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En los primeros meses del año el mercado laboral se siguió ajustando a una economía enlentecida. Se hicieron más comunes los despidos y los envíos al seguro de desempleo, y en ese contexto fueron principalmente los mayores de 40 años, en especial las mujeres, los que más salieron a buscar un puesto.
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Entre enero y marzo, unas 10.600 mujeres y 5.000 hombres con 40 años o más, que en el primer trimestre de 2015 no trabajaban ni buscaban hacerlo, se volcaron al mercado. Más de 11.000 personas de esas edades accedieron a nuevos empleos. Lo contrario se dio para los más jóvenes, que participaron menos en el mercado y fueron el grupo etario con mayor pérdida de puestos.
Eso surge de cálculos hechos por Búsqueda con las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) difundidas el jueves 12, que incluyeron por primera vez datos desagregados para distintos tramos de edad.
La tasa de desocupación se ubicó en 8% de la población activa (unas 140.000 personas), sin cambios respecto al mes anterior. Mientras, el nivel de empleo fue de 59,4% de las personas en edad de trabajar (1.670.000 individuos) y la tasa de actividad —que indica la participación en el mercado laboral— se situó en 64,6%.
La aproximación de las cantidades de personas se hizo usando las estimaciones puntuales de cada indicador, que tienen un margen de error, ya que surgen de una muestra. De todas formas, la comparación interanual permite observar su evolución.
Si se analizan promedios de 12 meses, la tendencia es de un empeoramiento sostenido del mercado desde el inicio de 2015. A fines de marzo del año pasado la tasa de actividad era 64,4%, la de empleo 60,1% y la de desocupación 6,7%; este último marzo los porcentajes fueron 63,8%, 58,9% y 7,7%.
La información por edades muestra en qué segmentos se dio mayormente el deterioro del mercado de trabajo. Más del 70% del desempleo generado entre el primer trimestre de 2015 y el mismo lapso de 2016 se explicó por la población menor de 40. En cambio, los desocupados de 61 años o más se redujeron más de 20%.
Algunos estudios académicos recientes respaldan la idea de que, ante menores tasas de crecimiento económico y de mejora de los salarios, los jóvenes priorizan otras actividades, como el estudio, a la vez que una parte de la población inactiva (mujeres y personas mayores) pueden salir a buscar un trabajo frente a la pérdida de ingresos en el hogar o el desempleo del jefe de familia.
Los mayores.
En 2015 la economía desaceleró su ritmo de crecimiento y eso tuvo impacto en el mercado laboral; se perdieron en promedio unos 27.000 puestos y los aumentos en las remuneraciones fueron menores que en los años previos.
Pero el efecto de la desaceleración jugó diferente según edades y sexo de las personas.
De la población de entre 40 y 60 años, hubo 7.400 mujeres más participando en el mercado en el primer trimestre de 2016 respecto al mismo lapso del año anterior. Los hombres aumentaron en unos 4.000.
En ese grupo etario si bien se generaron unos 5.700 desempleados más, captaron trabajos cerca de 3.900 mujeres y aproximadamente 1.900 hombres.
Entre las personas de 61 años y más se lanzaron al mercado (pasando a ser “activos”) unos 1.200 hombres y 3.200 mujeres en el último año. El desempleo en este grupo bajó en 1.400 personas, mientras que hubo 1.900 trabajos más para los hombres y 3.600 para las mujeres.
Un estudio realizado algunos años atrás para el Instituto de Economía de la Universidad de la República por Alma Espino, Alina Machado y Guillermo Alves, señala algunas posibles causas del incremento de la actividad entre los mayores. La proporción de desocupados, la jefatura y la proporción de perceptores de ingreso en el hogar tienen una incidencia positiva en la probabilidad de participar en el mercado por parte de la población típicamente inactiva (las personas de más edad, quienes hacen tareas de la casa y los estudiantes), constata. Dichas variables tienen una incidencia mayor entre las mujeres.
En las cifras del INE se observa un aumento de la tasa de actividad para las personas de 40 a 60 años, así como los de 61 años y más. También subió levemente el nivel de empleo para los de más de 60 y bajó menos que el promedio en el caso de los de entre 40 y 60.
Jóvenes.
De los 17.000 empleos menos que hubo en enero-marzo de 2016 comparando con igual lapso de 2015, el 40% lo explicó el grupo de personas que tienen entre 14 y 24 años, otro 33% los de entre 25 a 39, e igual porcentaje aquellos de 40 a 60 años.
Los de 61 años o más redujeron su desempleo (lo que ayudó a moderar la suba de la tasa de desocupación global).
Según un informe divulgado el jueves 12 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Uruguay es uno de los países con mayor desempleo entre los jóvenes entre 15 países de la región, solo por detrás de Costa Rica y Chile.
La participación en el mercado medida a través de la tasa de actividad prácticamente se mantuvo en el último año para la población uruguaya de 14 a 24 años, con una baja para los hombres y un leve aumento de las mujeres.
Los de 25 a 39 años también tuvieron un retroceso en su tasa de actividad, en especial los varones. Ese grupo etario perdió 11.500 puestos, en proporciones similares por género.
El estudio de Espino, Machado y Alves también señala el efecto que tiene el ciclo económico sobre la participación laboral de los más jóvenes, en particular los estudiantes. Los niveles de inactividad de dicha categoría muestran una relación inversa con la evolución del Producto Bruto Interno, y la misma es más acentuada en el caso de los varones.
