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    La propuesta de la Union Europea al Mercosur para cerrar el acuerdo está abierta a la discusión y no es un “tómalo o déjalo”

    Es importante cerrar acuerdos regionales en un marco global de inestabilidad y en el que “el viejo Consenso de Washington de libre comercio global ya no está”

    El acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur salió del “freezer” después de cuatro años. El motivo principal, según el presidente de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo, Bernd Lange, responde al cambio de gobierno en Brasil. En enero asumió Luiz Inácio Lula da Silva en reemplazo de Jair Bolsonaro y desde Europa entienden que eso abre espacio a retomar una negociación que lleva décadas.

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    La llegada de Lula a la presidencia de Brasil no es el único motivo que da esperanzas a Lange de que el tratado entre los dos bloques sea por fin ratificado, la pandemia, la invasión rusa a Ucrania y, en general, una globalización inestable, dice, son argumentos para que el acuerdo llegue a buen puerto. “El viejo Consenso de Washington de libre comercio global ya no está”, resume.

    Lange preside la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo desde 2014 y viajó a la región para conversar sobre el futuro del acuerdo. El tratado entre el Mercosur y la UE fue firmado en 2019, pero todavía no está cerrado. A instancias de los europeos, que plantearon que no podían ratificar lo acordado en sus actuales circunstancias, las dos partes resolvieron incorporar un documento complementario. Europa presentó un borrador con aspectos vinculados al medio ambiente que no cayó bien en Brasil. El gobierno de Lula presentó una contrapropuesta que incluye, entre otras cosas, cuestiones sanitarias. Las conversaciones están abiertas.

    Lange tiene expectativas de que esos intercambios tengan resultados concretos el próximo mes. Si fuera por él, el Parlamento Europeo debería estar en condiciones de ratificar el acuerdo antes de mitad del año que viene y así concluir una negociación que empezó en 1996.

    A continuación, un resumen de la entrevista que mantuvo con Búsqueda.

    —En el comunicado previo a su viaje, el Parlamento Europeo mencionó que visitaría Brasil para hablar del acuerdo UE-Mercosur y Uruguay, principalmente, para ver experiencias en economía verde. ¿Por qué Brasil es clave en el futuro del acuerdo?

    —No haría esa distinción porque aquí en Uruguay también hablaremos del acuerdo. Pero, por supuesto, la situación con Brasil era un poco diferente porque con el anterior gobierno la finalización del acuerdo no era posible. Detuvimos las conversaciones en 2019 y pusimos el tema en el fondo del freezer, porque era obvio que algunas obligaciones que estaban en el texto estaban siendo activamente rotas por el gobierno de Bolsonaro; entonces, era totalmente imposible tener un acuerdo con él. Ahora, después de la elección del presidente Lula la situación ha cambiado. Y, por supuesto, queríamos tener una percepción de cuál es la posición de Brasil sobre este acuerdo. Por un lado, por supuesto, el gobierno es bastante nuevo, tiene cuatro meses, una nueva estructura, con nuevos ministerios, y eso implica que haya cuestiones de coordinación a trabajar; a veces se notaban matices entre los ministerios sobre el acuerdo. Y segundo, supongo, quieren tener qué decir en la negociación, lo cual es totalmente válido. Hay veces que hay una percepción errónea sobre nuestra posición. Lo que decimos es que después de 2019 pasaron muchas cosas: la pandemia, la agresión de Rusia a Ucrania, mucha fragmentación en el mundo globalizado, y todo eso se tiene que ver reflejado en la implementación de un tratado de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur. Por lo tanto, estamos proponiendo un protocolo adicional. Hubo una propuesta de la Unión Europea, que es una base para la discusión, no es un tómalo o déjalo. En las conversaciones que tuvimos con Brasil hubo esta impresión de que se piensa que la Unión Europea ahora está presionando para establecer obligaciones adicionales. Ese no es el caso. Queremos tener una discusión adecuada sobre cómo podemos implementar, monitorear y hacer cumplir las obligaciones.

    —¿Qué contiene el borrador del documento complementario que propuso la Unión Europea?

    —Basados en la experiencia de los últimos cuatro años, apunta a la sustentabilidad, los derechos laborales, la protección ambiental, por supuesto, el cuidado del Amazonas, pero también a los compromisos relacionados con el cambio climático. Entiendo que es algo de interés de las dos partes. Y, mirando al nuevo gobierno de Brasil y también legislación que están preparando, van en la misma dirección. Seguimos reflexionando sobre cómo implementarlo. Es importante para la Unión Europea porque desde el Parlamento Europeo realmente empujamos para establecer cláusulas más fuertes vinculadas a la sustentabilidad en nuestros tratados y también en nuestra legislación interna. Hemos fijado un elemento nuevo en el capítulo sustentabilidad para los futuros acuerdos que negociamos. Obviamente, esto no se puede agregar en lo negociado con el Mercosur porque cerró en 2019, pero algunos elementos se pueden incorporar en el instrumento adicional en el que estamos trabajando. Esto va a ayudar a conseguir una mayoría dentro del Parlamento Europeo a la hora de votarlo.

    —Al escuchar el planteo de la Unión Europea pareciera que esto es una cuestión unilateral, que se impone desde ahí a los países del Mercosur. Algunos dicen que es como si en el bloque europeo no haya incumplimientos.

