Juan Miguel Lavista aprendió a programar siendo un niño. Se crio en Young (Río Negro), en la mitad del campo, una vida que le gustaba mucho. Sin embargo, la computadora TK90x que sus padres le regalaron cuando tenía ocho años marcó un punto de inflexión: le abrió las puertas a un nuevo mundo. “Era una computadora brasilera chiquitita, pero gracias a eso la computación siempre me encantó”, señala a Galería desde Seattle, donde vive hace más de 15 años y dirige desde hace cinco AI for Good Lab (Laboratorio de Inteligencia Artificial para el Bien) de Microsoft, proyecto que él mismo impulsó. “Mis padres fueron unos visionarios porque en aquella época no era tan común tener una computadora en casa. Por eso, yo siempre destaco a Uruguay por el Plan Ceibal. Que los niños tengan una computadora es fundamental”, afirma.
Estudió Ingeniería en Informática en la Universidad Católica y a los 23 años, tras conseguir un trabajo en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), emigró a Estados Unidos. Trabajó en el banco durante seis años, hasta que en 2008 decidió probar el camino del emprendedurismo y creó una startup, Alerts.com. Fue así que hizo contacto con Microsoft, empresa a la que terminó ingresando en 2009 para trabajar en el área de experimentación. A partir de allí su carrera laboral en el gigante de la tecnología fue en ascenso, desempeñándose en distintos sectores de la compañía, pero siempre investigando en inteligencia artificial. “Vengo trabajando en inteligencia artificial hace 20 años. Siempre digo que trabajo en esto desde antes de que la inteligencia artificial fuera cool”, comenta y se ríe.
En 2013, la triste noticia de un compañero de trabajo que había perdido a su bebé por muerte súbita le presentó a Lavista una interrogante que le abriría un horizonte insospechado. Mientras la familia de su compañero emprendió una campaña de concientización para ayudar a los investigadores a descubrir las causas de la muerte súbita, a él se le ocurrió otra idea: ¿si ayudamos a los investigadores desde la ciencia de datos y la inteligencia artificial? Sin dudarlo, se tiró al agua y en sus ratos libres, como voluntario, se puso a investigar. Al cabo de un tiempo, había logrado establecer contacto con Seattle Children’s Hospital y con Boston Children’s Hospital de la Universidad de Harvard, a quienes les presentó su trabajo. “Les pareció fantástico lo que estábamos haciendo porque nunca habían utilizado este tipo de algoritmos para ayudar en el trabajo de los investigadores”. Un efecto similar causó el proyecto en la directiva de Microsoft, tanto que el presidente encomendó crear un laboratorio de inteligencia artificial a tiempo completo para investigar en diversas áreas y dar respuestas a los problemas de la humanidad. Así surge, hace cinco años, AI for Good Lab. “El objetivo es completamente filantrópico. Todo lo que nosotros hacemos lo donamos a la sociedad”, expresa Lavista, hoy vicepresidente y chief data scientist de este laboratorio.
Actualmente, AI for Good Lab tiene cuatro sedes y más de un centenar de proyectos alrededor del mundo y en las más diversas áreas, como salud, sustentabilidad, desastres naturales, derechos humanos, entre otras. Dos de sus sedes se encuentran en Estados Unidos, una en Redmond (Washington) y otra en Nueva York. La tercera está en Nairobi (África) y la cuarta en Uruguay, inaugurada el año pasado en el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (Latu). En total trabajan en ellas 50 personas de dedicación full time. Sin embargo, los expertos en inteligencia artificial de Microsoft no están solos. El modo de trabajo del laboratorio supone crear estrategias con distintas organizaciones entendidas en los diversos temas y trabajar en conjunto. “Trabajamos con expertos o con organizaciones que sí tienen el expertise en el tema. Nosotros ponemos el expertise en inteligencia artificial”, agrega.
La investigación, la experiencia, una maestría y un doctorado han hecho de Lavista un convencido de las bondades que la inteligencia artificial puede aportar a la humanidad. Sin embargo, no olvida mencionar lo importante que es educar para hacer un uso responsable de ella. “Hoy en el celular tenemos más poder computacional que el que se tenía cuando el hombre llegó a la Luna o el que tenía el Pentágono en los 90”.
¿La investigación sobre muerte súbita encontró una solución a ese mal?
