Con precios por kilo que oscilan entre $ 38 y $ 50 en las ferias barriales, y cerca de $ 80 en algunos supermercados, la banana —una de las frutas más consumidas por los uruguayos— está haciendo un poco de presión sobre la inflación.
Con precios por kilo que oscilan entre $ 38 y $ 50 en las ferias barriales, y cerca de $ 80 en algunos supermercados, la banana —una de las frutas más consumidas por los uruguayos— está haciendo un poco de presión sobre la inflación.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáSu incidencia en el Índice de Precios al Consumo oficial es de 0,46%, lo que la hace la segunda fruta con mayor peso después de la manzana (0,6%). En febrero un kilo de bananas costaba 17% más que un año atrás, y la suba se acentuó en las primeras semanas de marzo (en contraste con el abaratamiento de algunos productos de la granja nacional cuya disponibilidad empezó a normalizarse tras el impacto del clima adverso de este verano).
Las razones del encarecimiento están fuera de fronteras; no hay cultivo local y se importa en su mayor parte de Brasil y Ecuador.
Por un lado, Del Monte Fresh de Brasil, uno de los principales exportadores mundiales, se retiró del mercado internacional y la semana pasada anunció que cesará a unos 6.200 de sus 6.900 empleados en los estados de Río Grande del Norte y Ceará. El gerente general de esa multinacional, Sérgio Camacho, informó que se reducirá 38% el área de plantación ya que la tasa de 40% que debe pagar por sus envíos a los países europeos deja a la empresa fuera de competencia frente a otros exportadores que gozan de preferencias arancelarias. También enfrenta altos costos de producción y dificultades para el uso de agroquímicos que en otros países no están prohibidos, explicó ese ejecutivo citado el martes 18 por el diario “Tribuna do Norte”.
Por otro lado, la banana que llega desde Ecuador lo hace a través del puerto de Valparaíso, en Chile, que a comienzos de año se vio afectado por una huelga de trabajadores portuarios. Desde allí la carga se transporta en camiones hasta Montevideo. Por vía terrestre también viene desde los estados brasileños de Santa Catarina y Río Grande.
Las fruta llega verde, cortada y empacada desde origen. Las pocas empresas importadoras del rubro —Ciro Gentile SA y Almar SRL son las mayores— someten la banana a un proceso de maduración en galpones y cámaras a temperaturas de entre 12 y 14 grados.
La banana es uno de los rubros que en más volumen se venden a través del Mercado Modelo de Montevideo. Alfredo Pérez, analista de ese centro de comercialización mayorista, dijo a Búsqueda que los ciclos productivos también inciden en la disponibilidad de dicha fruta en plaza y que es normal que la de origen brasileño suba de precio a fin de marzo y en abril. “Es de esperar que baje en unos dos meses”, comentó.
La banana ecuatoriana, generalmente de mejor calidad, tiene precios más constantes, dijo.
Brasil es el principal proveedor de bananas de Uruguay, que a su vez es su mayor cliente (con cifras casi idénticas que Argentina).
La estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) ubican a Uruguay como el mayor importador del fruto por habitante de la región: 13,2 kilos per cápita en 2012. A nivel global Kuwait está despegado del resto con 48,3 kilos (ver cuadro).
El promedio mundial de las importaciones es de cinco kilos por habitante.
El mercado global de bananas movilizó en 2012 un volumen de 16,5 millones de toneladas, un 7,3% más que el año anterior, según un informe de la FAO publicado este mes. Fue principalmente por el crecimiento de los envíos desde América Latina y el Caribe, a pesar del pobre desempeño de Ecuador —el mayor exportador mundial— derivado de inundaciones que afectaron las cosechas.
Algunos países asiáticos y africanos suplementan la oferta mundial del producto, aunque su aporte es pequeño en el total (2,8 y 0,6 millones de toneladas, frente a 13 millones de los latinoamericanos).
Se trata de un rubro conflictivo. En 2012 se clausuró oficialmente una disputa —que llevaba 20 años— entre la Unión Europea y los productores de América Latina con la firma de un acuerdo que entre otros aspectos implicó un compromiso de reducción de los impuestos de importación en el mercado europeo (con un cronograma hasta 2017). A cambio, los países latinos desistieron de los litigios legales en curso en la Organización Mundial del Comercio y aceptaron no exigir ninguna rebaja arancelaria adicional en las negociaciones de la Ronda de Doha.