Nº 2207 - 5 al 11 de Enero de 2023
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáCuando en setiembre pasado el jefe de Inteligencia de la Policía, comisario Claudio Correa, detuvo al corrupto jefe de la custodia presidencial, Alejandro Astesiano, estalló una investigación penal que tuvo como frutilla de la torta la declaración como testigo del presidente Luis Lacalle Pou ante la fiscal Gabriela Fossati el 26 de diciembre. Estaba cantado porque Astesiano fue la persona del gobierno que más tiempo estuvo al lado del mandatario desde el 1º de marzo de 2020.
Seguramente se especulará políticamente sobre la declaración y se le buscarán cinco pies al gato. Lo cierto es que es lo que corresponde en cualquier investigación penal con un testigo de primera línea, dada la proximidad estrecha de Lacalle Pou con el topo durante más de tres años y medio y algo más lejana desde antes. El interrogatorio en la residencia presidencial de Suárez y Reyes se extendió entre las 10.30 y las 14.30, informó Así nos va de Radio Carve. Fossati y el presidente repasaron desde que el mandatario lo conoció en 1999 cuando trabajaba para Sergio Abreu, compañero de fórmula del entonces candidato presidencial Luis Lacalle Herrera, y su posterior participación en las campañas electorales. Luego desarrollaron aspectos concretos, directos y colaterales, derivados de las maniobras delictivas, una instancia fluida dada la condición de juristas de ambos.
La fiscal había ordenado detener a Astesiano el 25 de setiembre pasado en la residencia presidencial, cuando regresaba de Costa Rica acompañando al mandatario. Pretendía reserva absoluta, pero Correa o alguien de su entorno la rompió y probablemente tendrá consecuencias penales. Fossati quería ser quien le informara al fiscal de Corte, Juan Gómez, sobre la detención, pero se le adelantó el ministro del Interior, Luis Alberto Heber. Llamó a Gómez y le expresó preocupación por la privacidad del presidente derivada de los chats entre este y Asesiano. Una vez más, aunque no fuera más que por impulso o arrogancia, lo político sobre lo jurídico. No terminan de aprender las reglas de juego.
La fiscal explicó su precaución por la reserva: Astesiano tiene “una situación de privilegio (…) tiene toda la información de todas las personas del país. Ha estado junto al presidente de la nación y fíjese que ni siquiera el presidente de la nación imaginaba una situación de esta naturaleza. Tiene contactos con todos los políticos”.
Entonces Fossati no imaginaba que el tiempo confirmaría la teoría del ingeniero americano W.H. Heinrich, que desarrolló el efecto dominó que ocurre cuando se colocan en línea fichas de ese juego y al impulsar la primera va cayendo el resto. La primera ficha fue la detención del traidor enviado a prisión por integrar una banda dedicada a falsificar documentos para rusos. Los interesados falseaban ser descendientes de uruguayos (hijos o nietos) para acceder a pasaportes nacionales. El consulado en Moscú tramitó 174 de esos documentos.
Vale reseñar parte de lo ocurrido porque Astesiano se creía impune a partir de la confianza que le dispensaba Lacalle Pou. Muchos serviles creyendo que actuaba por mandato presidencial, le facilitaban parte de su tarea delictiva. Los únicos que le advirtieron al presidente que el topo había comparecido una treintena de veces ante diferentes jueces penales del país fueron el director de la Secretaría Estratégica del Estado, Alvaro Garcé, y el fallecido ministro del Interior, Jorge Larrañaga. Como en esas comparecencias no se registraron consecuencias penales, el presidente, abogado al fin, valoró el principio de inocencia y lo consideró sin responsabilidad. Pero tampoco averiguó el origen de esas citaciones. Más tarde se demostraría que había sido procesado por otros hechos que sumados a las imputaciones de Fossati arrumbaron la ingenuidad presidencial.
Luego de recibir una sucesión de cuestionamientos propios y ajenos Lacalle Pou admitió haberse equivocado: “Obviamente cometí un error, y pasado el tiempo y conocidos más elementos, ese error queda más marcado”, expresó apesadumbrado.
Aunque la fiscal destacó la falta de personal para desarrollar su trabajo, continuó parada en los pedales y de inmediato a la caída de Astesiano, preso como responsable de los delitos de suposición de estado civil, asociación para delinquir y tráfico de influencias, cayeron otras cinco fichas del dominó: dos rusos, el escribano Álvaro Fernández, su esposa, Patricia Medina y el excónsul uruguayo en Moscú entre 2013 y 2018, Stefano Di Conza. Las falsificaciones comenzaron en 2014 y bajo la lupa de la fiscal quedaron otros funcionarios consulares en Moscú.
A esa altura el ventilador político mezclaba viento con basura debido a intereses partidarios antes que a la aplicación de la ley y al sentido común que debe marcar el camino de la prudencia y la sensatez. Los idólatras de la filosofía de Maquiavelo siempre agitan un presunto principio del filósofo que nunca expresó: “El fin justifica los medios”.
La cuestión se entreveró mediante la siembra de dudas. Astesiano investigó un viaje de Lorena Ponce de León del 4 de julio hacia Miami cuando la mujer ya estaba separada de Lacalle Pou. El rumor ganó la calle: el presidente espía a su esposa. “Tenemos (plural) modo reservado averiguar Lorena Ponce de León. Viaja mañana las 6 de la mañana. Donde va. Reservado total”, le preguntó Astesiano vía Whatsapp al subdirector ejecutivo de la Policía Nacional, Jorge Berriel. Su respuesta fue afirmativa. Pero de las declaraciones de Astesiano y Ponce de León ante la fiscal quedó claro que el presidente fue ajeno a esa acción, por eso ahora Fossati abrió una investigación para determinar si el excustodio cometió otro delito en ese terreno, lo mismo que Berriel.
El otro hecho fue una denuncia de que la empresa Vertical Skies, que regentean exmilitares uruguayos, pretendía elaborar fichas con datos personales de los senadores frenteamplistas Mario Bergara y Charles Carrera. La firma, dedicada a consultorías, tiene sede en Boca Ratón, Florida, Estados Unidos, y según chats divulgados por la diaria aparece en contacto con Astesiano. Sin embargo, el programa En perspectiva comprobó inconsistencias e irregularidades. De cualquier manera, Bergara y Carrera formalizaron una denuncia, por lo que se le abre un nuevo camino para Fossati.
Probablemente muchas derivaciones de este caso son producto de maniobras partidarias que terminarán diluyéndose. Pero de lo que no hay ninguna duda es que varias responden a hechos ciertos que se deben investigar para tranquilidad de todos y por ello hay que depositar plena confianza en Fossati.
Desde que comenzó esta investigación la aprobación al presidente bajó cinco puntos y lo más probable es que sigan cayendo fichas del dominó.