Ocho uruguayos cuentan cómo hacen para moverse lo menos posible y pasar los días en casa en tiempos del coronavirus
Ocho uruguayos cuentan cómo hacen para moverse lo menos posible y pasar los días en casa en tiempos del coronavirus
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáSalir lo justo y necesario. Extrañar, ocupar el tiempo, entretener a los niños, reflexionar, dedicarle varios pensamientos a una tal Carmela. El coronavirus llegó a Uruguay como el peor de los Jinetes del Apocalipsis y alteró las rutinas de la población como nada ni nadie lo había logrado. Y nadie ha estado ajeno.
Entre esperanzas, humor y miedo, todo el mundo le pone el pecho a las balas y el WhatsApp a los seres queridos. Así están varios de ellos, como todos nosotros, añorando algo tan simple como hacer la cola para el cine, sentarse seis en una mesa o ir a ver un partido de básquetbol.
Daniel Baldi, escritor y exfutbolista (38)
"Vivo en Pocitos y extraño el tiempo a solas", ríe el exfutbolista y escritor Daniel Baldi, casado y padre de tres niños. Quien hoy es gerente de la Fundación Celeste ya llevaba un mes de preparación psicológica para estos días que corren. Es que en su periplo como deportista profesional jugó en el Treviso, Italia, en 2007, en la ciudad homónima de la región del Véneto. "Miren que se va para allá (para América), no están tomando las previsiones", le decían los contactos que dejó en el norte italiano, donde el coronavirus se encarnizó como en ningún lado.
Así que fue previsor al tiempo que entrenó la mentalidad positiva, algo más difícil de mantener en forma que lo físico. Mucha lectura, escritura, juegos, actividades en el hogar, videollamadas con los que están afuera, y poner las cosas en perspectiva. "Yo comparo la desesperación de la gente, que piensa que no va a haber dinero después, con sociedades que sufren catástrofes naturales de un día para otro", dice y enumera las desgracias ocurridas en Nueva Orleans (el huracán de 2005), Indonesia (el tsunami de 2004) o Haití (el terremoto de 2010). "Lo que hizo la gente al otro día fue levantarse, limpiar, construir y salir adelante. Mientras estemos en este tsunami hay que estar de la mejor forma posible. Algunos van a tener que ajustarse el cinturón más que otros pero todos van a tener que surfear la ola".
Son días que pueden servir para reflexionar, añade. En Venecia, también en el Véneto, la cuarentena logró el milagro de que se viera el fondo de los canales, sin personas que lo contaminaran. "El planeta ahora está descansando un poco, capaz que esto pasó por eso también. Si seguíamos como estábamos íbamos a dejar en cuarentena a nuestros hijos y nietos, ahora estamos en cuarentena nosotros. Espero que esto también deje enseñanzas". Y de paso, sugiere a futuro la creación de un fondo, solventado con parte de los impuestos, para atender a la gente más vulnerable en casos así... que igual espera que pasen "cada 15 o 20 años".
Francis Andreu, cantante (34)
Desde el domingo 15, cuando ya se sabía que había (por entonces) ocho casos y que las clases estaban suspendidas (por entonces) dos semanas, la cantante de tango Francis Andreu ha salido muy poco de su casa. En estos tiempos contradictorios los sentimientos son contradictorios: se la nota alegre al hablar y dice que la lleva "bárbaro", pero también reconoce sensaciones de ansiedad, añoranza e incluso miedo.
Vive sola con sus "perros hermosos" en un complejo donde los vecinos se ven a la hora de pasear los canes, siempre a prudente distancia, lo que hace que la soledad y la reclusión no sean absolutas. Se ríe al decir que se ha pasado limpiando muchas veces las mismas cosas. Vive en Carrasco: "¡Estoy en el mismo foco! ¡Estoy al lado de Carmela, boludo!", se vuelve a reír y luego se pone más seria. "Yo entiendo que esto no son vacaciones, no veo amigos, no recibo gente... tenemos que parar todos un poco para parar esto".
El parar implica dolores. Francis trabaja en una empresa familiar que en estos días ha tenido que tomar decisiones difíciles. Al estar cerradas las salas y los boliches, nada de cantar tango ("nos bajaron todo"). Su amor por la equitación, a lo que le dedicaba todas las mañanas en un club cercano, tendrá que esperar; montar, justamente, es lo que más extraña. "Pero extrañar, extraño todo. Esto asusta un poco, es como la serie esta, The Walking Dead, de una...".
