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Siete nombres, siete épocas, siete historias, siete estilos diferentes, siete bandas de rock en dos noches. La segunda edición del festival Rock N’Fall, bautizado así por su carácter otoñal, reedita el logro del año pasado —con The Black Keys y Franz Ferdinand— de convocar artistas de vanguardia en la cresta de la ola: el martes 1º y el jueves 3 de abril la audiencia podrá ver en el Teatro de Verano a dos nombres de peso en la historia del rock como New Order y Pixies (en su segunda visita a Montevideo), junto a dos recién llegados a la primera división del rock internacional, Vampire Weekend y Johnny Marr, uno de ellos con un Grammy recién ganado. El sonido rioplatense correrá por cuenta de los uruguayos Campo (proyecto solista de Juan Campodónico) y la banda Los Hermanos Láser, y el colectivo electro-folk argentino Poncho. El armado de la grilla tiene directa relación con el festival global Lollapalooza, que por esos días programará más de 40 bandas de renombre mundial en Buenos Aires. Desde hace años, los productores tiran la caña al otro lado del Plata en otoño y primavera —temporada alta de giras internacionales por la región— y por lo general la pesca es buena.
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Al igual que Primavera 0, festival que en los últimos años acercó a Montevideo nombres de primera línea como Beck, Blur, Faith No More, Beady Eye y Sonic Youth, Rock N’Fall es producido por Danilo Astori Sueiro —a través de la productora Gaucho—, quien se ha posicionado en el último lustro como el principal convocante de artistas extranjeros en el medio local a nivel cualitativo, por la amplia variedad de bandas y solistas que ha contratado. Desde 2008, dicho criterio de curaduría rige la grilla de La Trastienda, local regenteado por Astori que combina consagrados de la región con abundantes artistas globales de nicho, con perfiles y públicos muy segmentados y diferenciados, desde Tony Levin a Coco Rosie, desde Medesky, Martin and Wood a Tricky, o desde Daniel Johnston a The Bad Plus.
El martes 1º volverá a pisar el escenario del Ramón Collazo Pixies, una de las máximas deidades del indie rock, esa amalgama ancha y volátiltambién llamada rock alternativo, cuya influencia fue decisiva para detonar la explosión grunge de los años 90. “Yo intentaba escribir la canción pop definitiva. Básicamente intentaba copiar a los Pixies... Lo que hicimos fue usar su sentido de la dinámica, suave y calmado y después alto y duro”, confesó Kurt Cobain. Esta banda surgida en Boston en 1986, disuelta en 1993 y vuelta a la carretera en 2004, hizo realidad en octubre de 2010 el sueño de cuatro mil uruguayos, con un recital estupendo. El norteamericano Black Francis, principal compositor, guitarrista y cantante del grupo (Frank Black durante su etapa solista), volverá junto al también guitarrista y cantante oriundo de Filipinas Joey Santiago y el baterista estadounidense Dave Lovering, quien es además mago profesional. De los cuatro miembros originales, presentes aquella vez, ahora no estará la bajista Kim Deal, dueña de esa inconfundible voz metálica y a la vez aterciopelada, quien abandonó la banda en 2013. En su lugar estará la bajista, cantante y violinista marplatense Paz Lenchatín, radicada desde su niñez en Los Ángeles, donde integró numerosas bandas de rock y llegó a colaborar con Billy Corgan y Queens of the Stone Age. La distorsión descarnada de “Hey”, “Ana”, “Velouria”, “Here Comes My Man”, “Is She Weird?” y “Where Is My Mind” volverá a sonar fuerte en las Canteras, entre otros temas de “Surfer Rosa”, “Doolittle” y “Bossanova”, los tres discos fundamentales de la banda, que además mostrará parte de “EP1” y “EP2”, su postergado retorno a los estudios, concretado en 2013 luego de la partida de Deal.
