Sr. Director:
Sr. Director:
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLeyendo el artículo “Jardincitos de cuartel” de la Sra. Andrea Blanqué, percibo que es de las personas que no aprueban que una sociedad acepte, como la nuestra, tener en su seno un sector especializado en ejercer las acciones militares que la defensa nacional pueda imponer.
Tiene derecho a pensar lo que quiera y si puede, también, como en este caso, hacerlo público en su columna “Distopías urbanas”.
Durante el gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, en 2006 y a instancias del Ministerio de Defensa Nacional, se llevó a cabo un amplio debate nacional sobre la temática militar en el que participaron muy variadas personalidades e instituciones nacionales y extranjeras y que se extendió por varios meses.
Acorde con la profundidad y amplitud que dicho debate adquirió se llegó en algunos niveles de trabajo a cuestionar la propia existencia de las FFAA.
El debate concluyó, no precisamente con una recomendación de disolverlas, sino en la necesidad de hacer algunos ajustes legales lo que con el tiempo generó la Ley Marco de Defensa Nacional Nº 18.650 promulgada el 9/02/2010 que en su Art.17 consagra la existencia de las FFAA al expresar:
“Las Fuerzas Armadas, institución militar de la defensa, son responsables de la ejecución de las actividades militares de la Defensa Nacional”.
Esta ley la aprobó un Parlamento con mayoría del partido político que, me hace saber no sé para qué, ella misma votó.
“Mientras refriega una olla” se horroriza pensando que Uruguay le pudiera estar comprando armamento a Brasil y la deja por ahí.
Trato de sacar alguna conclusión útil del hecho de que se horrorice de algo sobre lo que parece no tener información y sobre lo cual no sabe si es o no una realidad.
Condimenta su caótica columna con palabras fuertes: “bombas”, “granadas” y “ametralladoras”.
Le paso algunos números de la consultora de defensa IHS Jane’s y del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo para que se horrorice otro poco.
Los gastos militares de América Latina en 2012 fueron más de 34.000 millones de dólares, un 4,2% más que en 2011, cifra que entre 2008 y 2012 creció más de un 16%.
El país con el mayor gasto militar de esta región en 2012 fue Venezuela, seguido por Brasil.
La Argentina ha aumentado sus gastos en defensa en los últimos 10 años 123%.
También nos cuenta que escuchó “intramuros” a frenteamplistas decir que creen que el ejército está de más, que los soldados están ociosos y “que los mandos ganan dinero”.
Miles de uruguayos, sea por vocación o por necesidad laboral, prestan servicios en las FFAA. La mayoría de ellos ingresan muy jóvenes y encuentran un ámbito de formación, educación, trabajo y convivencia que les permite desarrollar decorosamente sus vidas.
Todos, mandos y mandados, como es obvio reciben mensualmente sus menguadas retribuciones que deben destinar a alimentación y vestido para sus familias, educación de sus hijos, vivienda y algún esparcimiento.
Siempre en onda de “distopías urbanas”, da tremendas estocadas que van desde recordar la gestión que el ex presidente Vazquez hizo ante el ex presidente Bush pasando por “el triplete genocida” perpetrado por la Triple Alianza contra Paraguay, “hermano del sueño bolivariano” y termina ocupándose del ministro Fernández Huidobro al que riega de descalificaciones bastante feas… pero dichas, según aclara, por otros.
Refiriéndose a las actividades de las FFAA, sigue condimentando sus estocadas con otras palabras fuertes: miedo, odio y resentimiento que por ser propios toman otra dimensión y cierra con un toque de desdén: “hoy, es verdad, ayudan en las inundaciones”.
Además de todas las actividades necesarias para estar entrenadas como para poder cumplir las funciones que les han encomendado la Constitución y la Ley, las FFAA cumplen infinidad de otras funciones en apoyo a la sociedad en que viven pero el autoproclamado miedo, odio o resentimiento de la autora le deben impedir ver.
Su última estocada es a la sensibilidad del lector: “¡Cómo me gustaría que fueran (los cuarteles de sus jardincitos) liceos públicos (no vaya alguien a pensar que pudieran ser privados) de tiempo completo”.
En pocos parágrafos, la Señora Blanqué nos pasea de sus cacerolas a la Deutsche Welle, a la importancia de Brasil como productor de armas, a bombas y ametralladoras, a Miguel Nogueira y la situación de la Armada, a Tabaré, Bush y Botnia, a una pieza publicitaria institucional de la Fuerza Aérea, a los “verdes” y sus odios, a “los milicos” y la seguridad pública, al conflicto de Nicaragua con Costa Rica, a la dictadura, a la Triple Alianza, a Florencio Sánchez, al síndrome de Estocolmo, a la jueza Mota para terminar ¡en los liceos de tiempo completo!
La fatiga solamente me permite terminar esta carta al Sr. Director con una frase del presidente Mujica: “Socorro”.
Miguel Rodríguez
CI 1.045.710-6