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En Ciudad Vieja, por la calle 25 de Mayo, se ve todos los días a un hombre en estado de abandono. Habla solo y durante parte del día pinta algunos cuadros. En el Centro, por la calle Mercedes, un joven se dedica a cuidar coches y cada tanto se sienta en la entrada de una casa para consumir pasta base. Pero hay casos peores: una mujer tiene retardo mental, una enfermedad oncológica, VIH positivo y ejerce la prostitución.
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Esos son algunos de los ejemplos de un grupo de personas que viven en situación de calle. La Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) estima que poco más de 30% de quienes están en esa situación tienen algún tipo de trastorno mental.
A partir del pasado lunes 23, y luego de varios días de frío intenso, se incrementó la capacidad en los refugios en todo Uruguay para atender a las personas que viven en la calle, y los cupos pasaron de 1.591 a 1.791. La cifra aumentó de manera exponencial si se toma en cuenta que en 2005 había 280 cupos distribuidos en siete centros (hoy son 51 centros y se sumará uno más a partir de junio).
El Ministerio de Desarrollo Social (Mides) tiene tres programas para atender a las personas que están en situación de calle: adultos solos, mujeres con niños y personas que requieren cuidados transitorios. El Mides cuenta con un equipo técnico móvil que contacta a las personas que están en la calle y busca convencerlas de llevarlas a servicios de atención y refugios.
El Ministerio está trabajando para realizar en el correr de este año un censo al respecto. Los últimos datos son de 2011. Ese año había 1.274 personas, de las cuales 65,7% dormían en refugios mientras que el resto lo hacían en la calle.
La edad promedio es 30 años y los adultos mayores son los que tienen una estadía más prolongada en la calle. Los más jóvenes “entran y salen” de esa situación, y el 90% son hombres.
El 55% de las personas que viven en la calle son menores de 30 años. Hay dos picos y perfiles: entre 18 y 35 años se concentran los problemas por consumo de pasta base, y entre los 50 y 60 años predomina el alcoholismo.
El pasado viernes 13, diez instituciones estatales (seis Ministerios, tres organismos descentralizados y entes autónomos y una Intendencia), presentaron la Mesa Interinstitucional de Calle. El objetivo es establecer un “plan de acción para la atención de la situación de calle, mejorando las coordinaciones entre los dispositivos y servicios ya existentes”, informó el Mides.
Problemas complejos.
El doctor Daniel Márquez, adjunto a la Presidencia de ASSE, integra ese equipo de trabajo y le da una gran importancia a la coordinación.
Márquez dijo que la población que atienden en calle es extremadamente vulnerable y compleja por los distintos problemas que tienen. Es una problemática “socialmente minimizada”.
Márquez dijo a Búsqueda que según los registros de ASSE, poco más de un 30% de quienes viven en la calle tienen problemas mentales.
ASSE identificó que el principal problema de ese grupo es la esquizofrenia (trastorno de la personalidad, pérdida del contacto con la realidad). Le siguen el consumo de sustancias (pasta base entre los más jóvenes y alcohol en adultos mayores) y en tercer lugar aparece la depresión.
“¿Cómo es la estadía en la calle desde el punto de vista médico? Tenemos patologías que están íntimamente vinculadas entre sí. ¿Qué es primero, el consumo y luego viene la depresión? Cuando hay depresión y consumo es mucho más difícil salir de la depresión si tengo un consumo instalado”, afirmó. A eso hay que sumarle otras patologías crónicas permanentes como la diabetes, VIH, problemas oncológicos o hipertensión, dijo Márquez.
También hay casos de personas con “múltiples patologías”. Márquez estimó que en Montevideo son entre diez y doce las personas que tienen esa situación.
Por ejemplo, indicó que hay un caso de una mujer que tiene retardo mental, una patología oncológica, es VIH positiva, vive en la calle y es trabajadora sexual. “Esa situación requiere una contención específica. La tiene que ver el oncólogo, un infectólogo, y ahí necesita un lugar específico, puntual para poder atenderla”, dijo.Por eso es que se trabaja para tener un lugar especial en el que se puedan atender ese tipo de casos.
ASSE debe garantizar la atención en salud sin importar dónde viven las personas. Si están en situación de calle generalmente circulan en un área acotada y eso permite que los equipos de salud puedan identificarlas y conocerlas.
Márquez explicó que ASSE cuenta con siete médicos de diferentes perfiles que recorren los refugios para hacer la evaluación de la situación de cada persona. “Ellos requieren el apoyo del territorio, de los equipos de salud. Nuestro desafío es que estas personas se atiendan en el territorio en donde estén, porque viven en un barrio. Si logramos ese vínculo entre las personas que viven en un barrio, que tiene un centro de salud, ese vínculo podría permitir que la articulación sea más efectiva”.
Hay quienes son internados, por las diversas patologías que presentan, luego se les da el alta, y al tiempo vuelven a necesitar internación. Se trata de una “espiral” con la que hay que lidiar. “Las personas que ingresaron a un hospital y después no tienen a dónde irse, es como darles un alta a la calle”. Hay que plantearse “alternativas” para esos casos, dijo Márquez. Algunos pueden tener secuelas que no les permiten ser autoválidos, como por ejemplo luego de un episodio de derrame cerebral. En esos casos “no es aceptable que vivan años en un hospital pero tampoco en la calle”, indicó. El desafío es “no generalizar” y tratar los problemas caso a caso. Es habitual que desde ASSE se den altas médicas a refugios 24 horas o refugios nocturnos para evitar que la persona salga del alta del hospital a la calle.
Márquez destacó los beneficios de que el problema sea abordado por varias entidades del Estado. “Si este problema lo toma ASSE sin las otras miradas, va al fracaso; si lo toma el Mides sin las otras miradas, va al fracaso. Este es un problema que tiene el componente salud, el componente social sobre la trayectoria de vida en la calle, la mirada de la Intendencia que tiene que ver con la circulación en los espacios públicos. Entonces, estamos haciendo un esfuerzo supergrande, y ahora se ve más fuerte esta articulación”, indicó. Agregó que ahora los diagnósticos que se están haciendo son más “certeros” debido a que se tienen “múltiples miradas”.