje que quiera destacar? El primero que hicimos a China. Nos encontramos con un mundo completamente desconocido, no podíamos sacar plata en ningún lado, nadie nos entendía, no hablaban inglés porque estábamos en el interior de China. Fuimos a una fábrica de zapatos, lejos de cualquier ciudad. Para pedir sal en un lugar teníamos que mostrarles una foto, ni con el traductor podíamos hacernos entender. No nos animamos a comer otra cosa que arroz (ríe). 

Si tuviera que elegir una sola cosa para enseñarles a sus hijos, ¿qué sería? Que aprendan a valorar las pequeñas cosas. Que se diviertan con lo simple. Me parece que tenemos un exceso de cosas materiales, de información y tecnología. Por eso me gusta tanto llevarlos al campo. Me encanta que jueguen con hojitas del suelo, y que esa hoja al rato se transforme en un auto.