Nombre: Diego Guadalupe • Edad: 63 • Ocupación: Abogado, cónsul honorario de Ucrania • Señas particulares: Le fascina leer biografías, admira a los políticos, le sale muy bien la sopa ucraniana borsch
Nombre: Diego Guadalupe • Edad: 63 • Ocupación: Abogado, cónsul honorario de Ucrania • Señas particulares: Le fascina leer biografías, admira a los políticos, le sale muy bien la sopa ucraniana borsch
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEs cónsul honorario de Ucrania desde 2012. ¿Cómo surgió esa oportunidad? Un día, unos clientes de mi estudio (de abogacía) me hicieron una consulta sobre una actividad que más tarde supe tenía como destino un desarrollo en Ucrania. Les di mi consejo profesional y al tiempo el embajador de Ucrania en Buenos Aires me contactó para decirme que mi sugerencia había resultado exitosa. Además me comentó: “Nos imaginamos que sus honorarios son carísimos, así que en vez de pagarle —para Ucrania sería imposible— hemos decidido ofrecerle el consulado honorario”. A partir de ese chiste me puse a estudiar cuál era la posición de Ucrania en diferentes temas. En ese momento se encontraba en un proceso de acercarse a occidente y a las democracias. Como soy un demócrata y creo en la libertad consideré que podía aportar algo en ese sentido. Me apasiona y estoy absolutamente seguro de que fue la decisión acertada.
¿Cuál es la función del consulado honorario? No tiene ninguna retribución ni ningún beneficio del Estado de destino, pero hay voluntad de acercamiento entre las dos naciones. Mi función es justamente fortalecer esas relaciones hasta que se llegue a abrir una embajada, pero ese proceso ha sido bloqueado por Rusia. De cualquier manera, nosotros hemos intentado desarrollar relaciones de cooperación, educativas y comerciales, pero evidentemente todo se ha enlentecido y estacionado por estas circunstancias. A la colectividad le facilitamos sus requerimientos y damos solución en temas de documentos o cuando tienen alguna emergencia.
¿En Uruguay hay una colectividad ucraniana? Sí, en Montevideo nos reunimos alrededor de 50 personas pero hay descendientes en San Javier, Salto, Paysandú, Río Negro, Tacuarembó. A partir de la guerra, según datos de Migraciones, las solicitudes de residencias han superado las 200 de permanencia anual.
¿Qué tradiciones mantienen esas colectividades? Las flores y las coronas que arman, la gastronomía, las danzas, que son hermosas; es la tierra originaria de los cosacos. Pero en estos momentos nos juntamos sobre todo para conversar sobre la guerra y cómo apoyarlos, porque dejaron a sus familias y están sufriendo mucho. En las reuniones también se come varenike, un plato tradicional preparado con pasta, y siempre se ofrece el pan de bienvenida y la sopa borsch de remolacha, que a mí me sale muy bien.
Su familia también es de inmigrantes. Sí, mi madre era hija única de padres italianos y tenía una actitud de superación, de sacrificio y compromiso. Gracias a mis padres soy abogado. Esa es mi profesión, trato de arreglar entuertos, como decía Don Quijote. Mis padres se conocieron en la facultad pero mi madre no llegó a recibirse en ese momento, después retomó y vivió como abogada de la Contaduría General de la Nación.
Como abogado asesoró a parlamentarios del Partido Nacional. ¿Nunca quiso competir por un puesto político? No, soy una persona que no tiene grandes ambiciones y no le interesa mucho estar en la palestra o en el liderazgo de una agrupación política. Además, lo sufrí en carne propia con mi padre, que fue senador nacionalista herrerista, entonces sé el sacrificio que exige.
¿Iba a los actos con él? Siempre fui muy compañero de mi padre. Recuerdo especialmente la campaña electoral del 66, con (Martín) Echegoyen, con María Hortensia de Lacalle, hija de Luis Alberto de Herrera y abuela de Lacalle Pou; recuerdo a la familia Heber, al propio Lacalle Herrera. Recuerdo las conversaciones de los líderes en las que pasaba horas sentado escuchando, fue un gran aprendizaje. Al político uruguayo Héctor Payssé Reyes lo adopté como abuelo postizo.
También es un gran lector. ¿Prefiere novelas o biografías? Ahora mi lectura está concentrada en temas profesionales y la crisis generada por la invasión rusa a Ucrania, pero prefiero libros de historia o biografías. La primera que leí fue la de Mahatma Gandhi; la segunda, la de (Winston) Churchill, y ahora estoy releyendo la de la ex primera ministra de Israel Golda Meir, una mujer fabulosa. Hay una anécdota de Payssé Reyes, que cuando estaba en las Naciones Unidas ofreció una despedida a las misiones. Meir llegó tarde y, cuando él la va a recibir, los árabes se paran y se van, y ella le dice: “Pero, doctor, usted no me pida disculpas, yo sé que soy tan fea que hay pocas personas que me soportan”. El sentido del humor que tenía… una mujer impresionante, que, además, nació en Kiev.
Antes de ser electo presidente, Volodímir Zelenski protagonizó la serie Servidor del pueblo, en la que interpreta a un maestro que llega a presidente. La realidad superó a la ficción. Sí, él es un abogado que fundó con su señora una productora cinematográfica. Parecería que su papel fue tan bien recibido que después tomó el paso de ser candidato. De todas maneras, el mundo se ha visto sorprendido con su capacidad de liderazgo. Hoy en Ucrania 90% de los ciudadanos lo apoya; no hay disconformismo con Zelenski, aunque todos quisieran la paz, por supuesto.
¿Qué le queda pendiente? ¿Conocer Ucrania? Sí, me queda pendiente pero ya lo haré. Ucrania va a salir exitosa de esta invasión, va a lograr revertir la situación, la comunidad internacional apoyará su reconstrucción y Uruguay también.