¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
$ Al año*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
$ por 3 meses*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
stopper description + stopper description

Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

Suscribite a Búsqueda
DESDE

UYU

299

/mes*

* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

Un regreso a la tele de antes y un tributo a los encuentros cotidianos

Los hermanos Facundo y Juan Ponce de León vuelven a la televisión con la serie documental Vivir, que retoma lo hecho en Vidas, el programa que realizaron hace 17 años

“La sabiduría está desparramada entre las personas”, comenta Facundo Ponce de León, conductor de El Origen, De Cerca y ahora del nuevo programa Vivir. Con el objetivo de reencontrarse con 12 de los participantes de Vidas, el programa que en 2004 entrevistaba a personas anónimas, los hermanos Juan (director) y Facundo Ponce de León decidieron crear una segunda temporada con su propia productora audiovisual, Mueca Films. Inspirados por las historias cotidianas, Vivir les rinde homenaje, en 12 capítulos, a los encuentros entre personas, a las charlas sobre la vida y al poder que tenía la televisión de antes. “Aquella que cuando la veías sentías que estabas viendo lo mismo que el resto de los habitantes”.

A partir del miércoles 8 a las 22:30 horas, cada semana el ciclo acercará una historia distinta. Facundo escucha y conversa con una pareja con enanismo; un policía de la brigada Pumas; con Dagmar, que sufre de fobias y ataques de pánico; con un integrante del Camino de los Hijos de la Tierra; con Gabriel, que tiene síndrome de Down; con una madre e hija con VIH; con un médico forense; con Daniela, que tiene huesos de cristal; con un mago; una mae umbandista; un pescador artesanal, y un neurocirujano.

Hace 17 años se presentó Vidas. ¿De qué trataba ese programa y qué trata ahora Vivir?

Facundo Ponce de León: Vidas fue un programa que se lanzó en el 2004 en la pantalla de Canal 12 y tenía el objetivo de entrevistar gente anónima. Era en formato documental. Creo que a todas las personas que estuvimos en la gestación del proyecto nos sorprendió el éxito que tuvo. Visto a la distancia creemos que parte del impacto positivo fue porque llegó en un momento especial del Uruguay: la salida de la crisis del 2002. Había una necesidad de encontrar historias de gente común que salía adelante. Y con Vivir pasa algo parecido. Creemos que reencontrarnos con esa gente 17 años más tarde, después de estos meses pandémicos, está en la misma línea que Vidas. Nos volvemos a juntar con personas para hablar de la vida.

¿La idea de crear una segunda temporada surgió por la pandemia?

F. P.: No, es algo de lo que nos dimos cuenta después. Lo mismo con Vidas, no lo hicimos porque Uruguay estaba pasando por un momento difícil, nos dimos cuenta después de que había cierta conexión. Salió el proyecto Contenidos Teledoce y nosotros empezamos a trabajar juntos. Vivir surgió en esta misma sala, en octubre del año pasado. Habíamos empezado unas conversaciones con Andrés Rodríguez (productor general), pensando en qué hacer. Pensamos en qué pasaría si nos reencontrábamos con aquellas personas. Ahora que terminamos de grabar y ya está pronto, atamos puntos y pensamos que también fuimos por esto de salir de una crisis, aquella era la del 2002 y ahora la pandemia, que parece que estamos saliendo. Son interpretaciones que uno hace a posteriori.

¿En Vidas, cada episodio era una historia distinta? ¿En el caso de Vivir también?

Juan Ponce de León: Sí. En el caso de Vidas le dedicamos un día entero de rodaje a cada historia, pasamos todo el día con la persona. Empezamos en la mañana en su casa, después la acompañamos en la rutina de su trabajo y luego visitamos a algún familiar o alguien relacionado con la temática que estábamos trabajando. A última hora del día hacíamos una nota más reflexiva en la casa o donde fuera. Era un promedio de 12 o 15 horas de rodaje por día. En el caso de Vivir cambiamos un poco la dinámica.

F. P.: En Vidas hicimos 74 historias y el rodaje variaba dependiendo de a lo que se dedicaba la persona. Con el bombero, por ejemplo, estuvimos 24 horas literalmente. También estuvimos con un médico forense más de un día, porque los turnos de los forenses son de siete días, trabajan 24/7 y después descansan. En el caso de Rosario (enfermera), para dar otro ejemplo, estuvimos durante toda la noche en el Maciel, porque le tocaba el turno de la noche. En esos 74 personajes hicimos un fresco de la sociedad porque estuvimos con todos: sacerdote, monja, prostituta, trans, bombero, enfermera, médico, etc.

