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La propuesta Secret Garden en el Jardín Botánico atrae al público fascinado por lo instagrameable

La iniciativa española aterrizó en Montevideo e invita a ver luces y hacer fotos en un ambiente natural

Son las ocho y veinte de la noche del jueves. La dificultad para encontrar lugar de estacionamiento advierte sobre la cantidad de personas que llegaron al Jardín Botánico de Montevideo esa noche. Al entrar en la Avenida Luis Alberto de Herrera, se ve la inmensa fila de personas que espera para entrar a Secret Garden, muestra lumínica española producida por Proactive Entertainment y estrenada en Buenos Aires en junio de este año. La fila es tan larga que parece una de quienes esperan desde temprano para entrar al concierto de una banda reconocida internacionalmente. En su gran mayoría son familias con hijos chicos, aunque también se ve algún grupo de adultos solos. 

<em> El pensador es una de las esculturas más grandes de la exhibición. A su lado, un parlante, que intenta esconderse entre los arbustos, reproduce frases de filósofos reconocidos. </em>El pensador es una de las esculturas más grandes de la exhibición. A su lado, un parlante, que intenta esconderse entre los arbustos, reproduce frases de filósofos reconocidos. 
<em> Un conjunto de estrellas brillantes rodean una de las fuentes del jardín. </em>Un conjunto de estrellas brillantes rodean una de las fuentes del jardín. 

Impresiona la cantidad de personas que hay, teniendo en cuenta el precio de la entrada (desde 810 pesos para adultos y 450 pesos para menores de 12), la baja temperatura de la noche y el día entre semana. Cada uno de los que espera tiene entrada para el siguiente horario de ingreso, que hay cuatro (19:30, 20, 20:30 y 21 h). 

<em> La luna enorme, ubicada en el centro de un grupo de palmeras larguísimas, es una de las instalaciones que más atrae a los visitantes de la muestra. </em>La luna enorme, ubicada en el centro de un grupo de palmeras larguísimas, es una de las instalaciones que más atrae a los visitantes de la muestra. 

Al ingresar al jardín, que abre todos los días de 7 a 19 h, unos focos de luz fucsia y celeste proyectan flores que se van moviendo sobre el pavimento de la entrada. Una madre con tres niños atraviesa la pasarela y ellos, todos con un celular en la mano, filman el suelo. Se escucha que una niña le pide el celular a su padre, que la lleva de la mano, para filmar lo que ve. Un poco más adelante hay un pequeño cartel, en el que pocas personas repararon, señalando que una escultura de dos flores de ceibo dan la bienvenida a los visitantes. Al par de flores, el único guiño a la flora nativa de toda la muestra, hay que buscarlo. A diferencia del resto de las instalaciones del paseo, esta es pequeña, no es de color brillante, hay que elevar la vista para encontrarla y su luz es tenue, condiciones que la fauna y flora de su alrededor agradece. Nadie se detuvo a mirarla. 

El aire fresco que se respira y el olor que desprenden distintas flores inunda el paseo, que dura alrededor de una hora. El recorrido ­atraviesa todo el jardín, termina en la Avenida 19 de Abril (por donde es obligatorio salir), y tiene 18 instalaciones inmensas. Algunas son proyecciones visuales sobre el suelo, palmeras o plantas. Son imágenes de animales, flores o simples rayos de luz led y neón. Otras son esculturas iluminadas, hechas de distintos materiales, como la del hombre pensador, el corazón rojo, el largo túnel con forma triangular, y la luna gigante, ubicada en el centro de un grupo de palmeras washingtonias, aquellas flacas y altas. Todas las instalaciones resaltan mientras opacan a la naturaleza de su alrededor. 

<em> La escultura del corazón genera un especial interés en los que visitan la muestra. Las personas se turnan para tomar fotografías con él de fondo. </em>La escultura del corazón genera un especial interés en los que visitan la muestra. Las personas se turnan para tomar fotografías con él de fondo. 
<em> Las instalaciones lumínicas son las protagonistas de las fotografías y videos tanto de adultos como de niños. </em>Las instalaciones lumínicas son las protagonistas de las fotografías y videos tanto de adultos como de niños. 

A unos metros del par de flores nacionales hay letras gigantes, de neón rosado, que posan sobre un arco de ramas secas. Indican el nombre de la muestra y es donde varias personas posan para la foto. Al pasar por el “portal mágico”, como lo llama la propia exhibición, unos 20 capullos florales de aspecto real, algunos hasta con insectos falsos en su interior, cuelgan de varios puntos. Desde los parlantes que intentan esconderse entre los arbustos, suena música tranquila y misteriosa, típica de las películas de fantasía. 

<em> El mayor público que asiste a la muestra se trata de familias con niños pequeños. </em>El mayor público que asiste a la muestra se trata de familias con niños pequeños. 

Sin un concepto claro que englobe la muestra en su totalidad, pero con una clara inspiración en la biodiversidad, el cosmos, el arte, el amor y la filosofía, cada parada atrae a niños y adultos por igual. En el túnel de triángulos azules se genera una fila que espera para atravesarlo, por la cantidad de personas que se toman su tiempo para retratar el momento. Pocos son los que no toman fotos o videos de cada instalación.

“Me gustas más que el dulce de leche”, “Hola, mi amor” y “Che, me gustas” son algunas de las frases que brillan en la oscuridad del jardín. Un globo gigantesco, que simula una luna llena, en la que se notan hasta sus cráteres, es la instalación que más impacta. Se puede ver desde distintos puntos del recorrido y siempre desde lejos. Mariposas luminosas, libélulas escondidas entre hojas y estrellas al borde de una fuente llevan a los visitantes a la última etapa en el paseo. Se trata de una proyección de animales acuáticos y burbujas animadas sobre la fachada cubierta por enredaderas, de uno de los invernáculos. Es el anticipo de un conjunto de food trucks que espera a quienes quieran cenar en el lugar. 

Resta por saber qué opinarán de esta invasión lumínica los habitantes permanentes del jardín.