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Una novela, una película y una canción

Se estrenó La chica salvaje, dirigida por Olivia Newman y protagonizada por Daisy Edgar-Jones, basada en la novela de Delia Owen

En una misma sala convivieron cinéfilos, miembros de un club de lectura y fanáticos de la cantante estadounidense Taylor Swift. Muchos de ellos llevaban un libro en la mano: La chica salvaje, escrito por Delia Owens, una figura desconocida y ajena al mundo literario hasta la publicación de su novela. Nacida en Estados Unidos, zoóloga y etóloga de profesión, a sus 70 años logró vender más de 11 millones de ejemplares de La chica salvaje, y convertirla así en el libro más vendido del año en su país. 

El jueves 1º, Movie proyectó por primera vez la adaptación cinematográfica de la novela de Owens. La película es dirigida por Olivia Newman y producida por Hello Sunshine, empresa a cargo de la actriz Reese Witherspoon. Pero antes de apagar las luces y encender la pantalla hubo un espacio para debatir sobre el libro, guiado por integrantes del club de lectura Campamento de libros, que habían leído y comentado esta novela en dos de sus encuentros habituales.

La presencia de los fanáticos de Taylor Swift tenía una razón de ser: la cantante compuso una canción a partir del libro, que luego ofreció a la producción de la película y logró que la seleccionaran para darle cierre. “Oh, los arroyos de Carolina / Corren por mis venas / Nací perdida, me volví solitaria / Seré solitaria para siempre”. Así comienza la canción titulada Carolina, en referencia a uno de los estados de Estados Unidos, en el que está ambientada la película.

La historia trata de una niña llamada Kya, interpretada por Daisy Edgar-Jones, que vive en Barkley Cove, un pueblo de pescadores en una zona pantanosa de Carolina del Norte, junto con su familia. A los seis años sufre el abandono de todos. Queda sola y comienza a ganarse la fama de “chica salvaje” por su vida en permanente contacto con la naturaleza y costumbres alejadas a las de la civilización de la época. Un buen día, la policía encuentra el cuerpo sin vida de un hombre en una playa del pueblo y comienza la investigación de un crimen que la tiene como principal sospechosa a ella: Kya, la chica salvaje, sometida al juicio y prejuicio del pueblo norteamericano de fines de los 60.

Las adaptaciones cinematográficas de novelas o libros suelen generar cierta desilusión en los lectores, y más cuando se trata de obras literarias tan exitosas. Entre los miembros de Campamento de libros surgieron opiniones variadas. A algunos les gustó la película, quedaron conformes, aunque extrañaron “alguna que otra parte del libro que no salió”. Otros sintieron que el filme “no logró transmitir” sentimientos que experimentaron al leer el libro. “Tal vez le faltó profundidad en los personajes y su relación con la marisma (como se llama a la localidad pantanosa donde vive Kya), por ejemplo”, dijeron a Galería.

Durante dos horas y cinco minutos que se pasan como una ráfaga, el público puede ser testigo de una historia difícil de encasillar en un solo género. Tiene elementos de comedia romántica, de thriller y de drama. Lo que sí asegura es un buen rato de entretenimiento.

La chica salvaje, de Delia Owens. Ático de los libros, 376 páginas, 1.190 pesos.