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Nelson López: La danza “genera una relación muy íntima y personal con el cuerpo”

Redactora de Sociales

Nombre: Nelson López • Edad: 33 • Ocupación: Bailarín solista de la compañía Deutsche Oper am Rhein, exbailarín del Sodre • Señas particulares: Hace cuatro años vive en Alemania, le gusta ver cómo se hacen las cosas, su plato favorito es la lasaña de su madre

¿Cómo se inició en el mundo de la danza? Siempre tuve una inquietud artística. Pasé por todo, por cerámica, pintura, música, y terminé estudiando piano. Empecé con danza folklórica y mover el cuerpo me gustaba más que mover solo los dedos. Al final fui a la Escuela Nacional de Danza y de la nada me anoté en ballet, mi madre me preguntó si estaba seguro y dije que sí.

¿Cuántos años tenía? Doce. En ese momento se decía que cuanto más temprano se empezara, mejor, pero hoy en día hay una corriente que dice que es mejor que la educación sea más eficiente y eso es cuando la persona tiene más conciencia corporal.

¿Cuándo hizo el clic y descubrió que se podía dedicar a la danza de forma profesional? Cuando fui a hacer una audición para una beca y me ofrecieron un contrato.

¿Qué lo llevó a vivir en Europa? Trabajé en Uruguay con un coreógrafo argentino, Demis Volpi, que me eligió para una coreografía que creó acá. Yo tenía interés en irme a Europa y lo consulté con él. Terminó dirigiendo una compañía que había en Düsseldorf y me ofreció un contrato.

¿Cuál fue el mayor choque cultural que enfrentó al llegar? El idioma posiblemente sea uno de los muros más fuertes. Son sociedades completamente diferentes.

Se habla mucho de la puntualidad inglesa, ¿Los alemanes también lo son? Más o menos. Hay muchos mitos con respecto a la eficiencia de los alemanes. Eso me sorprendió: no todo es tan puntual, ni práctico ni eficiente como nos cuentan. Mismo lo alemanes se quejan, por ejemplo, de que los trenes nunca pasan en hora. Además, hacen muchos paros por reivindicaciones laborales. Tenemos ese mito de que en Alemania todo funciona superpreciso y no es tan así.

¿Aprendió el idioma allá? No, no hablo el alemán. Sé lo mínimo que necesito para el día a día, para sobrevivir. Me manejo en inglés­. Düsseldorf es una sociedad muy cosmopolita, tiene 600.000 habitantes, es bastante chica, y la mayoría de la gente habla inglés. Además, en la compañía nos manejamos en inglés.

¿Se llevó algún recuerdo, algún objeto con carga sentimental? Traté de viajar lo más liviano posible, pero sí me llevé cosas y compré otras allá que me hacen recordar a Uruguay, como una alfombra de cuero de vaca. Que la casa huela a cuero me hace recordar al país. También compré unas fotos a un uruguayo que hace retratos de Montevideo y tengo cuatro en el living.

Ha diseñado vestuario y escenografía. ¿Cómo aprendió? Viviendo dentro de un teatro. Siempre fui muy curioso, me encanta ir a los talleres y ver cómo se hacen las cosas.

¿Qué fue lo más difícil que hizo? La dificultad más grande en la escenografía que diseñé fue que las cosas parecieran sólidas cuando eran muy livianas. Que fueran fáciles de mover, pero que de lejos parecieran pesadas.

¿Es verdad que organizó entregas de premios en el ballet? Se llamaban los premios BNS y eran de chistes internos. Era una instancia para poder relacionarnos. Todas las nominaciones tenían que ver con el día a día de la compañía. Cosas graciosas que habían pasado durante el año, como las caídas y los errores sobre el escenario. Era una noche de gala pero muy divertida.

¿Cómo se lleva con su cuerpo? ¡Fua!? Yo, bien. La verdad es que no me puedo quejar, pero en esta profesión es complicado. Genera una relación muy íntima y personal con el cuerpo y al mismo tiempo la relación con el espejo es fundamental. Hay una delgada línea que se puede volver contraproducente. A veces tenemos que enfocarnos en decir: lo uso para lo que necesito, para lo positivo. Nosotros usamos el espejo para detectar errores, no para ver lo lindo que nos salió algo. Es la herramienta que tenemos. Estamos entrenados para mirar el espejo y encontrar defectos.

¿Esos defectos se trasladan al físico? Sí, porque todos tenemos algún trauma, los hombros, el cuello, los tobillos. Son cosas que muchas veces los demás ni ven.

¿Lleva una dieta en especial? Dieta nunca seguí. Para mí la comida tiene que darte disfrute y tengo una relación muy sana. Me encanta comer y nuca tuve la necesidad de hacer nada especial. Siempre fui muy delgadito y tuve que entrenar extra para estar más fuerte. Por mi altura me toca bailar con las chicas más altas, por lo que hay que tener fuerza y aplomo, lo que se logra con más kilos.

¿Cuál es su plato preferido? La lasaña de mi madre.

¿Cómo se proyecta a futuro? Eso es difícil. En esta carrera pasa algo muy curioso. Como en el caso de algunos deportistas, estudiamos muchos años para ser profesionales y, una vez que estás en el mejor punto de tu carrera, el cuerpo dice: “Esto no lo podés hacer más”. Eso pasa entre los 35 y los 45 años, depende de cómo hayas llevado tus lecciones. Imaginá que a un médico a los 45 años le digan que no puede ejercer más, ¿qué se hace? Tenés que reconstruir tu vida y reconvertirte. Pensando en eso estoy recolectando herramientas porque no sé lo que voy a hacer en un futuro, pero va a ser algo relacionado con la cultura.

En este momento no tiene pareja. ¿Le gustaría conocer a alguien? Sí y no. Me acostumbré a la vida de soltero. Disfruto mucho mi apartamento. Si aparece algo, que aparezca, pero no lo estoy buscando.