Nº 2229 - 15 al 21 de Junio de 2023
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“Voy a votar en contra de este proyecto de ley, entendiendo que atenta contra la Constitución de la República, contra los compromisos que el gobierno de la República ha asumido en convenciones internacionales y, esencialmente, contra la vida de un ser indefenso e independiente, por el que es nuestra obligación velar”. Así argumentaba en 2012 el senador nacionalista Gustavo Penadés su voto en contra de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Hoy, a la luz de las nueve denuncias realizadas contra el senador por explotación sexual de niños y adolescentes, las palabras “ser indefenso” por el que es obligación “velar” quedan resonando, turbias. Porque, aunque por supuesto que hay que esperar que se pronuncie la justicia para evaluar el accionar del senador, el hecho de que fiscalía haya solicitado su desafuero por entender que tiene suficientes pruebas para pedir su formalización, señala por lo menos un relacionamiento dudoso de Penadés con varios “seres indefensos” por los que se debería velar.
“Estoy impactado por las recientes declaraciones hacia mi persona”, afirmaba el senador el 29 de marzo de este año, en una conferencia de prensa realizada desde el Parlamento, que empezó en compañía del ministro del Interior, Luis Alberto Heber. “Pretendo llegar hasta las últimas consecuencias”, aseguraba Penadés con los loguitos del Palacio Legislativo atrás. “Esto es una difamación”, manifestaba Heber. “Le creo a él”, declaraba el presidente Luis Lacalle Pou.
Que un señor poderoso se vea envuelto en un caso de explotación sexual de niñas, niños o adolescentes no es, lamentablemente, una sorpresa en Uruguay ni en el mundo. Se puede pensar en los imputados de la Operación Océano, todos “señores de bien” cuyas víctimas aún esperan justicia, o hasta en Jeffrey Epstein, el millonario estadounidense condenado por una red de explotación de menores. En Uruguay, los registros de explotación sexual hacia niñas, niños y adolescentes vienen creciendo en los últimos tres años, llegando a 529 casos en 2022.
Lo que resulta verdaderamente preocupante, es que figuras como la del presidente de la República y el ministro del Interior no se llamen a silencio ante un caso así. Cuando las mujeres del mundo entero, allá por 2019, inspiradas en el colectivo artístico chileno Las Tesis, cantaban: “El violador eres tú, son los pacos, los jueces, el Estado, el presidente”, esto es precisamente a lo que se referían. Que todavía vivimos en países donde los “pactos entre caballeros” aplastan cualquier derecho de las personas vulneradas. Y más si se trata de niños y niñas. Que las víctimas tienen todas las de perder cuando nadie les cree, cuando los victimarios son poderosos o cuando las fuerzas policiales no colaboran a la hora de resolver un caso.
Que el presidente del principal organismo rector de las políticas de infancia y adolescencia en el país haya declarado: “Confío, porque conozco al senador Penadés desde hace muchos años, que pueda demostrar su inocencia”, también es problemático. Y que, pasado el tiempo y ya con desafuero y ocho denuncias, lo primero que responda al ser consultado por el caso sea: “Tenemos que esperar el fallo de la justicia”, sigue sonando raro. Porque lo que se espera de una persona que ocupa su puesto, es que responda con el foco puesto en los derechos de las infancias y adolescencias, no en el correligionario indagado. Por último, molestarse con la observación de la relatora de Naciones Unidas que dijo que Uruguay “normaliza” la explotación y el abuso sexual infantil, es desconocer la deuda histórica que tenemos, tanto la sociedad como el Estado, con las niñas, niños y adolescentes uruguayas.
Por último, que la senadora Carmen Asiaín señale que le parece importante aclarar que a Penadés se lo acusa de un delito que “atañe a su vida íntima” pero que “no tiene que ver con corrupción o malversación de fondos”, no solo parece innecesario, sino que resulta doloroso y brutal.
“El Estado opresor es un macho violador”, cantaban Las Tesis. Todavía queda mucho por avanzar.