Clara Laborde, diseñadora (32)
La fundadora de Monaqueda, casa que se ha convertido en sinónimo de vestidos de novia, pasa la cuarentena en su casa en Quintas del Bosques, cerca de Haras del Lago. Clara Laborde apenas se ha movido, pero fue para ir al estudio en Carrasco, ida y vuelta en auto. El estudio está cerrado, por lo que no queda más remedio que trabajar desde su casa. Por suerte, tiene un amplio jardín.
El trabajo, justamente, ha mermado. Desde el 21 de marzo, todos los pedidos de vestidos de novia se cancelaron. Uno de ellos, anterior, se suspendió en el mismo día de la boda. "A mí lo que más me genera es empatía, me pongo en el lugar de ellas. Tendría que ser un momento alegre, luego de tantos meses de preparativos y esfuerzos, y te cae esto totalmente inesperado. A todas las que me llamaron las alenté a que cambiaran la fecha, que por el vestido no había problema. Hoy la gente le tiene miedo a ir a un casamiento, ¡el factor Carmela generó un poco de pánico!".
Sin embargo, la ansiedad no ha dominado la casa. Clara dice que siempre ha hecho houseworking y que el estudio lo tiene para recibir clientes potenciales. La pequeña Juanita, que cumplirá tres años en mayo, está repleta de actividades: con pinturas y colorantes se le propuso decorar un montón de juguetes de madera. Su marido también está trabajando desde ahí. Las actividades sociales con familia y amigos se redujeron a cero. Las compras de la casa son online.
"Extraño el deporte, pero hago pila de clases acá por Internet, pilates y yoga. Trato de hacer eso todas las mañanas. No soy de las que se lo toma a la tremenda. Entiendo la gravedad del asunto y hay que cuidarse. Con mi abuelo hablo por Facetime. Mi madre vive acá cerca y le digo de comer juntas, con distancia, cada una con su tupper", relata su nueva rutina. La mayor incertidumbre pasa por lo laboral, por el estudio cerrado, por los empleados, porque todo lo que vende, ropa de fiesta precisamente, ahora no se puede usar.
Rodolfo Arotxarena, Arotxa, dibujante (61)
Arotxa pasa estos días en su casa, al lado del Parque Batlle, junto con su esposa, sin salir de ahí. "Eso es por dos razones: primero, por una cuestión de emergencia nacional que se nota, esto no es changa; y luego, por un tema mío de salud, soy población de riesgo y no me quiero exponer mucho", dice el notable dibujante.
Vivir en casa y no en un apartamento, donde incluso podría compartir ascensor, es una suerte en estos tiempos donde lo mejor es exponerse lo menos posible. "El único peligro que tengo soy yo mismo", se ríe. Ya jubilado de la prensa, sus trazos siguen estando presentes en su cuenta de Instagram (arotxadibuja), ya que la coyuntura sigue siendo una materia prima riquísima. "Hace rato que estoy dibujando, observando a gente consciente y a gente que cree que esto es apenas una gripe común".
Defensor de una cuarentena obligatoria y de medidas que obliguen a apretar el acelerador ("aún en un país con una clarísima tendencia a la mediocridad"), destacó mensajes como el del expresidente José Mujica en la última Búsqueda, hablando de que "no es momento para hacer oposición frontal". Lee mucho y escucha mucha música, con el tanguero Raúl Berón en un lugar destacado.
"No extraño nada, porque tengo todo lo que he querido tener. Tampoco pido nada, eh. Lo único que me da pena es que pase en un lugar que más que un país es un estado espiritual. Me preocupa mucho la gente que se queda sin trabajo, la que vive al día", lamenta. "No obstante, creo que hay que hacer un gran esfuerzo, esto no es joda", concluye.
Fermín Solana, músico, escritor y empresario gastronómico (43)
El polifacético Fermín Solana, cantante de Hablan Por La Espalda, acababa de entrar en cuarentena al hablar con galería. Es que horas antes había decidido cerrar hasta nuevo aviso Futuro Refuerzos, su emprendimiento gastronómico en Sinergia Design. Por lo tanto, recién se estaba poniendo al día, abasteciéndose y dándole una mano a su abuela, antes de "internarse" en su casa en Pocitos.
"Yo vivo solo y lo tomo como un desafío. Tengo tremendo plan (risas). Yo vengo de cinco años de un palo brutal con Futuro, que me cambió la vida de una manera radical. Antes yo era escritor freelance y el inconsciente me pedía recluirme y escribir. Ahora me voy a poner al día. Estoy en un proyecto de escritura. ¡Si no lo aprovecho ahora soy un gil!", explica.