Mis estudios determinaron que el 22% de los casos de SIDS (sigla en inglés de síndrome de muerte súbita del lactante) fueron causados por fumar durante el embarazo. Esto equivale a 800 niños por año solo en Estados Unidos. Fue el primer estudio en determinar que fumar tan solo un cigarrillo por día durante el embarazo duplica las posibilidades de muerte súbita en los hijos. Un segundo estudio determinó que SIDS no tiene una sola causa. La muerte de niños en la primera semana de vida tiene causas muy distintas que la que ocurre después de la segunda semana. Esto llevó a que se estudiaran estos dos tipos de casos de manera diferente. Otro estudio determinó que hay diferencias marcadas en ciertos estados de Estados Unidos en cuanto a la prevalencia de SIDS, lo que ayuda a entender las potenciales causas y trabajar en la prevención.
¿Cuáles son algunas de las líneas que están investigando hoy?
Un área donde estamos trabajando mucho es el cáncer pancreático, que es uno de los cánceres más letales. Menos del 10% de las personas a las que se les detecta cáncer pancreático va a poder vivir cinco años más. Entonces, creamos un grupo de trabajo con Hopkins University, donde se encuentran los mejores médicos del mundo de cáncer de páncreas. Ellos tienen el expertise en este tipo de cáncer y nosotros en inteligencia artificial. El objetivo es poder detectar el cáncer de páncreas cuando es menor a dos centímetros. Si logramos esto, el cáncer puede ser operable, lo que se traduciría en salvar vidas.
También estamos trabajando mucho con Naciones Unidas. Por ejemplo, una vez que explotó la guerra entre Rusia y Ucrania, se necesitaba saber en qué zonas los hospitales, las escuelas y los edificios que facilitan el acceso al agua (WASH, water facilities buildings)estaban siendo afectados. Entonces, a través de satélites que estaban sobre Ucrania monitoreamos la zona y recibíamos información. Luego, utilizando inteligencia artificial, podíamos pasarles información de los edificios afectados. Lo mismo pasa cada vez que hay un desastre natural. Por ejemplo, en los últimos meses tuvimos terremotos en Afganistán y en Marruecos, e inundaciones en Libia. Se posicionan los satélites sobre esas áreas, se sacan fotos, bajamos esa información y les mandamos a los equipos que están en tierra los mapas de a dónde tienen que ir y qué es lo que tienen que priorizar. Cuando hay un desastre natural, tener información en las primeras 24 horas puede salvar vidas.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentamos hoy con la inteligencia artificial?
Hoy la gente que tiene acceso a la inteligencia artificial va a poder ser mucho más productiva, es algo que ya estamos viendo. Entonces, uno de los principales desafíos es que se puede llegar a generar una división entre la gente que tiene acceso a este tipo de tecnología y la gente que no tiene. Nosotros no queremos generar otro digital divide. Hoy ya existe una división digital muy grande. La primera división del mundo es entre la gente que tiene acceso a electricidad y la que no. El segundo es el acceso a internet. Hoy la inteligencia artificial puede crear una nueva división. Entonces, uno de los desafíos es cómo hacer para que todos tengamos acceso a este tipo de tecnologías.
Otro de los desafíos fundamentales es cómo nos aseguramos como sociedad de que esta tecnología se use para el bien y no con otros fines. Sabemos, por ejemplo, que la inteligencia artificial se utiliza para desarrollar deep fakes, fotografías o videos que no son reales. Es un tema que nos preocupa mucho y sobre el cual ya estamos trabajando con organizaciones, con el objetivo de contribuir a través de la propia inteligencia artificial a detectarlos y minimizar su efecto.
Lavista con parte del equipo de AI for Good Lab El año pasado, cuando explotó la inteligencia artificial, uno de los sentimientos más generalizados fue el miedo. Sin embargo, usted ha dicho que tiene una visión optimista del futuro. ¿Por qué?
Soy muy optimista porque en los últimos 20 años, la gran mayoría de los casos de uso de inteligencia artificial han sido extremadamente positivos para la sociedad. Hoy vemos que hay aún más capacidad. Hoy la mitad de la población mundial no tiene acceso a un médico. Nosotros hemos visto cómo estos lenguajes pueden contestar preguntas a la par o, incluso, mejor que los médicos. Lo único que se necesita para acceder a esto es internet y un teléfono. Hoy el 80% del mundo tiene acceso a teléfonos e internet, pero no a médicos. Entonces, esta es un área donde nosotros vemos un potencial gigante. Esto no quiere decir que vaya a reemplazar a los médicos, sino que esta tecnología va a facilitar que mucha más gente tenga acceso a médicos o a aprender, por ejemplo. Cuando surgió internet pasó lo mismo: creó un montón de cosas buenas para la sociedad y también problemas, pero en suma fue muy positivo. Nosotros estamos convencidos de que la inteligencia artificial va por ese mismo camino, porque ya lo hemos visto.
