“La tendencia a largo plazo de la temperatura (en ascenso) es mucho más importante que el ránking de los años individuales y esta tendencia es creciente”, destacó el secretario general de la OMM, Petteri Taalas. Según los registros, 17 de los 18 años más calurosos han ocurrido en este siglo y el grado de calentamiento de los últimos tres años “ha sido excepcional”, destacó Taalas.
La variabilidad climática es normal, no hay un año igual a otro y ocurre que hay años más lluviosos, otros más secos, unos más cálidos y otros más fríos. “La gran pregunta es, ¿esto que pasó en 2017 en Uruguay ya está, pasó, o es parte de un proceso del cambio climático en el que podemos esperar temperaturas cada vez más altas?”, cuestionó Bidegain.
Los registros de Europa y Estados Unidos muestran que las temperaturas han venido en permanente aumento desde el comienzo del siglo XIX y se han disparado con la Revolución Industrial, cuando comenzó la quema de carbón y luego el uso de combustibles fósiles que generan gases de efecto invernadero.
“El hombre está actuando sobre la tendencia natural”, destacó Bidegain.
El tema es que para disminuir las emisiones es necesario tomar medidas de peso económico, aumentar el uso de energías renovables y alejarse del uso masivo de combustibles fósiles, algo a lo que se comprometieron los países en el Acuerdo de París en 2015 pero que aún no ha mostrado grandes resultados.
Según los últimos datos disponibles de 2013, Uruguay aporta el 0,066% del total de emisiones de gases de efecto invernadero a escala mundial. Aporta poco pero sufre igualmente las consecuencias, por eso ningún país debe “quedarse con los brazos cruzados” pese a que hoy el partido “se está jugando entre China y Estados Unidos”, los mayores emisores, comentó Bidegain.
En Uruguay, el impacto de las altas temperaturas fue importante en la producción de la granja este último año y también en la producción de trigo y cebada. La falta de frío provocó pérdidas por malos rendimientos en las cosechas, que fueron de mala calidad. Si la tendencia continúa los cultivos de invierno se van a ver cada vez más en aprietos, comentó Bidegain.
También hay riesgos para la salud, agregó. Por ejemplo, las enfermedades asociadas a climas cálidos podrían comenzar a afectar más a Uruguay. De hecho, habitualmente el ciclo del mosquito Aedes aegypti se corta en invierno pero con temperaturas cada vez más altas existe riesgo de que empiece a cambiar.
Números altos.
El promedio sobre Uruguay en 2017 fue de 18,8ºC, unos 1,4ºC por encima de lo normal, todo un “récord”, destacó Bidegain.
El valor de referencia para Uruguay es de 17,4ºC y para calcular este número se toman en cuenta las temperaturas entre los años 1961 y 1990. Este es el valor de referencia que actualmente utiliza Inumet y que también usó Bidegain. Si se toma el período 1981-2010 como referencia, en este caso el valor es 17,8ºC.
Al comparar la temperatura promedio de 2017 con la de referencia para Uruguay se ve una diferencia de más de un grado y esto es “significativo”, destacó Bidegain.
El 2017 fue a escala mundial un 0,4ºC más cálido que la media registrada entre 1981 y 2010 (14,3ºC) y fue el año pasado 1,1ºC superior si se consideran los niveles preindustriales, según datos de la OMM.
El 2001 había sido anteriormente el año más cálido en Uruguay, con un promedio anual de 18,7ºC, esto es 1,3ºC por arriba de lo normal.
Al analizar lo que ocurrió en el país, “dentro de todo lo cálido que ha sido el 2017, el Este es el que más ha aumentado” las temperaturas con respecto al valor de referencia, destacó Bidegain, quien también analizó las altas temperaturas que hubo en aguas uruguayas basándose en datos de la NASA y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
Hace varios años ya que se observa este aumento en el Este del país y Bidegain lo relaciona con el aumento de la temperatura del océano.
Norte y sur.
La temperatura promedio de Uruguay para 2017 (18,8ºC) oculta diferencias. En el sur del país la temperatura promedio fue de 18°C, mientras que en el norte el valor más alto fue de 20°C en el departamento de Artigas. Estas diferencias entre norte y sur son “lógicas”, comentó Bidegain.
En la zona metropolitana, la estación meteorológica de Carrasco registró su máximo absoluto anual el día 30 de diciembre con 33,2°C mientras que a escala nacional el máximo absoluto fue en Mercedes con 37,0°C el mismo día 30 de diciembre de 2017.
Los datos corresponden a los registros de temperatura “al abrigo”, dentro de las casetas de medición. Las sensaciones térmicas suelen ser superiores, aclaró Bidegain.
Invierno caluroso.
El verano 2016-2017 (diciembre 2016, enero 2017 y febrero) mostró “anomalías positivas importantes”, concluyó Bidegain. Esto quiere decir que la temperatura promedio para el verano 2016-2017 fue superior a la que suele haber en los veranos uruguayos. De hecho, fue 0,8ºC superior en promedio.
El otoño de 2017 (marzo, abril y mayo) fue “extremadamente cálido”, destacó Bidegain. En esta estación el promedio para el otoño fue 1,1ºC superior. De todos modos hay una estación que dispara los números: el invierno.
“Sin lugar a dudas, el pasado invierno 2017 (junio, julio y agosto) fue el más cálido registrado” con una temperatura 2,6ºC por encima de lo normal. Un análisis más detallado de los meses permitió ver que el mes de junio de 2017 estuvo 2,7ºC por encima, julio 3ºC arriba y agosto unos 2,2ºC al alza.
“Las condiciones extremadamente cálidas que dominaron todo el país durante esta estación llevó a que en algunos lugares experimentaran temperaturas extremas que fueron récord para estos meses”, analizó Bidegain en su trabajo. Por ejemplo, en Artigas el 25 de agosto se registraron temperaturas de hasta 33,1ºC.
La primavera, en cambio, fue un periodo con temperaturas “ligeramente por encima de lo normal sobre Uruguay”, estudió Bidegain. De todos modos, estuvo 0,7ºC por encima de la temperatura que se toma como referencia. Noviembre fue el único mes por debajo de lo normal, con 0,5ºC menos en promedio.