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    Eugene Patterson, director de varios medios en Estados Unidos, plasmó sus “pensamientos finales” sobre la profesión antes de morir

    El periodismo escrito será “entregado” en nuevos formatos que “serán rentables” si mantiene su calidad, pronosticó el periodista

    “No vivas simplemente, deja una marca”. Esta frase fue grabada en el patio del Centro Poynter de periodistas en Florida (Estados Unidos). Es una de las frases más representativas del célebre periodista estadounidense —y director de ese instituto— Eugene Patterson, que falleció el sábado 12.

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    La frase, que, según sus conocidos, colegas y amigos, era repetida una y otra vez por Patterson, fue un objetivo que el periodista cumplió con creces durante su extensa carrera profesional: activista por los derechos civiles de los negros durante los años 60 y 70, ganador del Pulitzer, editor general o director de los periódicos “Atlanta Journal Constitution”, “The Washington Post” y “The St. Petersburg Times” y presidente de la Asociación Americana de Editores de Noticias, Patterson dejó un legado de ejemplos y consejos sobre cómo hacer periodismo, más allá de la época.

    Nacido en 1926 en Georgia (Estados Unidos), Patter­son comenzó a trabajar en periodismo escrito tras su regreso de la II Guerra Mundial, en 1947. Escribió para la agencia de noticias United Press desde 1948 a 1956, año en el que fue contratado como vicepresidente y editor ejecutivo de los diarios “Atlanta Journal” y “The Constitution”, periódicos que se fusionarían en 1982.

    Desde su ingreso en esos diarios, Patterson escribió una columna editorial diaria por ocho años consecutivos. Gran parte de sus artículos pugnaban por una inmediata mejora de los derechos civiles de la población negra en el sur estadounidense.

    Su editorial “Una flor para las tumbas”, publicado el 16 de setiembre de 1963, referente al atentado con bomba en una iglesia donde murieron cuatro niñas negras, repercutió a nivel nacional, al punto que Walter Cronkite, el conductor estrella de la época, la leyó en vivo esa misma noche en su programa en la cadena de televisión CBS.

    En 1964, el presidente Lyndon B. Johnson lo designó vicepresidente de la Comisión Nacional para los Derechos Civiles.

    Su trabajo editorial le valió un premio Pulitzer en 1967. El año siguiente fue nombrado editor en jefe del “The Washington Post”, cargo que desempeñó durante tres años. Luego de que en 1971 la administración Nixon le prohibiera al diario “The New York Times” seguir publicando artículos sobre los “papeles del Pentágono” (miles de documentos secretos sobre la guerra de Vietnam), Patterson fue el responsable de seguir publicando artículos en el “Post” sobre ese tema.

    En 1972 fue nombrado director del diario “St. Petersburg Times”, que durante su ejercicio se convirtió en uno de los 10 periódicos más importantes de Estados Unidos.

    Ya en la cúspide de su carrera, en 1976 fue detenido por conducir borracho. Patterson insistió en que esa noticia se diera en la primera página del diario. “Me pongo a mí mismo en la portada, así que tú no me puedes pedir que no te ponga allí”, argumentaría en varias ocasiones a jerarcas y personalidades que se quejaban de las publicaciones del periódico.

    Como juez de los premios Pulitzer de 1981, el periodista rehusó otorgarle el galardón a la reportera del “The Washington Post” Janet Cooke por su artículo sobre una menor de edad adicta a la heroína.

    Patterson argumentó que algo “no olía bien” en ese reportaje y que en el mejor de los casos la historia era “una aberración” por el empeño de Cooke en no revelar información que podría salvar la vida de esa adicta, según recuerdan otros jurados de ese comité.

    Dos días después de recibir el premio, Cooke lo devolvió al reconocer que había inventado todo el articulo.

    En 1988, Patterson se retiró del periodismo activo, aunque siguió escribiendo libros y publicaciones puntuales.

    La iglesia en llamas.

    Sabedor de que el cáncer avanzaba, en noviembre del 2012, Patterson escribió sus “pensamientos finales” sobre el periodismo. “Los periodistas tienen que originar, validar e iluminar las noticias reales si de verdad llevan adelante la esencia de su vocación”, sostuvo.

    Sus reflexiones fueron publicadas el domingo 13 en el sitio web del instituto Poynter.

    Para el experiente periodista “primero está la calidad” del periodismo y a eso le seguirá “el modelo para hacerlo rentable”.

    “Los cambios tecnológicos de las noticias hacia nuevos modelos económicos le siguen dejando el control a lo más valioso, que es la búsqueda de la verdad”, agregó.