¿A corto plazo, qué proyectos tienen?
La semana pasada anunciamos una colaboración con una empresa que se llama Clima Trade, de Al Gore, el exvicepresidente de Estados Unidos. Nosotros vamos a proveerles la localización de todos los paneles solares y molinos de viento. Con esto vamos a medir a escala mundial dónde están estas inversiones, cómo van y cómo ha sido el crecimiento de este tipo de energía. Además, seguimos trabajando en hacer el primer mapa del mundo de dónde vive la gente. En países como Estados Unidos y Uruguay, uno va a internet y sabe dónde está su casa, pero hay zonas como el Sahara, en África, y parte de Asia donde los mapas no son claros. La gran mayoría de los proyectos que nosotros trabajamos necesitan esta información, ya sea para prevenir desastres o para poder trabajar luego de uno.
También tenemos un proyecto que tiene que ver con los idiomas que se están muriendo. Tenemos algunos en Latinoamérica y otros en África. Estamos tratando de producir modelos que entiendan esos idiomas para después con el tiempo poder seguir leyendo documentos y que el idioma no muera.
¿Cómo se puede hacer para crear conciencia sobre el buen uso de la inteligencia artificial?
Para nosotros, lo fundamental son los ejemplos, que la gente vea y entienda. Ahora estoy lanzando un libro que se llama AI for good. Va a estar disponible en Amazon a finales de febrero. Son 30 capítulos, cada capítulo es un ejemplo de cómo trabajamos en el laboratorio, cómo usamos la inteligencia artificial para ayudar. Para nosotros, es fundamental que la gente entienda lo que es, lo que no es y cómo se usa. La gran mayoría de la gente ha utilizado inteligencia artificial en los últimos 20 años y no lo sabe. Cada vez que uno busca una dirección o elige una película de Netflix está usando algoritmos de inteligencia artificial. Por eso, para nosotros, es fundamental la parte educativa.
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Imágenes del análisis realizado con inteligencia artificial de incendios en Maui, Hawái, con el objetivo de identificar las zonas más afectadas. Buenas causas para la inteligencia artificial
Los proyectos desarrollados por AI for Good Lab son un claro ejemplo de cómo la tecnología bien aplicada puede ser muy útil para solucionar los grandes problemas de la humanidad, en las más diversas áreas y en todos los continentes.
Preservación del Amazonas
En Colombia y parte de Brasil, los expertos de AI for Good Lab utilizan la fotografía satelital para detectar el corte ilegal de monte o selva. A través de la fotografía, se puede ver la caminería ilegal para transportar la poda. Identificar los caminos ayuda a las autoridades a prevenir la poda de árboles de forma ilegal.
Preservación de ballenas
El trabajo con ballenas es una de las principales líneas de investigación de Microsoft y una de las que se desarrolla en Uruguay. El objetivo es ubicar las zonas donde están las ballenas para implementar procedimientos y protocolos que ayuden a prevenir su caza o muerte. Según explicó el director de AI for Good Lab, hay dos formas para detectar a las ballenas, una es por satélite y otra es por sonido debajo del agua.
Detección de redes de tráfico de personas
AI for Good Lab trabajó con una organización en Inglaterra cuyo objetivo era desmantelar las redes de tráfico de personas, sobre todo, niños. A través de la inteligencia artificial lograron crear algoritmos que podían facilitar la identificación de estas redes y los lugares donde podrían ubicarse los niños secuestrados.
Retinopatía diabética
Actualmente, la retinopatía diabética es una de las principales causas de ceguera en el mundo. Se calcula que en el mundo 500 millones de personas sufren de diabetes y todas ellas deben someterse a estudios para verificar si tienen o no esta patología. En caso de que la tengan, deben tratarla cuanto antes para evitar el riesgo de perder la vista. El gran desafío es que en el mundo hay tan solo 200.000 oftalmólogos. Los expertos de AI for Good Lab han logrado desarrollar sistemas que permiten detectar la enfermedad desde un celular, de manera muy confiable.