Nº 2104 - 30 de Diciembre de 2020 al 6 de Enero de 2021
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“El peor año de la historia”, como definió la revista Time al año 2020, está finalmente llegando a su fin. Sin embargo, parece que ni aún en estos breves días festivos hay descanso para quienes constantemente buscan socavar derechos alcanzados.
El semanario La Mañana eligió precisamente el “Día de la Familia”, el pasado 25 de diciembre, para publicar un artículo acerca del “debate sobre la agenda de género” en Europa. En una parte, el artículo hace referencia a la ley que prohíbe la adopción para las parejas del mismo sexo, que fue aprobada hace dos semanas en Hungría (país cuyo gobierno, en manos del primer ministro Viktor Orbán, ha sido recientemente definido por algunos como “autoritario” y “autocrático”). Al día siguiente, el senador y líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, citó en sus cuentas de Twitter y Facebook un extracto del texto de la ley húngara: “Hungría protege la institución del matrimonio como asociación entre un hombre y una mujer, y la familia como base para la supervivencia de la nación. La base de la familia es el matrimonio y la relación entre padres e hijos. La madre es una mujer, el padre es un hombre”. El comentario marca claramente su postura en contra del matrimonio igualitario, dejando por fuera cualquier otro tipo de núcleo familiar que no sea conformado por una madre-mujer y un padre-hombre. Así, no solo les falta el respeto a tantas familias conformadas por parejas homosexuales que crían a sus hijas e hijos con amor, sino que además parece desconocer que su noción restrictiva de familia está lejos de la perfección, con altos índices de violencia de género a la interna de los “matrimonios tradicionales” a escala global.
Pero por supuesto que no es la primera vez que Manini Ríos hace comentarios “antigénero” de este tipo. De hecho, se puede afirmar que estos discursos forman parte importante de su estrategia política. Hace apenas un mes, había planteado en el programa Buen día, de Canal 4, que la sociedad uruguaya “se merece una nueva discusión” sobre el tema del aborto, y que Cabildo Abierto va a volver a plantear el debate. Cuesta pensar, sin embargo, en una ley sobre la que haya habido más discusión en Uruguay, y que ni el veto presidencial de Tabaré Vázquez, ni la consulta popular para derogarla (que contó con una adhesión de menos de 9% de las personas habilitadas para votar) lograron dejarla por el camino. Manini Ríos lo sabe.
Es que podría decirse que Cabildo Abierto es el partido que más vino a encarnar en el espectro político nacional a los grupos antigénero, junto con algunos sectores del Partido Nacional representados por figuras como Álvaro Dastugue o Carlos Iafigliola. Estos movimientos antigénero que desde hace ya varios años han ido tomando fuerza en el mundo, tienen posturas estrictas que se oponen a temas relacionados con la salud sexual y reproductiva (como el aborto), la educación sexual, el matrimonio igualitario, o hasta con el divorcio y los métodos anticonceptivos. Este avance se ve claramente en la experiencia reciente de países como Estados Unidos con Trump, Hungría con Orbán, Nicaragua con Ortega o Brasil con Bolsonaro.
Pero es importante entender qué es lo que hay detrás de estas posturas globales antigénero. Como plantea David Patternote (2020), profesor de la Universidad Libre de Bruselas, el objetivo de estos movimientos no es “devolver a las mujeres a la cocina o a gais y lesbianas al closet”. Patternote advierte que centrarse mucho en lo que está bajo ataque con estos grupos, impide ver que “los asaltos a los derechos de las mujeres o los derechos LGBTI forman parte de un proyecto más amplio, que busca establecer un nuevo orden político, menos liberal y menos democrático”. Se vuelve urgente, afirma, “leer” las campañas antigénero a través de los procesos globales de “desdemocratización”, en el que el género y la sexualidad se han vuelto campos de batalla simbólicos, pero donde los objetivos son mucho más amplios. Como el propio Patternote afirma, “investigaciones contemporáneas sobre la libertad académica demuestran que la extrema derecha y actores populistas no apuntan únicamente al desmantelamiento de las actuales instituciones de producción de conocimientos sino también al avance de un nuevo criterio de qué es lo que hace válido al conocimiento, y, finalmente, qué califica como verdad”.
Por eso, cuidado con los caballitos de batalla. Probablemente a Manini Ríos le importe menos quién se casa con quién, y más marcar la cancha de su proyecto antidemocrático con menos libertades y verdades dudosas.