Nº 2142 - 30 de Setiembre al 6 de Octubre de 2021
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLa interrogante del título habrá de verse disipada esta misma noche, cuando concluya en la ciudad de Curitiba el duelo entre Peñarol y el local Athletico Paranaense, revancha del cotejo disputado una semana antes en el Campeón del Siglo, y que concluyera con la inesperada victoria del equipo brasileño.
¿Inesperada? En lo que atañe al visitante, se nos ocurre que sí, por cuanto no venía teniendo una buena actuación en el Campeonato brasileño (estaba 10º en la tabla), por lo que incluso se vio obligado a cambiar de técnico, apenas unos días antes. Tampoco cuenta con futbolistas de renombre, al punto que su mejor figura es el recién incorporado exaurinegro David Terans. Le favorecía, sí, y muy claramente, su historial ante Peñarol, pues de los cinco partidos que ambos habían disputado por torneos de la Conmebol, solo había perdido uno; e, incluso, tenía en su haber una goleada por 4 a 1 en el año 2018, en el propio Campeón del Siglo.
Pero este reciente resultado fue aún más inesperado para el dueño de casa, pues en la presente edición de la Copa Sudamericana, la estadística de los partidos que había disputado de local ante equipos extranjeros, le resultaba ampliamente favorable. A lo que cabe agregar que en el tramo anterior, tanto fuera del país como en lo local, el aurinegro había exhibido una línea de fútbol por demás destacada, caracterizada por el muy prolijo y consistente trato del balón —preferentemente en ambas bandas laterales del campo de juego— y una inusual efectividad ante el arco rival, aspectos estos que le hacían disimular algunas falencias en la última zona defensiva. En ese panorama, este primer choque de la fase final presentaba halagüeñas perspectivas para el dueño de casa.
La realidad, sin embargo, demostró —con singular dureza— que esos vaticinios resultaron equivocados. Los brasileños se volvieron a su tierra con una victoria impensada, producto más de los errores del rival que de sus propias virtudes. En tanto que Peñarol vio cómo, de golpe y porrazo, se venían al suelo sus fundadas ilusiones de arrancar la serie semifinal con un triunfo que le diera la suficiente tranquilidad para repetir, de visitante, sus últimas excelentes faenas en el país norteño, y poder acceder por fin a la final de este esquivo torneo (que, como ya lo decidiera la Conmebol, habrá de disputarse en un único partido, en nuestro país).
Sin pretender centrarnos en el análisis de un partido jugado una semana atrás, no cabe dudas de que el prematuro e inesperado gol de la visita (apenas en el primer minuto de juego y como consecuencia de un grueso error colectivo del locatario) caló muy hondo, tanto en los hinchas aurinegros presentes en la tribuna, como dentro del propio campo de juego. Tras algunos minutos de desorientación, y sin lograr plasmar su habitual estilo de juego, Peñarol se lanzó al ataque y pudo llegar al empate, pocos minutos después, con el clásico oportunismo de su goleador, el juvenil Álvarez Martínez. Se supuso que, tras nivelar el tanteador, el dueño de casa podría seguir de largo, pero ello no sucedió. Ni en lo que restaba de esa primera etapa, ni tampoco en el período final (ya con algunas variantes no del todo acertadas dispuestas por Larriera) pudo el elenco aurinegro reiterar el muy buen juego colectivo, que le había permitido acceder a esta instancia decisiva. Es que, si bien se adueñó casi por entero de la iniciativa, no tuvo la precisión y profundidad necesarias como para poner en aprietos a la poblada retaguardia adversaria. Y, para colmo de males, en una de sus escasas réplicas ofensivas, Pedro Rocha (¡vaya coincidencia con el notable futbolista aurinegro de la década del 60!) sorprendió a Dawson con un remate lejano, marcando el segundo gol que liquidó el partido en favor del visitante. Y, de más está decirlo, propinándoles un durísimo e inesperado golpe a las ilusiones de los hinchas carboneros.
Pero ¿es que debe darse por perdida la posibilidad aurinegra de revertir esa situación adversa? ¡Veamos! Se sabe que, como los goles de visitante valen doble, Peñarol deberá anotar inevitablemente dos, si quiere torcer el destino de esta semifinal (y ello solo en el caso de que logre mantener su valla incólume). Pero puede incluso absorber un gol de rival, lo que llevará a una definición por penales. La cuestión resulta entonces preguntarse si está al alcance del equipo aurinegro esta eventualidad. Y creemos que sí, sin perjuicio de reconocer que, en principio, ella no parece ser la hipótesis más probable.
La primera reflexión al respecto tiene que ver con la valía de uno y otro equipo. A nuestro entender, aún con esa sorpresiva victoria en el Campeón del Siglo, Athletico Paranaense no nos impresionó como un gran equipo. Por el contrario, creemos que Peñarol tiene potencialmente un superior poderío; en especial, si logra llegar al nivel de excelencia exhibido en el tramo anterior, que le permitió acceder con autoridad a esta etapa definitoria del torneo. Asimismo, mucho tendrá que ver si —tal como aconteciera en la contundente victoria por 3 goles a 1 como visitante ante Sporting Cristal, en los Octavos de final de este mismo torneo— el equipo de Larriera logra ponerse en ventaja en los minutos iniciales del partido; en cuyo caso estará obviamente a solo un gol de clasificar a la final. Dicho lo que antecede, al único fin de señalar la inconsistencia de desechar de plano toda chance aurinegra a tal respecto.
Si, como acabamos de explicar, no está todo perdido para el equipo aurinegro, es sí imperioso que logre retomar el excelente nivel que exhibiera en los tramos anteriores de esta Copa, cada vez que tuvo que salir a jugar de visitante. Es que fueron varios los puntos obtenidos en tales circunstancias (al caso su gran victoria ante el linajudo Corinthians), a diferencia de lo que venía siendo una inacabable racha de resultados adversos, de muchos años a esta parte.
Lo que acontezca esta noche nos dirá si estábamos en lo cierto, en pensar que no estaba todo perdido. Aunque existe también un elemento circunstancial, por estos días, que puede quizás incidir en la problemática resurrección aurinegra, y que es el lema grabado a fuego, hace ya 130 años, por los socios fundadores de Peñarol: “Serás eterno como el tiempo y florecerás en cada primavera”.