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Se estrena Judy Garland: La Leyenda detrás del arcoíris, con Renée Zellweger

La actriz, que ya ganó el Globo de Oro y el Bafta a Mejor actriz, es firme candidata a llevarse también el Oscar este domingo.
Editora de Galería

La actriz, que ya ganó el Globo de Oro y el Bafta a Mejor actriz, es firme candidata a llevarse también el Oscar este domingo.

"No me olvidarán, ¿verdad? Prométanme que no lo harán". Judy Garland fue la muestra de que se puede ser una estrella inmensa y aun así necesitar de la aprobación del público hasta el último día. Sus comienzos en la Metro Goldwyn Meyer tuvieron mucho que ver con la formación de una personalidad insegura y propensa a las adicciones. "Solo soy Judy Garland una hora al día", es otra de las líneas que recoge la película Judy Garland: La leyenda detrás del arcoíris. La biopic, que se estrena este jueves 6 en Montevideo, le valió a Renée Zellweger una merecida nominación al Oscar (la cuarta de su carrera) por la interpretación de esta mujer entrañable y con un sentido del humor entre ácido e ingenuo.

La película se centra en los últimos años de la actriz, cuando acepta una oferta de trabajo en Londres, ya en el ocaso de su carrera, en el afán de darles finalmente un hogar a sus dos hijos menores: Lorna y Joey Luft. El contrato implica cinco semanas de presentaciones en The Talk of the Town, un pequeño auditorio para cenas show que estaba de moda a fines de los 60. Pero la agenda era demasiado exigente para su espíritu cansado.

"Una de las cosas que me atrajo hacia el guion fue que se enfocaba específicamente en dos momentos de la carrera de Judy: el principio y el final", explicó Rupert Goold, el director de la cinta. "El filme podría volverse una especie de representación del viacrucis, el final trágico pero apoteosis definitiva de una especie de santa secular. Al mismo tiempo una historia de los orígenes y de la redención final".

El león de la Metro. Judy Garland se llamaba en realidad Frances Ethel Gumm. Había nacido en Grand Rapids, Minnesota, el 10 de junio de 1922 y venía de familia de artistas. Murió 47 años después a causa de infelicidad y exceso de barbitúricos (aunque la versión oficial fue un ataque cardíaco). Su primer acercamiento a la música fue a través del grupo de vodevil que había formado con sus hermanas, Las Hermanas Gumm, que terminó llamándose Las hermanas Garland a partir del consejo de un productor. El apellido se quedaría con Judy por el resto de su vida.

A los 13 años firmó su contrato con Metro Goldwyn Mayer. Un contrato demasiado largo y que terminó incidiendo en su vida de manera traumática. El mago de Oz fue una de las más de 20 películas que filmó para esos estudios; marcó su futuro profesional y la convirtió en algo así como una niña prodigio aunque ya tenía 16 años. Para ser Dorothy, Judy tuvo que usar un corsé que aplastara sus pechos y la acercara más a la niña de 12 años que tenía que interpretar. La canción, que se volvió un himno de los soñadores -y de ella misma-, Over the rainbow, y el choque de los talones de sus chispeantes zapatos rojos, entre otras tantas genialidades, hicieron de la película un clásico del cine. Judy recibió un Premio especial de la Academia de Hollywood que se entregaba en los años 40 a la Mejor interpretación juvenil por su actuación.

Louis B. Mayer tuvo un papel fundamental en esos primeros pasos decisivos de Judy. Por un lado le daba las oportunidades, por otro lado minaba, en nombre del estudio, su autoestima. Desde el principio y en su transición hacia la madurez, Judy sintió que no encajaba en los cánones de belleza de las actrices del momento.
En los próximos años, Mickey Rooney se volvió su compañero habitual de fórmula cinematográfica y también su primer amor, aunque nunca se concretó, tal vez por falta de reciprocidad. Sus primeras películas juntos fueron Los hombres no lloran y Andy Hardy se enamora. Después vendría Hijos de la farándula, para lo que la dupla debió hacer una gira superdemandante por Estados Unidos para promocionarla. La única manera de que los actores resistieran tal exigencia era consumir anfetaminas, que les proveía el propio estudio, para mantenerse despiertos, y luego píldoras para dormir. Esto se volvió un hábito también en tiempos de rodaje, cuando las jornadas eran demasiado largas, y terminó siendo parte del día a día. Difícil sería para Judy regular su cansancio y su vigilia naturalmente luego de acostumbrarse a eso.

"Pensé que (la película) era una gran oportunidad de explorar algo que a menudo no es considerado cuando piensas en una personalidad tan emblemática: lo que Judy entregaba y el costo que tenía para ella", dijo Zellweger. "Este fue un período de su vida en el que estaba trabajando porque necesitaba trabajar -dijo sobre ese último tiempo-, pero que físicamente necesitaba descansar. Su voz, la herramienta que le daba su valor y amor propio, es también lo que estaba destruyendo en pos de poder cuidar de sus hijos".

"¿Toma algo para la depresión?". "Cuatro maridos. No funcionó". La línea es parte del diálogo que Judy Garland mantiene en la película con un médico que la asiste mientras ofrece esa serie de conciertos en el The Talk of the Town de Londres.

