“Cuando Bill Gates dice que algo es posible, todos creemos que es posible”, dijo en 2017 el expresidente de Estados Unidos Barack Obama en la conferencia anual Goalkeepers, organizada por la Fundación Bill y Melinda Gates.
En la nueva serie de Netflix ¿Y ahora qué?, Bill Gates conversa con pensadores e innovadores y con figuras como Lady Gaga y James Cameron
“Cuando Bill Gates dice que algo es posible, todos creemos que es posible”, dijo en 2017 el expresidente de Estados Unidos Barack Obama en la conferencia anual Goalkeepers, organizada por la Fundación Bill y Melinda Gates.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáGates revolucionó la industria tecnológica a través de la popularización de las computadoras personales (con la fundación de Microsoft y la invención de Windows); en el año 2000 dejó de dirigir Microsoft para destinar su gran capacidad intelectual —y sus muchos millones— a resolver los que a su entender son los mayores desafíos de la humanidad. Fue durante más de una década el hombre más rico del mundo, pero decidió dejar de ocupar ese lugar que filosóficamente le incomodaba a través de donaciones. De todas formas, con una fortuna de 128.000 millones de dólares, ocupa el séptimo lugar de la lista de Forbes, liderada por Bernard Arnault (de LVMH), Elon Musk (Tesla y X) y Jeff Bezos (Amazon).
Bill Gates continúa amasando fortunas y quizás por eso mismo se siente afortunado. Justamente, es su posición de multimillonario lo que le permite trabajar en los temas que más le importan: “Desde luchar contra la inequidad a través de la Fundación Gates hasta liderar el trabajo contra el cambio climático con Breakthrough Energy, y mi continuo compromiso con Microsoft, ocupo el asiento delantero hacia algunos de los mayores desafíos que enfrentamos en la actualidad”, escribió el filántropo en su blog, Gates Notes.
Es en parte por estas razones que para muchos es una especie de héroe inspirador. Un héroe del que se quiere saber a qué hora se levanta, qué desayuna, cómo administra su tiempo, cuáles son sus libros favoritos del año. Y, sobre todo, qué piensa y siente acerca del mundo, y del presente y futuro de la humanidad. Con esta última interrogante como hilo conductor, Netflix estrenó el 18 de setiembre ¿Y ahora qué? El futuro según Bill Gates, miniserie documental que dedica cada uno de sus cinco episodios a un desafío diferente: inteligencia artificial, cambio climático, desinformación, erradicación de enfermedades e inequidad de ingresos. “Me senté con algunos de los grandes pensadores e innovadores que impulsan el progreso. Algunos de ellos tienen ideas diferentes a las mías sobre cómo abordar estos desafíos y me encantó escuchar sus perspectivas. Fue una experiencia reveladora”, expresó en su blog.
Dirigida por Morgan Neville, la serie permite además acercarse al costado risueño, optimista y amigable del estadounidense, quien, para reflexionar sobre esos grandes desafíos, también conversa con figuras como el cineasta James Cameron y la artista Lady Gaga. Además, el director ubica a Gates frente a políticos o activistas que aprovechan la oportunidad para interpelarlo de frente.
“Imagina un futuro donde haya suficiente automatización para que mucho de nuestro tiempo sea de ocio. Donde ya no exista el propósito rector de trabajar (...), de sentarte en el deli y hacer sándwiches durante cuarenta horas a la semana. Entonces, la cuestión es qué hará la humanidad con ese tiempo extra. Con el éxito (de la inteligencia artificial [IA]) surge el desafío: ¿cuál es la próxima meta? ¿Cuál será entonces el propósito de la humanidad?”. Con esa reflexión metafísica que da para pensar —y mucho— cierra el primer capítulo del documental.
Bill Gates dice que la verdadera revolución de la IA empezó en 2022, sobre todo con la irrupción de la IA generativa a través de Chat GPT, que supera ampliamente la capacidad intelectual humana. En los próximos cinco años, esta tecnología revolucionará principalmente campos como la salud y la educación, logrando la detección temprana de enfermedades como el cáncer o que la IA se convierta en una especie de asistente virtual para que la educación, al mismo nivel, esté al alcance de todos. Si bien manifiesta entusiasmo por estas posibilidades, quienes están en la cocina de esta tecnología, como el presidente de OpenAI (creadora de Chat GPT), Greg Brockman, ponen foco en las implicaciones éticas y la cautela ante los potenciales riesgos de la adopción generalizada de la inteligencia artificial. Mientras la tecnología avanza a un ritmo aparentemente incontrolable, los gobiernos aún permanecen en el debe con respecto a su necesaria regulación.
Durante la pandemia proliferaron teorías conspirativas de todo tipo y color, y Bill Gates protagonizó muchas de ellas. Se lo acusó de causar muertes en India y África por la prueba de vacunas, de querer implantar microchips y de formar un club de reptilianos (alienígenas de aspecto humanoide con fines destructivos en la Tierra) junto con Tom Hanks. Entrevistada por su padre, Phoebe Gates admite haber perdido muchos amigos durante la pandemia debido a estas teorías.
Tanto con ella como con Lady Gaga, Gates, de 68 años y no muy ducho en el funcionamiento de redes como TikTok e Instagram, se mostró vulnerable e impotente ante la búsqueda de soluciones para el fenómeno de la desinformación. En la serie, soltó alguna que otra sonrisa con aires de desconcierto por varias de las teorías que lo ubican en el centro de actividades maliciosas. El segundo capítulo lo deja bien claro: Bill Gates no tiene todas las respuestas.