¿Quiénes son los protagonistas de Vivir?

F. P.: Los mismos que en Vidas. De los 74 participantes, 25 fallecieron, algunos no los encontramos todavía y con 12 de ellos fuimos conversando y dijeron que se querían sumar al proyecto. Juan, como director de Vivir, tuvo la idea de recibir a las personas en vez de que nosotros vayamos a sus casas. Así como ellos nos recibieron hace 17 años, sentimos que nos tocaba a nosotros recibirlos a ellos. Encontramos una casa en El Pinar que adaptamos para pasar el día entero ahí y volvimos a grabar 12 horas por día.

J. P.: La idea era mantener la estructura de Vidas pero sin estar moviéndonos por su trabajo. Era importante para nosotros que la persona que vea el capítulo tuviera la misma sensación de Vidas, de que el protagonista pasó todo el día con nosotros. Y el material de archivo es muy importante, lo utilizamos como hilo narrativo.

¿Cómo fue grabar un programa con tantas personas durante la pandemia?

J. P.: Un tema. Facu se agarró Covid a una semana de arrancar. Pero te diría que por suerte se lo agarró él al principio porque era de las personas más imprescindibles para grabar. Nos dio más tranquilidad en cierta manera. Tuvimos que aplazar el rodaje como tres veces y obviamente hisopar a todos los entrevistados y a todo el equipo. Los entrevistados estaban sin tapaboca. Grabamos adentro e hicimos escenas en la playa y caminando por El Pinar.

Son historias de sacrificio y superación. ¿Por qué les interesan este tipo de historias?

J. P.: Creo que hay un valor en ese tipo de historias. Y más ahora en estos tiempos en los que, como dice un amigo, está de moda la vulnerabilidad. Más allá de esa frase, que puede sonar un poco despectiva, hay un valor muy fuerte en la gente que muestra su lado más sensible y su dolor; es la que termina generando más empatía y cercanía con la persona que lo escucha. Ahora, 17 años después y grabando otro programa, creo que eso estaba muy presente en el set. Había una madurez en los personajes que hizo que en muchos de ellos hubiera más autenticidad. No pasó solo con los entrevistados, sino también con Facu en su rol de conductor. Él se paró desde un lugar más vulnerable, en el buen sentido. No en el sentido de querer mostrar un lado oscuro para vender más, sino desde un lado mucho más natural. Y para nosotros siempre hay un valor ahí.

F. P.: Sumado a eso, el programa tiene una fuerte carga editorial. Una carga de querer mostrar que la sabiduría está desparramada entre las personas. Siempre que te encontrás con alguien, ese alguien tiene algo para dar y recibir, al igual que vos. Volviendo a frases trilladas, con el programa intentamos volver a ese valor del encuentro, sin currículum, entre personas. En la vida uno se encuentra con personas y tiene la curiosidad de saber qué está viviendo. Esos encuentros son muy ricos en términos de humanidad. Nosotros veníamos de entrevistar a candidatos a presidente, personas con investidura, que están compitiendo. Estuvo bueno y fue un terrible desafío. Vivir fue volver a una cosa que está muy presente en Mueca como empresa: lo anónimo, lo cotidiano, lo aparentemente sin importancia. Hay mucho para contar y estas historias que están a la vuelta nos gustan mucho.

J. P.: También hay una cosa que pasó en el rodaje y que va a estar presente en el ciclo, creo yo, y es que mucha gente se va a identificar con Vivir, algo que no sucede en muchos otros proyectos que están más encorsetados. Y eso para nosotros tiene un gran valor. Porque son historias, dramas cotidianos, dolores universales. Que la gente pueda identificarse es algo buenísimo; hay algo muy masivo en eso. Vidas era más rock and roll, más reality show. Este tiene un encare más unplugged, es lo que buscamos.

¿Por qué les parece importante contar cómo evolucionaron las vidas de los protagonistas?

F. P.: Porque es importante asumir el paso del tiempo. Entre los desafíos que tenemos como sociedad, muchas veces está el negar que envejecemos, que el tiempo pasa, que hay cosas que no podemos controlar. Entonces es como la aceptación de esa cosa tan profunda, tan evidente: el paso del tiempo. No solo eso, sino el hecho de poder hablarlo y hacerlo en televisión. Preguntarles a las personas cómo están, para dónde agarró su vida, desde que nos conocimos hace 17 años, eso fue lo que nos interesó. Es lindo porque en todas las historias pasó el tiempo en muchos aspectos. Nos gusta mostrar ese abanico, nos parece valioso.

