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Juana Viale: “Conducir los almuerzos era la posibilidad de seguir dando trabajo”
La actriz, que recorrerá Montevideo y el interior del país con la obra de teatro El ardor, combina también la televisión con proyectos de cine y asegura que estar al frente de un programa de actualidad como lo hacía Mirtha Legrand es un desafío enorme para la cabeza
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La actriz, que recorrerá Montevideo y el interior del país con la obra de teatro El ardor, combina también la televisión con proyectos de cine y asegura que estar al frente de un programa de actualidad como lo hacía Mirtha Legrand es un desafío enorme para la cabeza
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El calor de enero encontrará a Juana
Viale en los caminos del interior de Uruguay. Una gira de la obra de teatro que
protagoniza, El ardor, es el motivo del periplo, que empezará en Punta
del Este este viernes 7 y terminará en Montevideo el viernes 28. Dice que
veranea en Uruguay desde su infancia (“Vengo desde que tengo tres años y voy a
cumplir 40”), así que debería sentirse como en casa. El trajín de la gira, de
todas maneras, es parte del encanto de la profesión, asegura también la actriz
y novel conductora de televisión. La pausa obligada de la pandemia para el
rubro artístico que puso en suspenso sus proyectos en cine, sumado a los cuidados
y el aislamiento que impuso el virus para las personas mayores, entre ellas su
abuela, Mirtha Legrand, supusieron en medio de la crisis una oportunidad:
ponerse a la cabeza de la famosa mesaza, con todo lo que eso implica.
Pero si hay algo que no le falta a Juana Viale es osadía, así que aceptó el
reto, y salió airosa.
La obra que la trae a este lado del
Río de la Plata es una reposición dirigida por (el también actor) Luciano
Cáceres que, en su puesta en escena anterior, fue parte de la cartelera teatral
marplatense de 2018 con gran éxito. El ardor tendrá en este primer mes
del año 18 funciones en Uruguay, recalando, además de en Punta del Este, en
Paysandú, Mercedes, Carmelo, Colonia del Sacramento, Rosario, Treinta y Tres, y
terminando en Montevideo.
La historia es la de una familia de
clase media, integrada por madre (Rita, interpretada por Viale), padre (Marco,
Juan Gil Navarro) e hijo adolescente (Manu, Santiago Magariños), que sobrevive
a los sofocantes días de verano en su departamento de Buenos Aires. La llegada
de un primo del Paraná (Antonio, Joaquín Berthold) viene a sacudir la aparente
calma: seduce a Rita, provoca los celos de Marco y pone en evidencia la crisis
del matrimonio y la falta de comunicación en la familia. “Es en tono de comedia,
pero la verdad es que es una tragedia”, opinó Viale.
La actriz y conductora conversó con Galería
sobre su regreso al teatro y su incursión en la conducción, contó cómo
prepara cada programa y cómo maneja la exposición y habló sobre el rol de las
mujeres en su familia.
¿Extrañaba el teatro?
Sí, la verdad que sí. Me encanta
hacer teatro, y tengo varios proyectos, y volver con esto, que está buenísimo.
Somos un equipo que nos conocemos, entonces todos los ensayos están buenísimos
porque no solamente refrescamos todo lo que ya teníamos completamente olvidado,
sino que se suma un compañero nuevo (Juan Gil Navarro, que interpreta el papel
que antes hacía Luciano Cáceres) y es muy entretenido. Luciano quedó como
director, porque también tiene otra obra en Buenos Aires. Así que es relindo el
proyecto, el grupo que tenemos, nos divertimos mucho. Los últimos ensayos
fueron en mi casa, así que después de los agujeros que teníamos cada uno en el
trabajo íbamos todos, con hijos, uno un día llevaba helado, otro día llevaba
galletas. Nos íbamos turnando.
Luciano Cáceres dirige El ardor, la obra que protagoniza Juana Viale junto a Juan Gil Navarro, Joaquín Berthold y Santiago Magariños.
Fue en ese impasse por la
pandemia que empezó con los almuerzos. ¿Cómo fue para usted volcarse más a la
conducción?
