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    Un cosquilleo al oído

    Con millones de seguidores en Instagram y YouTube, los vIdeos ASMR se posicionan como nuevos relajantes entre usuarios que encuentran placer en estímulos cotidianos como un susurro o EL CORTE DE un jabón

    Quizá en algún momento escuchó a un compañero de trabajo comentar que para concentrarse suele poner play en uno de los millones de videos que se encuentran en la web con personas que se graban mientras cuentan un cuento o una pequeña anécdota. También puede haber sentido hablar del placer que siente un amigo cuando mira y escucha cómo una joven se peina frente a una pantalla. O tal vez en el inicio de su cuenta de YouTube ya le apareció la recomendación de un video titulado con la sigla ASMR, traducida en español como respuesta sensorial meridiana autónoma. Y si por curiosidad decidió averiguar qué es lo que se esconde detrás de este fenómeno y sintió —sin entender la razón— un placentero cosquilleo, es uno de los pocos que responden de esta manera especial a pequeños estímulos cotidianos. Los neurólogos aseguran que solo cinco de cada 1.000 personas pueden responder a estos impulsos con una reacción placentera, sin embargo, cada vez más usuarios escogen estos contenidos cuando están frente a una situación de estrés o para conciliar el sueño.

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    Con millones de visitas en YouTube y en Instagram, los ASMR son conocidos por provocar un “orgasmo cerebral”, que poco tiene que ver con el que se produce durante las relaciones sexuales. En estos videos, que suelen durar entre 25 minutos y una hora, se muestra a una persona realizando una serie de tareas que puede ir desde hablar en voz baja hasta acariciar objetos y cepillarse el pelo. A primera vista la escena tal vez parezca rara: la persona está en una habitación frente a la computadora y siente placer mientras una joven –la mayoría son mujeres– susurra y realiza algunos sonidos repetitivos delante del micrófono. Cada vez es más común ver gente consumiendo estas prácticas en horario laboral o para acortar la espera en la parada del ómnibus.

    Cuando el fenómeno recién comenzó a expandirse, los susurros solían estar acompañados con golpes a algunos objetos como vasos y cortes a pedazos de papel con tijeras. Pero en el último tiempo las variantes y los estilos se multiplicaron: el usuario puede escuchar a una joven hablar de problemas financieros, a un adolescente contar las tareas que tiene que hacer para ir al liceo o la historia de un libro de crónica negra. Lo que dicen importa poco porque la sensación de placer está provocada por el sonido que despierta un cosquilleo detrás de la cabeza, en el cuero cabelludo y, a veces, en todo el cuerpo. Algunos, incluso, responden al estímulo visual y auditivo con una reacción que se asemeja a un estado hipnótico. Y pueden perder la noción del tiempo mientras escuchan los sonidos.

    Detrás del susurro. El término ASMR fue empleado por primera vez en 2010 durante una discusión dentro del grupo de Facebook Autonomous Sensory Meridian Response. Sus integrantes estaban debatiendo sobre la extraña sensación que experimentaban al escuchar los susurros con auriculares, y Jennifer Allen lo empleó para contar su experiencia. Por ese entonces, parecía que ASMR mostraba la afición de unos pocos, que lo utilizaban como un remedio para concentrarse y conciliar el sueño. Pero ahora estos videos están camino a convertirse en un negocio dentro de la red.

    En YouTube, los más populares tienen cerca de 20 millones de reproducciones y sus creadores —que se volvieron estrellas en la red— están empezando a generar miles de dólares con los avisos que se colocan al inicio. En 2017, incluso, la marca IKEA lanzó una publicidad con seis videos para sumarse a la tendencia. Allí, se estrujaban almohadas y acariciaban sábanas mientras una voz indicaba el precio y los detalles de los productos. Con más de dos millones de visitas, estos videos se volvieron virales y las compras de la tienda online se incrementaron en un 5,1% durante la campaña publicitaria.

    Contra el insomnio. A pesar de que todavía no se publicaron estudios científicos que evalúen el efecto de los contenidos ASMR para conciliar el sueño, los usuarios aseguran que es un método efectivo para poder descansar mejor. Según mediciones de Google Data, la búsqueda de estos videos aumenta a partir de las 22 horas sin importar la zona horaria. Y un artículo publicado en el Indian Journal of Psychological Medicine, escrito por James V. Lloyd y Lucy R. Jawad, asegura que el poder de este fenómeno sensorial perceptivo radica en su funcionamiento, que es similar a la meditación.

    Al ponerse los auriculares y empezar a ver el video, las personas filtran los estímulos irrelevantes de su entorno y perciben de una forma detallada las sensaciones auditivas y visuales que ven detrás de la pantalla. Las neuronas espejo, además, se activan al observar una acción ejecutada por otro individuo y quedan predispuestos a sentir el mismo hormigueo. Según una encuesta publicada por la doctora en ciencia cognitiva Emma L. Barrat y el investigador Nick J. Davis, en 2017, 75% de las personas sensibles al ASMR sienten una sensación de bienestar frente a los susurros, 64% ante los sonidos crujientes y 53% al ver movimientos lentos y repetitivos. Y alrededor del 50% sufre misofonía, un trastorno neurológico que despierta rechazo a sonidos que generan irritación. Es por esta razón, además, que la mayoría de los youtubers suelen grabar estos videos de noche y sin sonidos que interfieren la transmisión. Así, es más fácil que los usuarios se concentren, relajen y eviten los pensamientos que provocan estrés y ansiedad. n