El primero fue David Rose. El noviazgo comenzó a los 18 años, cuando él todavía estaba casado con la actriz y cantante Martha Raye. Se casaron en 1941 y se divorciaron en 1944. Ese mismo año conocería a su segundo esposo: Vincente Minnelli. Él dirigió el musical La rueda de la fortuna, uno de los filmes más recordados de Judy. Se casaron al año siguiente y unos meses después nació Liza, la única hija de la pareja, que seguiría los pasos de su madre. El divorcio fue en 1951, año en que Sidney Luft se volvió su representante y también su pareja. El matrimonio fue al año siguiente y ese mismo año nació Lorna, la primera hija de ambos, y tres años después vendría Joey. Con Luft se volcó más a los conciertos, con una importante gira por el Reino Unido y una presentación en el teatro Palace de Broadway por la que la cantante recibió un premio Tony. En los años compartidos con Luft el éxito llegó también a través del cine con Nace una estrella, la película coprotagonizada por James Mason, dirigida por George Cukor y coproducida por la pareja y Warner Bros. Por esta película recibió su segunda y última nominación al Oscar.

De Luft (su relación más larga) se divorció en 1965 y casi en simultáneo preparó su casamiento con el actor Mark Herron. Tampoco duró. Su último marido, el quinto (vino después de esa conversación con el doctor que retrata el filme), fue Mickey Deans. Se casaron el mismo año que ella se divorció de Herron, en 1969, el año en que murió.

La canción Over the Rainbow es una buena metáfora de la vida de Judy: siempre en busca del amor, de un salvador. "Somewhere over the rainbow / Skies are blue / And the dreams that you dare to dream / Really do come true" ("En algún lugar sobre el arcoíris / Los cielos son azules / Y los sueños que te atreves a soñar / De verdad se hacen realidad")."Cariño, te he dicho que te amo nueve veces en lo que va del día", le dice Deans, su último marido, en un tramo de la película. "Bueno, tal vez necesito que me lo digas 10 o 12 veces, o una vez por hora, como un reloj cucú", responde ella.

La fama y el declive. El gran problema de Judy era su imposibilidad para cumplir con horarios, llegar en hora a los rodajes, asistir a las citas. Aunque la mayoría de las veces su talento se imponía por sobre estas informalidades, a menudo terminaba en malos términos sus vínculos profesionales con los estudios y los productores. Debió abandonar varios proyectos por problemas psicológicos o de adicciones y en ciertos casos fue sustituida por otras actrices, lo que aumentaba aún más su inseguridad. Tuvo más de un intento de suicidio, pero nunca dejó de trabajar. Eventualmente, volvía. Las giras llegaban como una bocanada de oxígeno: en ellas recibía el cariño instantáneo del público y, en algunas ocasiones, buen dinero. Entre sus presentaciones más recordadas está el concierto que ofreció en abril de 1961 en el Carnegie Hall. Quedó registrado en el disco Judy at Carnegie Hall, que encabezó la lista Billboard de los más vendidos por más de 10 semanas y le valió cuatro Premios Grammy.

También compartió escenario con su hija mayor, Liza Minnelli, en noviembre de 1964 en el London Palladium.
La película, que se estrena a más de 80 años del esplendor de Judy con El mago de Oz, se centra en los últimos conciertos que dio en The talk of The Town de Londres, en 1969. Renée Zellweger debió prepararse para volverse Judy tanto en su vida privada como en escena; en los movimientos, en la forma de vincularse con la audiencia y en su voz. Además de llevar lentes de contacto oscuros, discretas prótesis faciales y una peluca; de estudiar sus poses y sus movimientos, la actriz dispuso de un coach de voz. En el proceso le pasaron todo tipo de cosas: "Laringitis, esfuerzo vocal, inflamación y lisa y llana fatiga", recuerda la actriz, que logra captar el espíritu de la voz de Judy.

El vestuario de Renée para sus presentaciones en vivo también se inspiró en la forma de vestir de esta leyenda al salir a escena. "Brillante, dorado, caro", cuenta la diseñadora de vestuario del filme, Jany Temime. "Para la Judy de la vida real, pensé en vestirla con algo así como sobras de las películas que hizo, porque creo que muchas actrices se llevaban a casa lo que usaban en sus filmes", dice.

"Garland es una estrella de Hollywood a la antigua. Es lejana, como todas las estrellas de la era de oro son ahora, pero yo estaba interesado en cómo balanceas la leyenda con la parte más humana y real; la madre y el mito -cuenta el director-. Lo que se sintió más humano fue la exploración del guion en la necesidad de Judy de encontrar el amor y un hogar". Como dijo Dorothy: "No hay lugar como el hogar" (There's no place like home)".

 

ICONO GAY.

En la II Guerra, cuando las prácticas homosexuales eran ilegales y debían limitarse a las demostraciones de afecto puertas adentro, existía un eufemismo o palabra clave para que los gays se identificaran como tales sin correr riesgos: Amigo de Dorothy (FOD por su sigla en inglés).

Dorothy, el personaje de Judy Garland en la película El mago de Oz, acepta a los que son diferentes (el Espantapájaros, el Hombre de hojalata, el León cobarde) y se enfrenta además a una serie de obstáculos difíciles de sortear mientras intenta regresar a su casa, en Kansas. Eso habría marcado el principio de la admiración de la comunidad gay por Judy. La vida real de la actriz y cantante, también llena de adversidades, la consolidó como la "Elvis de los homosexuales", como la denominó la revista especializada en temas LGBT The Advocate.

La famosa canción que su personaje entona en el filme, Over the Rainbow, inspiró la bandera con los colores del arcoíris que hoy identifica a los activistas del movimiento LGBT. Según una encuesta publicada en 2009 por la empresa británica de investigación de mercado OnePoll, Judy Garland seguía siendo en ese entonces el máximo icono gay.