    —No es unilateral. Y supongo que eso es distinto a cómo actúan otras potencias, como la del norte de las Américas y la del otro lado del océano. Ellos usan el poder económico en su interés y no es así como actúa la Unión Europea con sus socios. Buscamos un equilibrio en nuestras relaciones comerciales. De hecho, el acuerdo con el Mercosur es asimétrico, es decir, que da ciertas ventajas a los países del Mercosur, y supongo que es justo porque el nivel de desarrollo es distinto. Otra vez, no es una calle de una sola vía. También hay obligaciones para la Unión Europea, donde también hay bosque y el manejo de la sustentabilidad de los bosques es una cuestión. Tenemos dos países miembros donde tenemos dudas de que el manejo sustentable de los bosques realmente está teniendo lugar.

    —Su colega español en la Comisión de Comercio Internacional, Jordi Cañas, dijo que había una “ventana de oportunidad clara” para cerrar el acuerdo por los cambios en el Mercosur. ¿Esta ventana también existe en Europa?

    —Sí, creo que sí. Hubo un mandato claro de negociar con los países del Mercosur, se acordó el texto fundamental en 2019 y muchas cosas pasaron desde entonces. Como le dije antes, las cosas que pasaron llevaron a un cambio de mentalidad en los estados miembro. Estamos viviendo una globalización que está muy fragmentada, tenemos intereses geopolíticos diferentes. Durante la pandemia, más de 150 restricciones se impusieron a las exportaciones. El viejo Consenso de Washington de libre comercio global ya no está. Necesitamos estabilizar nuestra región política y económica con socios confiables y con la misma mentalidad, como el Mercosur. Esto nos da una perspectiva más clara para concluir el acuerdo. Concluimos con Nueva Zelanda, vamos a concluir con Australia el próximo mes, vamos a modernizar el acuerdo con Chile y con México. La perspectiva clara es tener una red de acuerdos comerciales con socios confiables, por lo tanto, queremos empujar el acuerdo con el Mercosur. Por eso hacemos este protocolo adicional. Creo que al cierre de junio habrá una negociación intensa sobre este protocolo adicional y después podríamos firmarlo. Espero que podamos movernos lo más rápido posible para que este Parlamento pueda tomar la responsabilidad de aprobarlo.

    Segundo punto: sí, por supuesto que hay una discusión con los países miembros de la Unión Europea, especialmente con el tema agropecuario. Y mi consejo es siempre mirar los datos: el acuerdo incluye una cuota de 99.000 toneladas, lo que implica el 1% del consumo en Europa. Entonces, esto no es realmente una amenaza para los granjeros europeos. Mi impresión es que esta discusión sobre el Mercosur es más una coartada para evitar la discusión que debería haber sucedido en la interna de la Unión Europea sobre su política agropecuaria.

    —En el Parlamento Europeo usted planteó que tener acuerdos comerciales es también una forma de enfrentar el crecimiento económico de China. ¿Es una percepción compartida con sus colegas?

    —El tema de China es un elemento en este juego de fragmentación. Están usando el poder económico como un instrumento geopolítico, no hay dudas. Estamos en competencia, como un rival sistémico. China también da un input para seguir adelante con el acuerdo con el Mercosur. Tenemos mucha incertidumbre a nivel global y también a nivel de la Unión Europea, donde la gente tiene dudas sobre su perspectiva económica y del futuro. Dar estabilidad es muy importante. En la Unión Europea somos totalmente dependientes del comercio, de las exportaciones. Alrededor del 30% del GDP (del inglés, Gross Domestic Product, “Producto Interno Bruto”) depende del comercio. Y como le mencioné, el Consenso de Washington, esa ilusión que se soñó de un mundo donde todos respetaran las reglas sin tener en cuenta sus intereses, ya no existe. Por lo tanto, los socios confiables son bienvenidos.

    —La Unión Europea y Estados Unidos insisten con el concepto de respetar el orden internacional basado en reglas sobre todo para cuestionar a Rusia y China. ¿No es esa otra forma de decir que debe mantenerse un statu quoen el que Occidente está en la parte de arriba de la pirámide?

    —La realidad es que las superpotencias no están respetando el orden internacional basado en reglas. Es una gran diferencia. Estados Unidos aprobó la Inflation Reduction Act, que es una clara violación de las reglas internacionales, que también daña el desarrollo económico de Uruguay. En 2008, 2009, después de la crisis financiera, también hubo programa de apoyo creado en Estados Unidos y había muchas voces pidiendo proteccionismo en ese país. El presidente de Estados Unidos en esa época, Barack Obama, intervino y dijo que no iba a dar una señal de medidas proteccionistas al mundo. Esa forma de pensar en Estados Unidos ya no existe. Tenemos que vivir con esto. China, por su parte, está usando el comercio y la inversión como un arma. Hubo un conflicto diplomático con Lituania por una embajada en Taiwán y los chinos decidieron cortar las importaciones. Yo soy un gran defensor del sistema multilateral, porque darles a los países un voto más allá del tamaño que tiene es un sistema justo, pero en el momento está muy limitado. Por lo tanto, deberíamos estabilizar nuestros acuerdos bilaterales o regionales.

    —Usted dijo que se fue de Brasil con una percepción positiva. ¿Cree que Argentina, cuyas autoridades han dicho que debe reabrirse el acuerdo cerrado en 2019, está en la misma línea?

    —Hay un consenso, tras una reunión en marzo, en no reabrir el texto. Por eso es importante el protocolo adicional. En Brasil, por ejemplo, tuvimos una conversación interesante sobre compra pública en el sector salud. Teniendo en cuenta la experiencia de la pandemia, podría ser útil asegurar al sector de salud algunos equipamientos médicos, farmacéuticos que podrían ser tratados de otra manera. Esto es una experiencia que ganamos en los últimos cuatro años, por lo tanto, veamos cómo mejorar la relación comercial sin afectar las necesidades de la gente. Este acercamiento es el correcto para la Argentina también.