El magnate se sienta a debatir con un grupo de jóvenes activistas por el cambio climático. Algunos de ellos lloran, temen por su futuro. “Soy un optimista, y creo que controlaremos el aumento de la temperatura”, dice Gates, a lo que una de las jóvenes le devuelve: “Para que haya optimismo, se necesitan acciones reales. Si nos sentamos aquí a decir lo optimistas que somos, el efecto sería contraproducente. Hasta cierto punto, el optimismo ciego puede ser una forma de negación climática”. Al ver la preocupación de los activistas, Gates concluye que “no se está avanzando” al ritmo necesario. “No es nada fácil. Se trata de toda la infraestructura física”.
Como filántropo, Gates invierte en tecnologías limpias, desde reactores nucleares de nueva generación hasta métodos para fabricar hormigón sin emitir dióxido de carbono. Aunque las acciones individuales suman, dice, se necesitan cambios estructurales para llegar a emisiones netas cero, lo que no se logrará sin políticas gubernamentales. “Tenemos mucho por hacer y, cuanto antes, mejor”, finaliza.
“¿Eres demasiado rico?”, le preguntan a Bill Gates al comienzo de este episodio. El magnate da vueltas. “¿Eso es un sí o un no?”, le vuelven a preguntar. No da una respuesta concreta, y todo el capítulo se desarrolla a partir de esta interrogante. Gates admite que “es salvaje que existan los multimillonarios”, pero no considera que limitar la riqueza a ciertos valores sea una solución. También reconoce que estar entre los hombres más ricos del mundo no es en sí mismo “una tortura”, pero tampoco es algo positivo. En ese sentido, sostiene que los ricos tienen la misión de “ayudar a reducir la inequidad en el mundo”. “Con toda la riqueza que tenemos, podríamos generar un cambio significativo”.
Uno de los personajes que lo cuestiona cara a cara es el senador estadounidense Bernie Sanders, cuando Gates le pregunta qué cree que debería hacerse para reducir la pobreza. “Vamos en la dirección equivocada. Estamos en una situación obscena en este país en el que tres personas, incluyéndote, tienen más dinero que la mitad menos favorecida”. Gates escucha atento, aunque sin pronunciar palabra cuando el político plantea que eliminaría el concepto de multimillonarios. Fuera de la entrevista con Sanders, el filántropo dice lo que piensa. El capitalismo, para él, brinda libertad, y es de esa libertad que justamente surgieron innovaciones que solucionaron tantos problemas a lo largo de la historia. Mientras juega al burako con sus hermanas, Kristi y Libby, esta última le dice que sin su optimismo no podría llevar adelante una carrera filantrópica. “Cuando los demás pensamos que no hay esperanza, él tiene un plan”. De la mano de futuras innovaciones, Gates tiene la esperanza de que en los próximos 20 años “nada será privilegio exclusivo de las elites”.
“Se invierte más en medicamentos para la calvicie que en malaria”, dijo Bill Gates en una charla Ted que reprodujo la miniserie. De malaria mueren aproximadamente 600.000 personas al año. El foco de la enfermedad está en África y miles de los pacientes que mueren son niños. Es por esto que la erradicación de la malaria se convirtió en una de las prioridades y desvelos de la Fundación Gates, que durante dos décadas ha dedicado recursos y experiencia a la ampliación de herramientas efectivas existentes, como la medicación preventiva y la gestión de casos, así como a la obtención de datos para la toma de decisiones en entornos con alta carga.
Para Gates, erradicar la malaria “sería uno de los mayores logros de la humanidad”. En esa línea, buena parte de su capital se destina al desarrollo de tecnologías. “Habría que desarrollar tecnologías de vanguardia, vacunas, anticuerpos y edición genética” para terminar con la enfermedad, dice.
El parasitólogo Abdoulaye Diabaté, investigador principal del proyecto de eliminación de la malaria en Burkina Faso, pareció decirlo todo en una sola frase: “Si la malaria causara 600.000 muertes en Estados Unidos o Europa, el asunto sería muy distinto”.
En su blog GatesNotes, Bill Gates dice que las conversaciones que quedarán en su memoria son las que tuvo con Lady Gaga, el senador Bernie Sanders y su hija menor, Phoebe. Confesó que al momento de juntarse con Gaga —para el episodio sobre desinformación— no pudo evitar sentirse “un poco nervioso”. Estar rodeado de gente famosa normalmente no me afecta. Pero soy un gran admirador de Ha nacido una estrella, especialmente su música, y era consciente de su reputación de personalidad descomunal. No podía esperar a escuchar lo que ella tenía que decir”. Con Gaga conversan sobre los rumores al inicio de su carrera acerca de que la artista era en realidad un hombre, y la posición que ella tomó al respecto, negándose a confirmar o negar el rumor. “¿Importaría si lo fuera?”, le dijo a uno de los periodistas.
“Lady Gaga tiene una gran perspectiva sobre la intersección de información y entretenimiento, y sobre la necesidad de devolver a la humanidad a las interacciones personales en la era de internet. Nuestra conversación fue valiosa para ayudarme a pensar en lo que es (y podría no ser) posible cuando se trata de prevenir la desinformación”, concluyó Gates en su blog.