    Señaló que los nuevos periodistas que están “rompiendo con el viejo modelo para dar las noticias (...) llevan en sus huesos los ya conocidos elementos para forjar el carácter del periodista”.

    Según Patterson, estos elementos son: “Sé leal; si duele simplemente di ‘¡au!’. Sé justo; deja que todos hablen. Sé ético; si sientes que está mal, lo está. Sé cuidadoso; consigue los hechos como realmente ocurrieron. Sé escéptico; pregúntate ¿qué está faltando aquí? Ponte por encima del conflicto; si dudas, no lo hagas. Ponte por delante del precio; no temas a ninguna amenaza, no favorezcas a ningún amigo. Sé un ejemplo de integridad; la gente lo sabe cuando lo demuestras”.

    Además, el periodista debe ser “vigilante” para defender la primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos (que defiende la libertad de expresión, entre otros derechos): el reportero deberá “cuestionar la autoridad, vigilar a los poderosos y denunciar los equívocos”.

    “No estamos diciendo la lección de la escuela el domingo mientras la iglesia se quema. Estamos combatiendo el fuego con estos principios. Salvando al campanario, manteniendo el techo que queda y conservando varios de los reclinatorios. Hay que construir un anexo y pagarle frugalmente al predicador para hacer frente a la baja estrepitosa de la recaudación en el plato de las colectas, debemos creer en que llegarán mejores días”, agregó.

    La nueva era.

    Para el periodista, la labor periodística en esta nueva era requerirá más trabajo y será peor paga que en otra época, “hasta que las ganancias puedan ser sustentables”.

    “Estas redacciones de bajo costo presumiblemente se limitarán a un cuadro compacto de expertos en la materia que dirigirán un grupo de cuidadosamente selectos freelancers”, sostuvo.

    En este modelo, los colaboradores enviarán información del día a día en su área o territorio, de la que los editores delinearán sus historias para darle un formato más profesional, además de “verificar los datos y remover la gordura” de las notas.

    Los costos de este tipo de periodistas son “ridículamente inferiores al salario de los miembros de plantilla”, de los que quedará una “elite” de pocos periodistas que “caerán en paracaídas” a los lugares donde se les necesite a cubrir “los grandes eventos o noticias”.

    “Varios directores que buscan ahorrar en gastos ya comenzaron a delimitar a sus redactores de plantilla a los eventos que sucedan en su propio estado. Así, cubre más de las noticias distantes a menor costo mediante el intercambio de artículos entre diarios”, añadió.

    Aunque las modalidades cambien, Patterson entiende que la redacción va a seguir teniendo “cazadores” que investiguen desviaciones del poder, “recolectores” que recojan noticias, “explicadores” que respondan los “porqués” de la noticia y “comentadores” que den su análisis.

    “No podrán ser contratados si son muy numerosos, así que los pocos que sean tendrán que ser muy buenos. No hay lugar para lo ordinario en las futuras redacciones, no importa cuál sea el sistema elegido para ofrecer la noticia”, añadió.

    Superar el dolor.

    Para Patterson, este nuevo sistema, en el que tras un par de párrafos la nota “se continuará en un link”, hace del “periodismo explicativo” el nuevo enfoque.

    “Los lectores conectados ya están bien saturados del quién, cuándo y qué pasó. Ellos quieren saber de manera confiable, por qué y cómo llegó a pasar. Eso es lo que van a comprar, junto con comentarios de actualidad tan ágiles que serán tomados como lectura regular de placer”, añadió.

    “Apéguense a los artículos firmados, a las columnas. Eso conecta a la comunidad con una persona viva, no una institución inanimada. La columna es un diario ‘hola’, te guste o no su visión. Los periodistas de artículos explicativos pueden rivalizar con los columnistas si se esfuerzan y son excelentes. Hay que personalizar al periodismo para alcanzar el corazón del lector, aunque manteniendo la distancia del brazo para evitar la connivencia”, dijo.

    Sostuvo que las oportunidades se ampliarán “una vez que la prensa dé vuelta esta página de su historia. Sobrepónganse al dolor. Suceden cosas nuevas”.

    “Hemos cruzado el borde de la información antes y encontramos que el horizonte sigue lejano. Los temerosos vieron el fin del periodismo escrito primero, en la radio, luego en la televisión y aquí estamos aún, contestando las nuevas alarmas”, dijo.

    “El periodismo serio y creíble está haciendo su camino lento pero seguro hacia modos modernos de presentación que van a terminar pagando los costos de la búsqueda de noticias. Esto es inevitable porque es esencial. Y el nuevo producto que valga la pena entregar tiene que seguir portando los viejos principios cuyos mandamientos están escritos en la piedra fundamental del periodismo”.