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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáAyer lunes 31 de marzo estaba en la cola de un banco. Delante de mí un chico también aguardaba. Se me acercó y me preguntó si yo era quien había escrito el libro “Yo también tengo mi historia” acerca de la recuperación y reinserción social y laboral de 12 muchachos presos por haber cometido diferentes delitos. Se refería a la experiencia realizada por el acuerdo entre el sindicato del metal (UNTMRA) y el INAU. Dije que sí y allí lo reconocí, él era uno de aquellos muchachos. Estaba en la fila para cobrar su salario. Desde que salió con la medida alternativa de integrarse a una fábrica metalúrgica, no ha dejado de trabajar. Hoy tiene, además, un emprendimiento particular de pintura de casas con otro compañero. Me dio novedades de los demás. Están todos bien, trabajando también. Se acordaba de la presentación del libro en el PIT-CNT con la presencia del presidente Mujica. Me presentó a su esposa y a su hijita que aún no cumplió dos años. Nos despedimos emocionados por el reencuentro. Cuando lo conocí, a propósito de aquel libro que contaba su historia y la de otros jóvenes, él hablaba muy poco. Ahora me encontré frente a un hombre encaminado, con familia y trabajo. Entonces pensé fugazmente: si hubiera imperado entonces, cuando él era menor, la propuesta de los 16 años como edad de imputabilidad penal como adulto, este encuentro no se hubiese producido y tal vez esta historia fuera otra, completamente distinta, con un joven recluido aún, vaya uno a saber por cuánto tiempo más, tal vez perdido para siempre.
Ignacio Martínez
Escritor