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Por estos días, los balnearios del este del país empiezan a recibir a los turistas de Argentina, y aunque los pronósticos son cautos, los empresarios hoteleros, gastronómicos y del comercio en general se preparan para hacer buenos negocios que ayuden a sobrellevar el resto del año. Pero sus colegas del sector inmobiliario están viendo el panorama con mucho más pesimismo en relación con la inversión de ese origen.
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El tratado de intercambio de datos tributarios que pusieron en vigor en febrero pasado los gobiernos rioplatenses supuso un cambio de escenario para las inversiones inmobiliarias de argentinos en Uruguay. “Hubo un antes y un después” a raíz de ese acuerdo, dijo el presidente de la Cámara Inmobiliaria Uruguaya, Gabriel Conde, en la edición de diciembre de “Ciudades”, la revista oficial de esa gremial empresarial.
Recordó que “todas las cámaras del país intentaron frenar ese acuerdo” mientras los legisladores oficialistas “sostenían que no iba a tener consecuencias. Estaban equivocados. El mercado cambió totalmente”, afirmó el empresario.
Según Conde, las inversiones extranjeras en el sector cayeron a la mitad hasta julio y actualmente la retracción llega a 70%. Agregó que “hay inversiones pero son consumidores finales. No hay inversores desarrollistas o de renta fija”, es decir aquellos que ponen dinero para la construcción de edificaciones que luego se destinan al arrendamiento. “Casi todos esos se han ido a Miami. Los argentinos invirtieron allí U$S 2.000 millones entre marzo de 2012 y marzo de este año. Es más, pasaron a ser el principal inversor de América Latina en (el Estado de) la Florida”, amplió. Otros destinos de esa inversión son Paraguay, Panamá, Perú, Colombia, Costa Rica y Bolivia, debido a las “menores cargas tributarias”, controles en general menos estrictos y “no existen acuerdos de intercambio de información”, explicó Conde.
“En Uruguay los clientes se quejan por los controles demasiado férreos. Todo esto ha determinado que muchas inmobiliarias hayan trabajado a pérdida y otras han empatado. Ha sido un golpe muy fuerte. Es más —agregó el representante empresarial—, algunas inmobiliarias se están reconvirtiendo y encaran nuevos negocios”.
“Incertidumbre” y “miedo”.
En la misma edición de “Ciudades” los presidentes de las asociaciones de operadores inmobiliarios de varios departamentos opinaron acerca del impacto en sus zonas del tratado que regula los mecanismos y plazos para que las administraciones de impuestos rioplatenses se soliciten y entreguen datos de las inversiones que poseen los ciudadanos de un país en el otro, con propósitos de fiscalización.
La Administración Federal de Ingresos Públicos de Argentina pidió información para investigar la supuesta evasión en pases “puente” de futbolistas a clubes uruguayos, y en noviembre acusó a la Dirección General Impositiva de no darle datos e incumplir con el tratado (ver Búsqueda Nº 1.738).
Juan Bistiancic, titular de la Cámara Inmobiliaria de Maldonado, criticó al gobierno por haber firmado ese acuerdo con Argentina y dijo que hoy se confirma que los “miedos eran ciertos y el temor que se generó en los inversores que venían aquí solo sirvió para que (el dinero) no entrara” en Uruguay y “se fuera al norte”. Y agregó que de estar en un “momento brillante, de crecimiento sostenido en la industria de la construcción, crecimiendo en ingresos por turismo de manera histórica, con el campo desarrollándose como nunca”, se empezó a “ir para atrás”. A Maldonado, según dijo Bistiancic, el acuerdo de intercambio de información tributaria “no le hizo bien alguno” y el mercado atraviesa ahora una fase de “estabilidad, pero a la baja, de incertidumbre, y sin saber qué va a pasar”.
La argentina Analía Suárez, propietaria del hotel AWA de Punta del Este, también se refirió al tema en una entrevista publicada en el último número de la revista “Portfolio”.
El tratado de intercambio de datos “fue un problema y (...) ha detenido a gente que tenía serias intenciones de seguir invirtiendo acá. Creo que eso no fue bueno para la inversión inmobiliaria, y vamos a pagar las consecuencias”.
“El acuerdo tributario con Argentina frenó la inversión más que lo que pudo significar el ‘cepo’ cambiario. Porque el argentino en general tiene recursos fuera del país y además siempre hay alternativas para sacar el dinero en Argentina. Creo que el freno tiene más que ver con el miedo que impone la DGI en Argentina y habernos de alguna manera alineado a esa impronta no fue feliz”, opinó la empresaria.
Impacto al norte.
En Paysandú, “la disminución y casi paralización de ventas de campos” en el departamento obedecería más a un tema de “precio-rentabilidad y por sobre todo el cepo cambiario existente en Argentina, que por el intercambio de información tributaria”, señaló en “Ciudades” Walberto Mannise, presidente de la Cámara Inmobiliaria sanducera.
Su colega de Soriano, Juan Francia Rava, afirmó por su parte que el “gobierno uruguayo dio el primer paso al vacío (...) firmando un acuerdo de intercambio de información tributaria y de eliminación de la doble tributación con la República Argentina, creyendo que conseguiría” que la administración de ese país cesara con el “hostigamiento insaciable” sobre Uruguay. Ese empresario agregó que en el departamento se han “desacelerado totalmente las inversiones inmobiliarias, sobre todo en la compra de tierras y obviamente haciendo caer cualquier proyecto, tanto en el plano agroindustrial como en los desarrollos inmobiliarios urbanos”. Y remató que el acuerdo tuvo consecuencias “nefastas” para Soriano, generando una situación de “inestabilidad preocupante” para todos los agentes relacionados con las inversiones argentinas.
En Rivera, en cambio, no se sintieron “hasta el momento” efectos directos a raíz del tratado bilateral de intercambio de información con Argentina, aseveró el presidente de la Cámara Inmobiliaria departamental, Daniel Alves. Estimó que eso sí ocurrió en otras zonas del país y añadió: “Indudablemente, como uruguayos todos lo vamos a sentir, en mayor o menor medida”.