N° 2008 - 14 al 20 de Febrero de 2019
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáOtra vez la misma historia. Ya van casi quince años y el guion se repite con apenas algunas variantes. A veces cambian los actores principales, otras el escenario o los temas en cuestión, pero el desarrollo y el final son siempre los mismos. El problema es que muchos la asumen como si fuera una gran novedad, la comentan entusiasmados y así vuelven a darle vida.
Hace ya demasiado que el Frente Amplio está jugando a ser gobierno y oposición al mismo tiempo. Desde el debate del primer presupuesto quinquenal, allá por el año 2005, se hizo una costumbre. Aquella vez hasta generó una amenaza de renuncia del ministro de Economía, Danilo Astori, que luego, obviamente, no se concretó. El problema entonces fue el dinero que se iba a destinar a la educación. Unos querían más, otros menos, pero después todos levantaron sus manos por la misma cantidad en el Parlamento. Y así volvió a ocurrir decenas de veces con otros asuntos. Salud pública, política exterior, economía, seguridad, en casi todos los temas importantes.
La última semana se agregaron dos nuevos capítulos a esta repetitiva comedia que tiene como objetivo tratar de seguir engañanado a los incautos o poco memoriosos. El primero fue en relación con la situación en Venezuela y la posición adoptada por el Poder Ejecutivo. Primero la Cancillería uruguaya reclamó públicamente junto con México un diálogo sin condiciones para ese país y omitió en forma expresa la propuesta de que se celebren elecciones libres y generales como forma de superar el conflicto. Al otro día, después de la primera reunión del Grupo de Contacto Internacional sobre Venezuela, coorganizada por Uruguay y la Unión Europea en Montevideo, el canciller Rodolfo Nin Novoa apoyó la idea de que la salida a la crisis requiere de comicios libres y transparentes como reclaman la mayoría de los países democráticos del mundo. El ministro se desdijo minutos después ante una pregunta de la cadena chavista Telesur. En menos de 24 horas el gobierno adoptó posturas contrapuestas. ¡Tres veces! De no creer. O sí, teniendo en cuenta los antecedentes.
El segundo episodio es el que protagonizaron el presidente Tabaré Vázquez y el principal precandidato presidencial del oficialismo, Daniel Martínez. Resulta que Martínez quiere crear una especie de Silicon Valley en la ex Estación Central de AFE y así se lo transmitió a Vázquez, según informó El Observador del lunes 11. Pero ese mismo día Presidencia emitió un comunicado público para decir que la información es falsa. Martínez tuvo que confirmar después la veracidad de la propuesta, aunque con un matiz sobre la fecha en la que ambos se reunieron.
Es difícil de creer ese contrapunto. Mucho más si se tienen en cuenta los antecedentes de la fuerza política que ejerce el gobierno desde hace casi 15 años. Es probable que estemos ante el juego de siempre, en el que algunos ocupan el lugar del oficialismo y otros el de la oposición, aunque sean del mismo partido político. La lectura lógica que se podría hacer es que Martínez se quiere despegar de Vázquez, que viene en caída libre en las encuestas, y que esta es la manera que encontraron de hacerlo.
Y es probable que en la próximas semanas se sigan sumando nuevos capítulos a esta saga, que parece no terminar nunca. Porque la cercanía de las elecciones lleva a que todo conviva dentro del Frente Amplio: los comunistas, los socialistas, los capitalistas, los ecologistas, los tupamaros, todo. Así siempre fue y más en los período electorales. Con muy buenos resultados, por cierto.
Pero no hay que confundirse. Porque después el que gobierna es uno solo. El exsenador comunista Eduardo Lorier definió el primer período a cargo del Poder Ejecutivo del Frente Amplio como parte de un “gobierno en disputa”. Ese concepto fue retomado varias veces y ha sido utilizado para intentar explicar las diferencias internas que en casi todos los asuntos muestran los radicales y los moderados de la izquierda.
El problema es que la “disputa” no es tan “disputa” como parece. Al final del día, cuando es inevitable definir un camino y no hay debate posible, siempre se terminan imponiendo los mismos. ¿O acaso Uruguay firmó un tratado de libre comercio con Estados Unidos cuando tuvo la oportunidad? ¿O rompió relaciones con las dictaduras del continente? ¿O desplazó a los sindicatos de los lugares de decisión y les limitó el poder? No hay disputa en esos casos, hay teatro. Y así será siempre. A tenerlo claro.