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Ganado, miel, pollos, vinos y ahora también la leche integrarán el grupo de productos agropecuarios a los que el gobierno decidió hacer un seguimiento desde el campo hasta que llega al consumidor, mediante la trazabilidad de ese producto. Eso implicará la recopilación de datos e información detallada y precisa de toda la cadena láctea. Pero su implementación ya enfrenta los primeros cuestionamientos en el sector.
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En ese sentido, el titular del Instituto Nacional de la Leche (Inale), Ricardo de Izaguirre, adelantó a Campo algunos aspectos de ese proyecto y aclaró que alcanzar ese objetivo no es visto desde algunos eslabones de ese sector como un factor que mejore la rentabilidad del negocio de los lácteos, aunque eso no significa que haya un rechazo a hacerlo.
Las industrias consideran que la trazabilidad por sí misma no les dará más dinero por la venta de sus productos, pero sí advierten que la presentación al consumidor de algunos datos vinculados a los aspectos sanitarios y la inocuidad alimentaria, entre otros, pueden ser una ventaja para la colocación en el mercado internacional.
Uno de los temas conversados en el Inale entre los representantes de los distintos actores del sector es que los países competidores en la producción de lácteos en el mundo hace pocos años empezaron a estudiar o implementar herramientas vinculadas a la trazabilidad de la leche. Lo que advertido como un eventual factor generador de trabas no arancelarias en el futuro próximo, dijo el presidente del Inale.
En años recientes la Comisión de Trazabilidad del Inale definió el llamado a una consultora para que realizara un relevamiento y sistematizara la información cualitativa para avanzar en el diseño e implementación de un sistema nacional de trazabilidad en la cadena de la leche de Uruguay. La firma seleccionada fue la empresa SP&K Consultores.
Y a fines de febrero el consejo directivo de ese organismo aprobó el informe respectivo.
Algunas de las conclusiones principales de ese trabajo, a las que accedió Campo, indican que “es claro que en la actualidad Uruguay en general y el sector lácteo en particular ya cuentan con sistemas de control que aseguran la calidad de los alimentos elaborados y comercializados”. Esto “genera una oportunidad para avanzar sobre la sistematización de los diferentes registros, controles, procedimientos de rutina, entre otros, lo que permitiría alcanzar un primer paso hacia un sistema de certificación de productos elaborados en ese rubro” del agro.
Luego el Inale inició la etapa de visualizar los pasos a seguir en cuanto al tema en estudio y a partir de un trabajo realizado por la propia Comisión de Trazabilidad, “se identificaron una serie de controles y de pautas de seguimiento que actualmente rigen la lechería uruguaya en todos sus eslabones”, comentó De Izaguirre.
Entre los puntos detectados por la consultoría figura la vigencia de la trazabilidad del ganado bovino, que facilita aspectos operativos y a su vez tiene un efecto demostrativo para su implementación en el sector lechero. Las industrias exportadoras de lácteos se encuentran expuestas a exigencias del mercado internacional y por lo tanto deben trasladar las mismas al resto de la cadena, y existen sistemas de trazabilidad internos a nivel de las empresas, exigencias y controles en áreas claves de organismos referentes.
Otra de las conclusiones de la consultoría es que se cuenta con una institucionalidad articulada e integrada que opera desde varias aristas, lo que permite una buena articulación en la cadena. Además, “el sector está sensibilizado en torno a la necesidad de seguir buenas prácticas productivas” y “Uruguay es percibido como oferente de productos lácteos de calidad”, según los resultados del trabajo.
Los consultores sugieren “profundizar acciones implementadas hace ya algunos años que permitan un manejo integrado de la información, que aporte a la toma de decisiones de los actores públicos y privados, y genere a su vez un posicionamiento en cuanto al seguimiento y control de los procesos” tal como se hace en la actualidad con la trazabilidad bovina.
Estratégico
En el proceso de planificación del tema, el Inale definió el objetivo estratégico de “asegurar la inocuidad, trazabilidad y calidad de la leche en toda la cadena”, según el informe. Para ese organismo es importante tener en claro que “la trazabilidad permitirá seguir el recorrido de los alimentos elaborados en el sector a través de los diferentes eslabones de la cadena —producción, transporte, procesamiento y distribución—, colocando al país en una situación de ventaja ante actuales competidores en el mercado internacional de lácteos y asegurando lácteos de calidad para la población” local.
La remisión de leche a plantas industriales registró un récord en 2013 de 1.948 millones de litros, lo que significó un 3,4% de aumento respecto al año anterior, según un informe publicado por la Oficina de Programación y Política Agropecuaria en diciembre. Indica que el volumen remitido por los productores fue de 1.883 millones de litros en 2012. Ese dato difiere de la información que registra la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (Diea) del MGAP, que en un trabajo sobre el sector lácteo divulgado a mediados de 2013 precisó que la remisión de ese producto llegó a 1.936 millones de litros en 2012.
Más allá de esas diferencias es evidente la tendencia creciente en la producción de ese alimento, pese a que en los últimos años bajó la cantidad de productores lecheros, de 3.474 en 2008 a 3.119 en 2012, conforme a Diea. Eso significó un incremento en los litros remitidos cada día por los tamberos, que en esos años pasó de 1.200 a 1.800.