Fue la oportunidad en ese momento,
porque como todo se paró… Allá nos metieron en cuarentena, si no me equivoco,
el 19 de marzo; yo estaba ensayando una película y dos días antes de arrancar a
filmar nos encuarentenaron, entonces quedó todo el proyecto parado. Cuando vino
lo de la cuarentena las personas mayores, de riesgo, no podían salir, no se
podían mover, no podían hacer nada, y conducir los almuerzos era la posibilidad
de seguir dando trabajo, de poder seguir laburando todos. Es un equipo enorme
el de los almuerzos, toda la técnica, la producción, arte, iluminación, sonido
son un montón de personas. Agarré esa posta y así la llevé durante dos años.
¿Cómo vive la responsabilidad de
llevar adelante la mesa de Mirtha Legrand? El programa la obliga a estar
informada de la actualidad. ¿Fue un cambio para usted?
Sí, una responsabilidad más. Todo mi
trabajo lo tomo con mucha responsabilidad. No tenía ninguna otra diferencia en
ese sentido más que ser un área nueva, la conducción en temas de actualidad.
Justo la actualidad era un desastre universal: la pandemia, un virus que no se
sabía, que barbijo sí, que barbijo no, que dónde se había iniciado, que si era
de un murciélago, que no había vacuna, mil cosas. Todo era un desastre, las
noticias eran muy difíciles y lo que fue el gobierno en nuestro país al
principio, una situación de mucha unidad, duró poco, y empezaron como pasa hoy
en día los dimes y diretes. Y estar al pie de un programa que es de actualidad
es un desafío enorme para la cabeza, para estar lo más informada posible, para
estudiar.
¿Cómo se prepara cada programa?
Se convoca la mesa con los
invitados. Una vez que se confirman esos invitados se hace todo un estudio y
análisis de cada uno, se hacen preguntas, se estudia y bueno…
Parte de la tarea es ir equilibrando
la conversación, porque vienen de diferentes rubros.
Sí, por lo general la mesa de los
sábados, la de la noche, es más política: periodistas de investigación,
políticos, escritores. Y los domingos es más artístico, del rubro de las artes.
Para distender un poco, porque además es al mediodía.
Más para el almuerzo familiar.
Claro, imaginate, la gente en la
casa está toda la semana: política, noticias. Entonces es más entretenido, y
para mí también es más liviano a veces.
Más de cinco décadas después de que Almorzando con Mirtha Legrand tuviera su primera
emisión al aire en Canal 9 (con Duilio Marzio, Alberto Migré, Leopoldo Torre
Nilsson, Beatriz Guido y Daniel Tinayre, célebre marido de la conductora y
productor del programa, como invitados), la pandemia forzó el confinamiento
preventivo de la conductora, entonces de 93 años. Pero la maquinaria siguió
funcionando gracias a que su única nieta, Juana Viale, que ya había conducido
los almuerzos, suplantándola en situaciones puntuales, asumió el rol de
anfitriona de este clásico familiar de la televisión dominguera.
¿Qué consejos le dio su abuela antes
de que empezara? ¿O se los sigue dando?
No, mi abuela es mi abuela.
Solamente me dice cosas como ‘gritás mucho cuando salís’. Bueno, sí, grito, soy
eufórica (risas). Pero se divierte, es refán mía. Es un amor. Ella fue a
ver El ardor en Mar del Plata en su momento y le encantó.
Se la ve muy matriarca de la familia
a Mirtha. ¿Es así?
No somos una familia tan
matriarcal. Lo que pasa es que por ahí públicamente lo que se ve es que las
mujeres estamos al frente de la pantalla. Pero el productor del programa es mi
hermano (Nacho Viale). Y antes era mi abuelo. Y el hermano de mi abuela (José
Antonio Martínez Suárez) era un gran director de cine y un gran maestro de
directores. Y yo tengo un papá (Ignacio Viale) muy presente. Por ahí es lo que
se ve públicamente... Pero no, todos laburamos, todos estamos ahí, batallando.
¿Cómo se lleva trabajando mano a
mano con su hermano?
Bien, no es la primera vez que trabajo con él. Ya
trabajé hace muchos años en una serie que se llamó Estocolmo. Cuando
encontrás la mesura para hablar está buenísimo; hay montón de cosas que hablo
con él y otras que no. Por una cuestión de la familiaridad, o por cómo se dicen
las cosas, algunas cosas buscás hablarlas con otra persona. Pero tenemos muy
buena onda.
