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Hace unos días, las redes sociales nos exhibieron las imágenes de Nicolás Maduro hablándoles a las vacas, y pidiéndoles apoyo para la Constituyente que el inefable gorila caribeño ha pergeñado para seguir engañando y traicionando a su pueblo.
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El lunes pasado, los informativos locales de la televisión nos mostraron al presidente Tabaré Vázquez hablándoles a los tamberos, preocupados por la crisis del sector lácteo.
Es un consuelo que el presidente de nuestro país hable con los dueños de las vacas y no con las vacas mismas, y que en vez de escuchar al pajarito, al que escuche sea a su hermano el Perro, en un gesto de coherencia que lo enaltece, frente a los divagues del psicópata surrealista que sucedió al Coronel Hugo Chávez. Uno nunca pensó que llegaría el momento en el que lo extrañaríamos al extinto inventor del socialismo del siglo XXI…
Aun así, no toda la “fuerza de gobierno” opina de esta manera.
Tras la difusión pública de la escena de Maduro hablando con las vacas, mirándolas fijo y diciéndoles: “¿Me van a acompañar en la Constituyente?”, un periodista uruguayo le preguntó al dirigente del MPP Braulio Elimpre Sentable qué opinaba del original gesto del presidente venezolano, a lo que este le contestó que le parecía un gesto de la mayor ternura y comprensión inclusiva del presidente Maduro, ya que con este original planteo, simbolizaba su deseo de que hasta los animales menos expresivos, pero sí útiles y productivos, se integraran en su lucha por una Venezuela próspera, la que surgiría tras la inexorable derrota del imperialismo norteamericano y su cortesano, el miserable traidor Luis Almagro, bufón del fascista Donald Trump.
Pero, como les dije antes, esta original posición dista de ser unánime dentro del partido de gobierno. El mismo periodista que recogió las declaraciones del dirigente emepepista, consultó luego al militante de Asamblea Uruguay, Humberto Soydeda Nilo, a quien le hizo escuchar la grabación de las palabras de su correligionario.
El militante asambleísta se rió tras oír las declaraciones de este, y luego expresó que “se trata de un delirante esquizofrénico que podría ser primo hermano de Maduro”. Agregó que “los dos están para internación en un psiquiátrico, en el MPP ya no solo no frenan los delirios sino que los alientan con este tipo de declaraciones”. Y no se quedó ahí, ya que dijo que “Venezuela viene siendo víctima de un golpe de Estado técnico, Maduro tiene que liberar a los presos políticos, llamar a elecciones nacionales y así intentar al menos apagar este incendio que él mismo ha provocado, impulsando a sus matones a reprimir al pueblo y matar impunemente a quienes luchan por la libertad”.
Sus declaraciones aparecieron en los diarios al día siguiente, lo cual provocó varias reacciones dentro del propio Frente Amplio.
Una de las más airadas fue la del dirigente del Partido Comunista Rodney Elbol Chevique, quien declaró a la prensa que “a los de Asamblea Uruguay habría que mandarlos a la Isla de Flores para que acampen en el leprosario y reflexionen seriamente sobre su posición política frente a la crisis de Venezuela. “Todos sabemos —agregó— que los yanquis mataron a Chávez con un veneno que portaba un mosquito electrónico creado por la CIA, y por suerte el glorioso Coronel Chávez ya había designado democráticamente a Nicolás Maduro como su delfín, dejando a Venezuela en las hábiles y valerosas manos de un estadista que honra a la Revolución bolivariana, artífice del socialismo del siglo XXI, quien viene dando dura batalla contra la ultraderecha imperialista y conservadora, que promueve las luchas callejeras sobornando a miles de desgraciados cipayos que combaten a las fuerzas del orden con armas infiltradas de contrabando por la Embajada de los Estados Unidos”.
Cuando estas declaraciones se divulgaron, reaccionó entre otros el militante nuevoespacista Isidoro Demique Lini, quien denostó violentamente estas afirmaciones, declarando que “los comunistas deberían leer más los diarios y no ver tantas series en Netflix, así se enterarían de que Stalin murió, y que cayó el muro de Berlín”. Sobre Venezuela, agregó que “el narcogobierno del señor Maduro, financiado por los carteles de traficantes de su propia familia, hostiga y esclaviza al pueblo y encarcela a sus dirigentes demócratas, torturándolos sin piedad, apoyado por sus militares corruptos y vendepatrias, que disfrutan de las canonjías de uno de los regímenes más inmorales del mundo, sin dejar de recordar que estos que defienden a Maduro también defienden al gordito anormal que regentea Corea del Norte, que estos débiles mentales de los comunistas dicen que fue electo por su pueblo, cuando se trata de una dinastía hereditaria y criminal de asesinos seriales sin escrúpulos, a los que no se les mueve un pelo cuando matan o mandan matar a sus parientes para consolidarse en el poder”.
Cuando uno sube un poquito en la escala directriz, siempre dentro de la fuerza de gobierno, encuentra algunas declaraciones más tibias y menos apasionadas, pero no por ello menos contradictorias, en las que unos defienden a Maduro con sutilezas tales como “es el presidente electo por su pueblo”, o “no se trata de presos políticos, sino de políticos presos”, y por el otro lado “ya no puede hablarse de democracia en Venezuela cuando se desconoce al Poder Legislativo asentado en la Asamblea Nacional”, o “esta pretendida Constituyente adolece de varios vicios formales que la tornan en principio inaceptable”.
Esta columna fue escrita antes de la interpelación al canciller Nin Novoa. No me sorprendería que muchas de estas afirmaciones contradictorias hayan visto la luz a lo largo de la discusión parlamentaria que, para mí, se avecina, y para ustedes, que juegan con cartas vistas, ya tuvo lugar.
Así y todo, seguramente nada será muy diferente. Como le dijo Tancredi a su tío Fabrizio en “Il Gattopardo”, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa: “Algo tiene que cambiar, para que todo siga como está”.