Un rato antes actuará Vampire Weekend, banda que llega, como los Black Keys el año pasado, en su pico de popularidad mundial y con un Grammy recién ganado, al Mejor Álbum Alternativo, por “Modern Vampires of the City”, el tercer disco de este cuarteto neoyorquino de indie rock formado en 2006 por cuatro compañeros de la Universidad de Columbia. El auge de la música compartida en Internet multiplicó la difusión de sus dos primeros discos —“Vampire Weekend” en 2008 y “Contra” de 2010— en los circuitos independientes de su país, las principales capitales europeas y latinoamericanas. Hacen un pop suave y moderado, marcado por las melodías vocales y el equilibrio entre teclados, guitarras limpias y un bajo muy expresivo. La voz aguda de Ezra remite al brit-pop o a cantantes americanos como Paul Simon o Julian Casablancas. Pero más allá de currículums, descripciones musicales y distinciones como la de la “Rolling Stone”, que definió su disco como el mejor de 2013, una curiosidad distingue al grupo: su cantante y guitarrista, el neoyorquino Ezra Koenig, de 29 años, es judío de ascendencia húngara y rumana, mientras que el tecladista y guitarrista Rostam Batmanglij, de 30, es hijo de un editor y una cineasta iraníes establecidos en Washington poco antes de su nacimiento. Además de productor y multiinstrumentista, Rostam ha compuesto las bandas sonoras de varios filmes de su madre, como “Sound of My Voice” y “The East”.
La misma noche los nostálgicos de los 80 reconocerán un sonido entrañable con Johnny Marr, ex guitarrista de The Smiths, uno de los grupos fundamentales del pop-rock británico, y además estrecho socio creativo de Morrissey en aquel tiempo. Nacido en Manchester hace 50 años, este aspirante a futbolista —practicó en inferiores de Nottingham Forest y Manchester City— ha aportado su versatilidad en las seis cuerdas a bandas como The The, Electronic, Modest Mouse,The Cribs, y viene de editar “The Messenger”, su primer disco como solista, en el que basará su repertorio.
Lo más significativo de este Rock N’Fall será la llegada de New Order, el jueves 3, banda clave de la evolución de la música pop y uno de los precursores del tecno, principal cimiento de eso que hoy conocemos como electrónica, posta tomada luego por Depeche Mode y Pet Shop Boys, entre otros. Formado en 1980 por los miembros de Joy Division luego de la muerte de su líder Ian Curtis, el grupo continuó la evolución musical que traía esa banda seminal, eslabón principal del post-punk y la new wave, y fue de los primeros en incorporar tecnología digital a la canción popular. Entre los aportes específicos fundamentales de esta generación está el característico beat del bombo que hoy sigue marcando el pulso en las pistas de baile de todo el planeta. “Blue Monday”, el mayor hit del grupo, sintetiza su aporte a la evolución del pop, y sigue siendo hoy, a 31 años de su edición, el simple editado por un sello independiente más vendido en la historia británica. Su obra, compuesta de ocho discos, se relaciona con The Cure, U2 y The Smiths, grupos enraizados en esa rebelión musical de fines de los años 70 encabezada por The Clash y Sex Pistols. De hecho, estos caballeros se conocieron en un concierto de los chicos malos de Johnny Rotten, en 1976. Tres de los cuatro miembros originales estarán en el Parque Rodó: el guitarrista, tecladista y cantante Bernard Sumner, el baterista Stephen Morris y la tecladista Gillian Gilbert, esposa de Morris, quien regresó a la banda cuando esta se reunió en 2011, tras el silencio ocasionado por la partida de Hook, en 2007.
Aún quedan localidades generales disponibles a $ 1.350. Las preferenciales individuales están agotadas. Los abonos para ambas fechas se venden a $ 2.100 (generales) y $ 3.300 (preferenciales) en Red UTS, Tienda Inglesa y Red Pagos (financiación con Visa, Master y Amex).
