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Hay temas en los que conviene tomar cierta distancia para pronunciarse, controlar la ansiedad y apostar por la solidez que muchas veces genera el pasar de las horas o de los días. El otro camino es muy fácil. El grito inmediato sacude a la audiencia y genera ruido, aunque no dure más que un eco.
En los 46 años de vida de Búsqueda son varios los casos de presunta corrupción que se han ido denunciando y en los que el semanario aportó datos relevantes a través de investigaciones periodísticas más o menos prolongadas. En algunos de ellos actuó la Justicia o el Parlamento o el Poder Ejecutivo y en otros no, por más evidentes que fueran las irregularidades.
Ni en unos ni en los otros nos pusimos como protagonistas ni mucho menos nos atribuimos la responsabilidad de lo resuelto por las instituciones democráticas de nuestro país. Ya lo hemos dicho muchas veces desde esta página editorial, pero hoy es necesario repetirlo: el rol del periodismo es informar. Ni más ni menos que eso. Los periodistas divulgan la información y los poderes del Estado actúan o no, según lo entiendan pertinente.
El caso del ex vicepresidente Raúl Sendic es emblemático en ese sentido. Dos de los tres temas investigados por la Justicia que generaron el pedido de procesamiento del fiscal fueron difundidos ya hace muchos meses o años por Búsqueda. En su momento realizamos profusas notas periodísticas aportando la información que considerábamos relevante y después divulgamos cómo actuaban al respecto tanto el Parlamento como el gobierno y la Justicia.
El negocio con Trafigura fue informado por el semanario en plena campaña electoral de 2014. Para ser más precisos: en setiembre, hace casi cuatro años. Varias páginas le destinamos y recordamos aquella excelente investigación periodística con especial aprecio porque fue encabezada por nuestro exdirector Claudio Paolillo, cuyo legado nos honra cada día más, a dos meses de su ausencia.
Nos acusaron de querer interferir en la elección y de estar operando para la entonces fórmula presidencial integrada por Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga. Nosotros seguimos en nuestro camino, brindado a nuestro público toda la información disponible al respecto. Esa fue nuestra respuesta.
En junio de 2017, hace casi un año, Búsqueda reveló los gastos realizados por Sendic con la tarjeta corporativa de Ancap, esos por los cuales el fiscal lo acusa de haber cometido el delito de peculado. Algunos políticos y periodistas evaluaron que el tema no era relevante. Lo que importa es la mala gestión de Ancap, argumentaban de un lado. Son detalles intrascendentes, decían otros. Una vez más optamos por no contestar y mantenernos en nuestro camino de la información.
Ese fue el mismo sendero que elegimos en octubre de 2012, cuando se produjo el remate de los aviones de Pluna y fuimos el primer medio en informar que el aval a la inventada empresa Cosmo se lo había otorgado el Banco República. En aquella oportunidad tampoco faltaron las reflexiones políticas acusándonos de operar contra el gobierno de José Mujica y la opinión de algunos colegas periodistas intentando quitar relevancia a ese episodio.
Es más, el entonces presidente del Banco República, Fernando Calloia, nos acusó de no tener “comprensión lectora” y de contar con una inteligencia muy limitada por haber informado lo que luego sirvió a la Justicia para procesarlo a él y al entonces ministro de Economía, Fernando Lorenzo, por abuso de funciones, un proceso judicial que todavía sigue su curso.
No propiciamos una batalla tampoco en esa oportunidad ni salimos a hacer ondear una bandera triunfal cuando el Poder Judicial procesó a los jerarcas cuyas actuaciones quedaban en cuestión a partir de la información recogida en las notas periodísticas.
Esas son apenas unas muestras referidas a los gobiernos del Frente Amplio, aunque lo mismo hicimos durante los gobiernos del Partido Colorado y del Partido Nacional. En aquellos tiempos no existían las redes sociales y las acusaciones llegaban a través de los medios tradicionales. Así fue como dirigentes blancos de primera línea nos acusaron de protagonizar una “embestida baguala” organizada por los colorados, por haber informado al detalle las irregularidades registradas durante la administración blanca en el Banco de Seguros y en la venta del Banco Pan de Azúcar. Tampoco nos apartamos de nuestro camino en aquella oportunidad.
Ni lo hicimos cuando —por haber realizado durante el segundo gobierno de Julio Sanguinetti una amplia cobertura sobre las adjudicaciones de viviendas que el entonces presidente colorado del Banco Hipotecario del Uruguay, Salomón Noachas, hizo a sus familiares, lo que provocó su renuncia— nos dijeron desde las filas de la colectividad fundada por Rivera que hacíamos un “periodismo basura” y que parecíamos una “revista de chimentos”.
Siempre nos encontrarán en el mismo lado, en la primera fila de la platea para poder contarles de la mejor manera lo que está ocurriendo, pero nunca arriba del escenario. Los focos los dejamos reservados para los que verdaderamente ocupan el poder y deben ejercerlo. No somos los periodistas los actores principales por más que algunos sientan la tentación de serlo, sobre todo en casos como los mencionados.
Así seguiremos, porque no es ni al gobierno ni a la oposición ni a la Justicia a los que nos debemos. Solo a ustedes, nuestros lectores, es a quienes les rendimos cuentas jueves a jueves.
