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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáSe preguntará el lector ante el título de esta carta, qué puede haber de común entre el eximio jurista y el notable futbolista, salvo el hecho de ser uruguayos. Pues bien, si se recuerda nuestra misiva de la semana pasada, se tendrá presente que en ella omití citar a ambas personas en el ámbito en que descollaron.
Así, no me explico cómo pude olvidarme de Sayagués Laso, siendo que este fue el autor de la obra jurídica más notable que se haya escrito en nuestro país, afirmación que se basa en que no solo fue la única que se reeditó siete veces y que, además, se tradujo al francés y cuya edición en dicho idioma también se agotó. Los méritos de esta obra trascendieron fronteras, al punto de que Marcel Waline afirmaba que se trataba del mejor Tratado de Derecho Administrativo comparado del mundo y en cierta oportunidad en que los azares de la vida me llevaron a Guatemala, ingresé en su capital a una librería jurídica y me encontré con la obra de su padre Rodolfo Sayagués Laso, Vistas fiscales. Preguntado el librero sobre el tratado de Enrique Sayagués Laso, me dijo cómo podía hacer para conseguirlo, pues continuamente se lo pedían los estudiantes de Derecho, a lo que le contesté: “Escriba usted a su viuda Ana Areco de Sayagués Laso, Guayaquil 3223, Montevideo, Uruguay”. El hombre no daba crédito a que yo supiera no solo el nombre de la viuda del autor, sino también su dirección. Le expliqué, entonces, que yo era amigo de sus dos hijos mayores, Enrique y Eduardo, y que había estado en su casa.
Una anécdota que me narró el Dr. José Claudio Williman, estoy seguro de que será del agrado de los lectores. Se estilaba en aquel entonces, reunirse profesores y estudiantes al terminar los cursos. Al finalizar los de 1951, en la reunión de estilo el Dr. Sayagués Laso dijo que pensaba publicar un Tratado de Derecho Administrativo. A lo que replicó el Dr. Sacarelo Fuentes con aire de conocedor del tema, lo que sigue: “Dr. Sayagués, un tratado es una obra de muy largo aliento que requiere muchos años de estudio y de docencia, por lo cual, estimo que no está aún en condiciones de emprenderla”. Sayagués pareció meter violín en bolsa, pero lo cierto es que el primer tomo de su tratado ya estaba redactado y que su publicación se demoró hasta julio de 1953, en razón de que debió actualizarlo al aprobarse la Constitución de 1952. Lo cierto es que el Tratado es una obra notable, que mucho ayudó a los estudiantes a rendir su examen de la materia y que orientó durante décadas la jurisprudencia del Tribunal de lo Contencioso Administrativo.
Paso ahora a referirme al notable jugador de fútbol que fue Shubert Gambetta, a quien vi jugar muchísimas veces defendiendo a Nacional. Era un jugador polifuncional, que jugaba tanto de lateral derecho como izquierdo y que había debutado como entreala izquierdo en 1938, en un partido nocturno, amistoso. Tenía gran temple y depurada técnica, pues no solo marcaba muy bien, sino que se proyectaba al ataque, dribleando y hasta haciendo goles. Así, vistiendo la celeste en 1948, fue el autor de uno de los dos goles con que Uruguay venció a Argentina en Buenos Aires. Cuando fue campeón del mundo en 1950, una rebelde lesión lo había radiado de las canchas durante muchos meses. Reapareció jugando muy bien en el difícil partido contra España empatado dos a dos, tras el cual vino el histórico “maracanazo” en el cual Gambetta tuvo una brillante actuación.
Para terminar, señalo que según me lo dijo Roque Gastón Máspoli, Gambetta fue el mejor defensa del mundo, capaz de anular al formidable jugador argentino José Manuel Moreno, como lo hizo en un partido amistoso entre las selecciones de Uruguay y Argentina.
Gonzalo Aguirre Ramírez