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Por qué cada vez más parejas deciden dormir en cuartos separados
La práctica, denominada por especialistas como sleep divorce o separación amistosa nocturna, es percibida como una solución a las incompatibilidades a la hora de dormir, que pueden traer numerosos conflictos en el vínculo y hasta en la salud
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Desde la primera vez que intentaron dormir juntos, hace siete años, Felipe y Luciana saben que son absolutamente compatibles en la vigilia, y solo en la vigilia. Porque conciliar el sueño en la misma cama ha sido, desde siempre, un imposible. La necesaria exigencia de silencio total de Luciana es incompatible con los ronquidos de Felipe, y despertarse a toda hora, para ambos, jamás fue una opción. “Nunca pudimos dormir una noche completa juntos”, cuenta Felipe. Pasaron las horas de sueño en cuartos separados por un tiempo, hasta que decidieron dividir el dormitorio principal con una pared corrediza, una inversión finalmente inútil. “El problema es que la pared no aísla tanto el sonido, entonces al final duermo en otro cuarto”, agrega él. Para la pareja, el buen descanso no se negocia. Por eso, la decisión de dormir en cuartos separados fue desde el día uno tomada con total naturalidad. Aun así, son la única pareja dentro de los grupos de amigos, del trabajo y la familia que decidió llevar adelante esta práctica. Los raros o, desde otro punto de vista, los pioneros.
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Felipe y Luciana son parte de un fenómeno que está creciendo en el mundo de la mano de la ruptura de convenciones y de una búsqueda cada vez mayor de diseñar cualquier aspecto de la vida a gusto, necesidad y medida de cada uno. Divorcio del sueño (sleep divorce) le llaman algunos, e incluso así fue como el especialista en sueño Neil Stanley eligió titular su nuevo libro publicado hace un mes (Divorcio del sueño: cómo dormir separados sin separarse). Separación amistosa nocturna (SAN) le llaman otros. La neuróloga especialista en medicina del sueño Cecilia Orellana prefiere el segundo término, acuñado por la jefa de Medicina del Sueño de la Fundación Favaloro, Mirta Averbuch. “En realidad la pareja se lleva bien, no hay ningún problema y son otras las razones para el beneficio de ambos por las cuales se puede elegir el SAN”, indica Orellana. Independientemente del término, lo cierto es que son cada vez más las parejas que llegada la noche deciden sin más vueltas irse a dormir a sus respectivos cuartos. Simplemente, porque así duermen mejor.El estudio Sleep and Partners Research 2023, de The Better Sleep Council (realizado en Estados Unidos), echó luz sobre el asunto: 45% de los encuestados dijo dormir mejor a solas, mientras que otro 45% manifestó dormir mejor con una pareja. De las personas que conviven con su pareja, la mayoría dijo dormir mejor por la noche juntos, mientras que una cuarta parte sostuvo que duerme mejor a solas. Para Stanley, el asunto es muy simple: lo más importante del sueño es conseguir un buen descanso, por lo que si dos personas no duermen bien juntas, ¿por qué lo seguirían haciendo?. “Dormir es lo más egoísta que puedes hacer”, enfatizó al portal estadounidense Refinery29. Varios estudios respaldan la decisión de estas parejas, muchas veces tomadas con apoyo de especialistas. En 2016, un reporte de la Universidad Médica Paracelsus de Núremberg (Alemania) concluyó que los problemas para dormir y los de pareja ocurren en general simultáneamente. Tres años antes, otra investigación de la Universidad de California encontró que una noche de insomnio de uno de los miembros de la pareja causada por las molestias del otro puede resultar en conflictos en la relación al día siguiente. En su anterior libro Cómo dormir bien, Stanley apuntó: “Si uno de los miembros de una relación duerme mal una noche, le falta empatía, tiene más discusiones y más sentimientos negativos hacia su pareja al día siguiente. Esa no es una receta para una relación feliz. Cuando duermas, ¡prioriza tu sueño! El resto del tiempo, prioriza tu relación”.
La psicóloga y sexóloga Rosana Pombo, directora del Centro Sexológico Plenus, nota que se trata de una tendencia en aumento dentro de las parejas que acuden a terapia, aunque aún no hay estadísticas en Uruguay. “El dormir separados está dejando de ser un estigma, pasando a priorizar el bienestar del individuo y desdramatizando la ‘separación’ de la pareja durante la noche”, subraya.
Juntos, separados
Junto con respirar y comer, dormir es una de las tres funciones indispensables para mantener la vida, además de ser uno de los pilares fundamentales como preventivo de otras enfermedades, apunta Orellana, quien también es fundadora y primera presidenta de la Asociación del Sueño del Uruguay. Un buen descanso requiere de ciertas condiciones que varían según cada persona y contexto. Hay búhos (noctámbulos) y alondras (mañaneros), hay personas más sensibles a la luz y otras al sonido. Las hay friolentas y acaloradas, inquietas y tranquilas. A veces, una incompatibilidad de una pareja en uno de estos aspectos alcanza para afectar a al menos uno de sus integrantes.?La directora de Plenus señala que existen nuevas variables que atentan contra el buen descanso nocturno y conducen a elegir esta opción, como el trabajo remoto y la diferencia horaria, el aumento de los niveles de estrés y ansiedad, y las exigencias laborales. “Nos refieren que resulta insostenible tolerar varias noches de mal descanso, enfrentar la jornada laboral puede ser agotador, además de generarle mal humor, irritabilidad, dolores corporales, ansiedad y hasta angustia. Ni que hablar que con el paso del tiempo es un factor de riesgo que puede ocasionar enfermedades como la hipertensión arterial, diabetes, trastornos de ansiedad y depresión, entre otras”. En algunos casos, la separación nocturna es tomada como una medida temporal o parcial. En otros, llega para quedarse.
