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Luis Parodi integró el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros en la década del 60, antes de irse al exterior en 1972. Exiliado durante la dictadura (1973-1985) se radicó en Cuba y luego en Francia, donde estudió educación enfocada en los niños. Regresó a Uruguay con la recuperación de la democracia y desde entonces se dedicó a temas de rehabilitación, primero con discapacitados y desde 1987 con los infractores penales. “Fui a laburar con bebés y nunca entendí cómo terminé con delincuentes mayores”, bromea.
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—¡No! Todas las formas de ver el mundo, sean cuales sean, valen, siempre que no humillen y sometan. Pero mi pensamiento ha variado, radicalmente. Pienso radicalmente distinto a lo que pensaba entonces, en el sentido del socialismo real y todo eso. Ya fue. También pienso que nos equivocamos y tendríamos que haber dicho un poco más de lo que lo dijimos. Pero sí sigo con la cabeza de pensar soluciones. Si bien el capitalismo tiene algunas cosas que no comparto, tampoco tengo hoy ninguna propuesta alternativa. Sigo pensando que muchas cosas están mal, pero para hacer algo tenemos que superarlo, y hasta ahora lo que hicimos fue no superarlo. Punto.