Fermín está encarando estos días con una energía y unos bríos que no causa sino envidia. "Me despierto, meto tremendo desayuno con frutas y tostadas, ¡tengo abundante pan de masa madre congelado que me traje de Futuro! Café con semillas de chía, lagartijas y abdominales. Justo me había comprado un buen parlante en cuotas y voy a escuchar una banda que me pegue para arriba. De mañana escribir, almuerzo, siesta, de tarde una buena sesión de WhatsApp web, y de noche lectura y series". Cansa de solo pensarlo. ¿Y hay lugar para extrañar a alguien? "Sí, a mi amor. ¡Decilo así!".
Adriana Da Silva, actriz y comunicadora (50)
La actriz y conductora televisiva Adriana Da Silva es la única de las tres habitantes de un apartamento en el Centro que ha tenido que salir a la calle. Sus dos hijas, de 16 y 11 años, están siguiendo sus estudios de manera online. Ella sí ha tenido que trabajar afuera (Vespertinas, Canal 4), después de maquillarse y peinarse en su casa. "Allá llego ya pronta, me visto, voy a reunión de producción al estudio y nos manejamos a la mayor distancia posible, lo que no es fácil. ¡Los micrófonos se desinfectan de un programa a otro! Y luego vuelvo a casa, previa pasada por el supermercado. O delivery".
"Esto es un ‘Gran Hermano' nacional que apela a tu creatividad", dice sobre su encierro. Con su padre, de 86 años y antecedentes cardíacos, solo se comunica por teléfono. Sus proyectos teatrales, varios en danza, quedaron en stand-by. "Y ahora quedé medio como paralizada, ni siquiera estoy aprendiendo letra".
En casa, las actividades buscan olvidarse de las redes sociales y de la sobreinformación que desinforma y asusta. "Ni bien nos arranca el chucho, nos vamos de las redes". Eso incluye sesiones de películas, series, cocina conjunta, tareas de la casa, ordenar ropa que no sirve, paliza de cine en la cama grande las tres; el otro día tocó Rocketman.
Esos momentos familiares compensan la angustia que viene de afuera. Días como estos le dan la razón a quienes odian las redes sociales y los grupos de Whatsapp, con su inmensa capacidad de amplificar rumores, miedos, desinformación o simplemente estupideces. "No da para asustarse, pero entre la sobreinformación y lo que te llega de afuera, anoche terminé contracturada. Realmente me costó un poquito dormir...".
Adolfo Sayago, artista plástico (56)
El pintor Adolfo Sayago está viviendo en Punta del Este, bien en la península, desde hace tres meses. El estallido sanitario ocurrió con el verano en ida, por lo que de los 54 apartamentos de su edificio están ocupados el suyo y otro. Eso le da para asegurarse que no ha estado en contacto con nadie que tenga síntomas. Y, por supuesto, pinta.
"Pinto porque es mi profesión y es mi hobbie. Anoto ideas para mis próximas cosas y me informo lo necesario. El exceso de información es tan malo como su ausencia", dice. Casi no usa el auto, en la "vuelta del perro" (término del Interior si los hay) no ve a casi nadie. "Y si voy al súper, lo hago cuando hay menos gente. Siempre hay pocos clientes, el personal es reducido y todos tienen tapabocas. Acá por suerte se respetan mucho las distancias".
Son épocas sin asados, sin reuniones de amigos, ni la venida semanal a Montevideo. Las extraña pero todavía tiene reservas emotivas. "Hace dos semanas estuve acampando en el Cebollatí, pescando, nadando en el río, ahí nos sacamos todas las ganas". Espera que el recuerdo le temple estos tiempos "cuarentenosos".
Laura Fazio, magister en Nutrición (46)
La nutricionista Laura Fazio, cara habitual de Canal 4, por años vinculada al Banco de Leche Humana del Hospital Pereira Rossell y a la mutualista Casmu, no puede con su genio y enumera antes que nada las precauciones sanitarias que está tomando en su casa en Palermo: lavado de manos y alcohol en gel, limpieza particular de los pestillos de las puertas y dos gotas de hipoclorito en dos litros de agua por dos minutos en frutas y verduras. "Son las cosas que comemos crudas. Luego enjuagar bien", aclara.
La vida cotidiana se ha visto, evidentemente, alterada. Ha tenido que salir "porque no todo se puede trabajar desde casa". Su marido, profesor de educación física, ha tenido que cerrar el gimnasio. Como los jardines de infantes tampoco funcionan, su pequeña de dos años está siempre en casa. "Hay que ser creativos, mucha actividad física y mucha lectura con historias divertidas".
Organizarse, no sentir miedo y comprar lo necesario es una de las claves para sobrellevar el momento. La otra clave apunta al foro virtual: "solo hacer caso a los profesionales, no a personas sin formación en redes sociales". Eso, puntualiza, sobre todo en el tema de salud. No han perdido el contacto social, aunque siempre con distancia física.