Tanto Pombo como Orellana, especialista en terapia del sueño, coinciden en que los ronquidos fuertes son el motivo más frecuente a la hora de tomar esta decisión. “A veces la persona que ronca dice que es la otra la que exagera”, cuenta Orellana, y agrega que comúnmente se llega a grabar a la persona que ronca durante la noche para que primero crea y luego entienda la gravedad del asunto. ?Ahora, la separación nocturna en este caso no debería ser entendida como una solución para que quien ronca pueda por fin hacerlo en paz. Por el contrario, Orellana aconseja que se implemente esta práctica en paralelo con las consultas para corregir este problema. “Roncar y tener apnea es una patología del sueño. Es muy importante saber que no corregirlas también puede ser un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares. Nosotros aconsejamos la separación amistosa nocturna mientras se corrige el problema y se busca una solución”. ?La separación también puede ser una solución temporal en el caso de enfermedades agudas, cuando la persona que la padece necesita ir frecuentemente al baño, o estornuda o tose mucho en la noche o se mueve constantemente. Si la enfermedad es crónica, sin embargo, puede que la separación se implemente como una solución permanente. Lo mismo si hay una gran diferencia en los ritmos circadianos de la pareja, hábitos y temperaturas corporales.
Cuestión de acuerdos
En cualquier caso, la decisión de dormir en cuartos separados debe ser conversada y acordada. De lo contrario, puede ser interpretada como una expresión de desafecto. Pombo indica que muchas parejas pueden sentir temor de adoptar esta práctica, y se preguntan si no implica el inicio de la separación y divorcio futuro. “Puede despertar fantasías de rechazo y desamor. Solemos escuchar decir: ‘Me echó del cuarto’. Quizás hace pocas décadas, que la pareja abandonara el dormitorio era un castigo frecuente relacionado a la infidelidad”, apunta. No es casual que las camas de dos plazas sigan siendo la opción más elegida por parejas de todo el mundo. Los especialistas sostienen que compartir cama provoca apego, y que el momento de ir a dormir es en muchos casos el ideal para compartir intimidad emocional y sexual. “Muchas parejas aprovechan ese momento para hablar de temas del día, sobre el trabajo, los hijos, asuntos a resolver, e incluso de temas personales, sexuales y emocionales”, subraya Pombo. Además, para quienes disfrutan de dormir abrazados o de tener relaciones sexuales de madrugada, la separación nocturna puede ser interpretada como una pérdida y ser fuente de frustración, tristeza y enojo. De ahí la importancia de lograr acuerdos para que esta práctica no afecte las necesidades de comunicación, amorosas y sexuales. Por ejemplo, en algunos casos deciden dormir separados entre semana y compartir cama el fin de semana, ya que compensan con dormir hasta más tarde o con las siestas, y es cuando tienen más tiempo y disposición para las relaciones sexuales, agrega Pombo. “Pueden optimizar los tiempos y espacios compartidos, trabajar sobre las rutinas del sueño de los hijos para contar con un tiempo valioso compartido a solas antes de ir a la cama, acordar días entre semana para dormir juntos o los fines de semana compartir tiempo de calidad a solas”, sostiene. Y agrega que, como todo cambio, dormir en diferentes espacios puede ser una oportunidad para desarrollar nuevos espacios exclusivos para la pareja. “Todo dependerá de la motivación y esfuerzo conjunto”, concluyó.
Porque quiero
Más allá de los ronquidos o de los ritmos circadianos, hay personas que aun viviendo en pareja prefieren tener su propio cuarto por el simple hecho de mantener una esfera propia de intimidad. Pesa más en la balanza el poder levantarse todas las veces que uno quiera durante la noche, dar mil vueltas en la cama, destaparse y taparse o quedarse leyendo hasta tarde sin sentir que se está interrumpiendo el sueño de la otra persona. Es el caso de los argentinos Darío Sztajnszrajber y Soledad Barruti, quienes compartieron en el programa Vuelta y Media de la radio Urbana Play que no duermen juntos ni en vacaciones. “Es maravilloso. Te despertás a la mañana y te ves con el otro y le decís: te extrañé anoche”, señaló la periodista. Para el filósofo, la nueva rutina con su pareja es “un descubrimiento”: “Me reconcilié con irme a dormir solo. Tengo mi tiempo, miro mis boludeces en el celular, me duermo cuando me tengo que dormir, me tomo mi copita de mezcal”. Entre celebridades, la separación nocturna es una práctica extendida. A fines del año pasado, la actriz Cameron Diaz expresó en el podcast estadounidense Lipstick on the rim que “deberíamos normalizar los cuartos separados”. Manifestó que el escenario ideal es despedirse de Benji Madden —su pareja— a la noche y que cada uno vaya a su cuarto. O, mejor aún, encontrarse en el cuarto del medio, ese en el que a veces comparten sus ratos de intimidad. Gwyneth Paltrow y Brad Falchuk, Donald y Melania Trump, Matthew Broderick y Sarah Jessica Parker, y Victoria y David Beckham son otros de los personajes practicantes del sleep divorce.