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A 20 años de instalado el régimen previsional con dos pilares, las posturas parecen haber cambiado poco. Y la actividad que desarrollan desde entonces las administradoras de fondos jubilatorios (AFAP) es resistida por unos y defendida por otros.
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Un seminario conmemorativo de esa reforma organizado ayer miércoles 27 por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social volvió a exponer ese contrapunto. El titular de esa cartera, Ernesto Murro —quien tiene una opinión contraria a las AFAP— planteó que deben introducirse cambios al sistema, aunque no urgentes, y surgidos del diálogo.
“No hay ninguna bomba a punto de estallar. Más allá de lo que opinemos de la reforma tenemos hoy un sistema bastante estable y un tiempo razonable para dialogar, seguir haciendo reformas como las que hemos hecho en estos últimos años y generar políticas de Estado como no se generaron en 1995. Para hacer reformas graduales, sostenibles y sustentables financieramente en el corto y largo plazo. Y para seguir pensando modelos”, señaló el jerarca al clausurar el foro.
“Somos partidarios de reformas permanentes” para “mejor el sistema”, sostuvo. Destacó las leyes de maternidad, flexibilización de jubilaciones, desafiliaciones así como la incorporación de la historia laboral que, en su conjunto, “siguen consolidando un sistema de seguridad social”.
Y dijo que “aparece ahora el tema de los cincuentones”, que “afecta a sectores importantes de la población”; el problema es “el sistema, no es el BPS o las AFAP”.
En diálogo con la prensa Murro enumeró algunas posibles líneas de acción. “En los últimos años las rentabilidades (obtenidas por las administradoras) vienen cayendo. Tenemos que poner esto arriba de la mesa con la mayor seriedad. Hay que ver el rol del Banco Central y del Banco de Seguros del Estado: cómo acercamos más a estos organismos en sus especificidades a pensar con cabeza de seguridad social”, dijo recordando el cambio de la tasa de interés técnica que resolvió el regulador, así como los cálculos de la tabla de mortalidad de la compañía aseguradora estatal.
Y siguió: “Se decía que este sistema iba a generar jubilaciones que iban a ser superiores al salario. Las comisiones que cobran las AFAP siguen siendo altas pese a que el BPS es quien hace el principal trabajo de administración del sistema”.
Para el ministro, el sistema requiere diálogo, estudios y reformas permanentes. “Hay que seguir en el camino gradual con diálogo de reformas, porque sin dudas existen problemas para la gente y es nuestra obligación como gobernantes” atenderlos, afirmó.
Régimen “sustentable”.
En el seminario, ejecutivos de las AFAP destacaron que su pilar sorteó “con éxito” las últimas crisis y que se dio “sustentabilidad” a la seguridad social disminuyendo el déficit financiero del BPS.
“Los sistemas de reparto están teniendo problemas en todo el mundo, más con una situación económica que ha cambiado. Las tasas de reemplazo superan 70% del salario nominal para los jóvenes y sirve especialmente a los de menores ingresos. Por suerte en Uruguay hay un pilar complementario donde la gente va a ahorrar lo que crea necesario”, apuntó María Dolores Benavente, presidenta de la asociación de las AFAP privadas.
Habló de “sistemas vivos” que necesitan ir reformándose, modificando la “concentración” que generan las afiliaciones de oficio, creando un tercer fondo para los más jóvenes y promoviendo la competencia para el pago de las pólizas previsionales donde “hay un tema en el mecanismo de cálculo a resolver”.
“Los trabajadores se afiliaron masivamente y en su amplia mayoría de forma voluntaria y ahorran. Se invirtieron esos ahorros muy bien, se hicieron más sustentables las cuentas públicas y se destinaron recursos a otras áreas también importantes”, evaluó por su parte Luis Costa, presidente de República AFAP.
Aclaró que “decir que el sistema es bueno no es decir que va a pagar jubilaciones equivalentes” a la totalidad del sueldo que se gana durante la vida activa, sino que “va a pagar la mejor prestación que pueda con el contexto demográfico del Uruguay”.
También el superintendente de Servicios Financieros del BCU, Juan Pedro Cantera, destacó la “solvencia” del sistema, aunque apuntó la necesidad de actualizar las tablas de mortalidad sobre las que se pagan las rentas vitalicias. “En 1996 teníamos dos jóvenes menores de 15 años por cada adulto mayor de 65 y hoy esa relación es de 1,4. Cada vez habrá menos activos para atender las necesidades de los pasivos. Esto nos marca que no hay mejor solidaridad que ocuparse de uno mismo”, dijo.
En su opinión, la unidad indexada es un “mejor instrumento” para pagar las prestaciones que por ley están fijadas en unidades reajustables (UR).
Ramón Ruiz, representante de los trabajadores en el directorio del BPS, criticó la rentabilidad “casi nula” en UR lograda por las AFAP al invertir los ahorros de los afiliados. “Esto seguramente va a tener consecuencias para las futuras generaciones y nosotros ya lo habíamos dicho en soledad”, remarcó.
Los “cincuentones”.
Los participantes del seminario se refirieron al colectivo de afiliados a una administradora que presentaron recursos contra la ley que instaló el sistema mixto, al que debieron ingresar de forma obligatoria. Las AFAP estiman que se trata de 30.000 afectados por esa situación.
Para Ruiz, los “cincuentones” serán “los primeros perjudicados” por el régimen. “Lamentablemente la solución va a ser un parche: el Estado nuevamente va a poner dinero”, opinó.
Costa estimó que solo por los 27.000 afiliados a esa empresa que están comprendidos dentro de este reclamo el Estado debería desembolsar U$S 200 millones anuales considerando la diferencia entre jubilaciones. Si a esta cifra se le descuentan los fondos que volverían a las arcas del BPS, se le suman los aportes que el colectivo realice antes de jubilarse y se lo prorroga por el tiempo que haya que pagar una pasividad mayor, el costo supera los U$S 2.600 millones, dijo.
“Cuando se hace un ajuste siempre hay que establecer un momento a partir del cual se aplica. Y hay gente que queda de un lado y del otro. A mí me gustaría jubilarme como mi padre y más aún como mi abuelo, pero esto no es posible”, afirmó el ejecutivo.
Dado que se trata de personas obligadas a entrar al sistema por su edad y nivel de aportes, Benavente planteó que al momento de analizar soluciones para los “cincuentones” se debe “ser cuidadosos para no perforar el sistema y analizar caso a caso”.