J. P.: También hay una cosa lúdica. Somos curiosos por naturaleza y hay una cosa de preguntarse: “che, ¿en qué andará?”. Te genera curiosidad saber en qué andan esas personas que conocimos hace tanto tiempo. Se dieron las dos cosas, por eso el proyecto nos pareció de pique que tenía mucha potencia. Porque estaba el tema del paso del tiempo, ver si cambiaron o no, si seguían parados ahí o no, y estaba también la curiosidad visual: ¿están más gordos, más flacos, tienen colita, se raparon, se tatuaron? Y eso es un motor muy interesante para la historia y también para la gente que vio Vidas.

No debe ser fácil acercarse a la gente y pedirles que cuenten este tipo de historias. ¿Cómo se logra?

F. P.: Vivir es un homenaje no solo a Vidas sino a aquella tele, que nosotros agarramos más sobre el final, que cohesionaba a una sociedad entera. Una tele que veías y tenías la sensación de estar viendo en tu casa lo mismo que casi todos los habitantes. Vidas fue de las últimas expresiones de aquella tele donde no había tanta segmentación de público como hoy. En aquel entonces había reuniones de producción y hacíamos la producción periodística clásica: le escribíamos al Ministerio del Interior, nos daban una entrevista con el jefe de Policía y le contábamos que era una productora joven. Ahí nos decían que había ocho policías posibles para entrevistar y llegamos a Fernando. A veces era al revés, “che, conozco a Gabriel, que tiene síndrome de Down, vive por Montevideo Shopping”. Pero con Vivir es distinto. Porque por haber participado en Vidas, en varios casos, hay un antes y un después. Les cambió la vida a muchos. Nos reencontramos para hablar de eso y homenajear lo que pasó en aquel programa. Alejandra y Mica, dos de las participantes, son de Paso de los Toros. Cuando salió Vidas les cambió la vida en su barrio. Entonces Vivir tiene mucho de homenaje al poder que tenía la tele antes, que lo ha perdido un poco porque se segmentan públicos y hay otras plataformas. Antes solo había prensa escrita, te enterabas por ahí de lo que iba a ser el siguiente capítulo.

¿Qué significa para ustedes trabajar juntos en este proyecto?

J. P.: Los jugadores de fútbol dirían: “es una alegría enorme ”. Es un proyecto muy intenso para nosotros como dupla. Vidas fue mi primer trabajo formal y grande. Para Facu fue salir a la luz pública como conductor. Son fichas que te caen después. Las ganas y las vibras que le pusimos a esto cuando nació fueron muchas, porque sabíamos que tenía potencia y cuando terminamos Vivir sentimos que cerraba el ciclo de algo. Lo sentí como el cierre de una etapa, de una manera de hacer ciertas cosas para darles lugar a otras que no sabemos qué son pero van a venir. Para nosotros fue muy emotivo este rodaje. Estaba esa complicidad de estar los dos cuando llegaban los personajes y todos preguntando por nosotros. Yo tenía 20 y Facu 25 cuando los conocimos. Para los dos fue muy intenso. Cuando terminé el liceo, me metí en la escuela de cine y después directo en el programa. Entonces para mí fue salir al cemento, a la calle. Para Facu fue un viaje de construcción de su figura como comunicador. Vernos y ver nuestro trabajo 17 años después, con más serenidad, aplomo y madurez fue superinteresante.

F.P.: Como dupla que tiene una productora, Vivir es el primer proyecto grande en cantidad de capítulos. Veníamos de El Origen, que eran poquitos, De Cerca que eran cinco y ahora son 12. Nosotros siempre defendimos mucho el tomarse el tiempo de los proyectos, el dejarlos leudar bien, y este proyecto tuvo su desafío desde lo seriado y desde cómo armar algo grande a diferencia de lo que veníamos haciendo. Sumando a este aspecto que decía Juan desde lo emotivo, también hay una cosa muy linda para nosotros y es volver a ver que armamos buenos equipos. Si pensamos en las 17 personas que estuvieron en El Pinar grabando, pasó algo entre el equipo también. Hay una cosa que a nosotros nos gusta y es que sabemos cohesionar personas. El mundo del audiovisual es muy del freelance y Mueca trabaja así, pero logramos que la gente sintonice con el proyecto. Hay un núcleo chico, donde nos acompañan Virginia Méndez, Andrés Rodríguez Colombo y Nicolás Kronfeld, y juntos armamos esa primera célula que se derramó muy bien en el equipo. Fue una linda experiencia como dupla.