¿Está de acuerdo con ese dicho de su
abuela “Como te ven, te tratan”?
“Como te ven, te tratan. Si te ven
mal, te maltratan, si te ven bien, te contratan”. No sé. Creo que uno frente a
la vida hace lo que puede y después muchas veces caretea situaciones porque tiene
que seguir batallando. Así que (pongo) signo de interrogación.
Bastante reservada con su vida
privada, Juana Viale ha ido aceptando los altos niveles de exposición, primero
por la fama de su familia y después por la propia. El inicio de cada una de sus
relaciones amorosas ha sido público: con su primer novio, Iván de Pineda; con
el padre de su hija mayor (Ámbar), Juan de Benedictis; con el padre de sus
otros dos hijos (Alí y Silvestre), Gonzalo Valenzuela; y con algunas más
pasajeras. También las rupturas, por dolorosas que fueran, allí estaban,
retratadas en una foto robada y a la vista de todos. Pero eventualmente el ser
humano se adapta a su hábitat natural, aprende a convivir con él y a controlar
el potencial impacto que puede causar. Recientemente, Viale ha dicho haberse
curtido y generado “cuero de chancho”. Tan es así que ella misma deslizó al
aire, en uno de sus almuerzos, la posibilidad de casarse con su actual pareja,
el arquitecto Agustín Goldenhorn.
Siempre fue muy reservada con su
intimidad. ¿Se reconcilió un poco con la exposición?
Mi trabajo es la exposición, no mi vida. Así que
mantengo la misma política siempre.
¿Y no siente una mayor invasión
ahora que está de manera más constante en la televisión?
No. Creo que hay demasiadas noticias en el país como
para estar preocupándose por mi vida. Argentina no da tregua a nadie.
Juan Gil Navarro y Juana Viale en la obra El ardor.
¿Habla con Ámbar, su hija mayor, de
ese tema, de cuidar la exposición, sobre todo en las redes sociales? ¿De qué
mostrar y qué no?
Nosotros en la familia charlamos
mucho todo. Pero Ámbar es grande, tiene 18 años, es una mujer ya, entiende
muchísimo el mundo, y de hecho trabajó con mis redes, las manejó mucho tiempo.
Y después cada uno maneja su privacidad. Muchas veces las redes son para
trabajar, o para mostrar trabajo, o para hacer un comentario o un pensamiento,
pero eso no implica la vida de uno. Creo que eso hay que ponerlo como la base
fundamental en la vida. Si todos creemos que las redes sociales son la vida de
uno, creo que puede hacerles mucho daño a todos. La gente no está todo el día
sonriendo con un filtro puesto. Es otra cosa la vida.
¿Cómo suelen pasar las fiestas? ¿En
familia?
Nos juntamos siempre todos los que estamos, los que
podemos. Pero no tanto alarde. Lindo compartir, lindo poder sentarse, charlar.
Somos una familia que trabaja mucho y no siempre los tiempos son los mismos
para todos, pero tratamos de estar todos juntos, y todos juntos significa una
mezcla de familia enorme, porque son los tuyos, los míos, los que están, los
que se separaron, se volvieron a casar. La familia es amor, es amigos.
Va a pasar todo enero en Uruguay,
con una gira grande por el interior.
Sí, eso es lo lindo. A mí me encanta
el interior, me encanta viajar, hacer gira; me parece que es un plus que
tenemos los que hacemos teatro, viajar y girar. Me gusta, tiene una mística muy
linda hacer funciones, después salir a comer, comentar. Va con el combo de
hacer teatro. Me encanta.
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
¿Algo en cine o televisión?
Tengo un montón de proyectos: tres películas, una
en Uruguay, una en Brasil y una en Córdoba, con producción mexicana. No sé en
qué momento voy a ser madre. Y quién sabe si El ardor sigue también.
Ahora que se liberaron mucho los protocolos, arrancó de vuelta toda la
industria, es un poco acomodar la agenda con el espacio que uno tenga. Son
todos proyectos, con elenco y fechas a confirmar.