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    Uruguay en el mundo

    POR

    Sr. Director:

    Viviendo en Barcelona sucedió que una vez me puse a hablar en un bar con un señor español, catalán para más señas. Me preguntó de dónde era yo y al decirle que era de Uruguay me dijo muy contento que él tenía una prima “allí en Venezuela”.

    El muy escaso conocimiento que de nuestro país se tiene en el mundo, salvo en nuestra región más cercana, tiene consecuencias muy negativas. Es difícil interactuar con alguien o algo que ni siquiera existe, y esto tiene graves consecuencias sobre la economía, la cultura, la ciencia, el turismo o cualquier campo relevante.

    Hay cinco cosas, y solamente cinco, que son uruguayas y que se conocen en todo el mundo, y todas tienen conexión con la cultura. Yo las llamo “marcas” poque a pesar de que no lo son en sentido estricto, sí hay entre ellas una característica común que es que una vez que uno las nombra, no es necesaria ninguna explicación; todos saben de qué estamos hablando. Si yo digo Cocacola o Mercedes Benz y a continuación le empiezo a contar de qué se trata, usted sentiría con toda razón que lo trato como a un estúpido. Las cinco cosas a que me refiero, intentando bromear, las llamo “el pentápodo”, que sería como algo que tiene cinco patas: el tango La cumparsita, el fútbol uruguayo, el expresidente Mujica, Gardel y la Tragedia de los Andes. Dos de ellas, las que tienen que ver con el tango, presentan alguna salvedad, y es que su pertenencia la disputamos con Argentina. En el caso de La cumparsita, no hay ninguna duda de que nació en Uruguay aunque el mundo piense que es argentina (algo a remediar). En el de Gardel, si bien hay una disputa, cada vez más se acepta como muy probable la llamada tesis uruguayista a partir de diferentes pruebas documentarias y testimoniales, y debe decirse que el Museo Gardel se ha remodelado y ahora se reinaugura el Teatro Escayola; son pasos en la dirección correcta. En los otros tres casos no hay duda alguna de que son hitos que nos pertenecen.

    Hay otras marcas en desarrollo como Punta del Este o el chivito, pero no llegan al nivel A. Diga Ud. Marbella o paella, está hablando de un lugar o una comida muy célebres, y con eso hay que competir. El desaparecido chef Anthony Bourdain nos hizo un favorcito diciendo que el chivito era el mejor sándwich del mundo, pero falta mucho más.

    Hay varias conclusiones que se deducen de esto. La primera, es que hay que usar el pentápodo para conseguir lo que una de sus patas está consiguiendo ahora. La película La sociedad de la nieve se está convirtiendo en un fenómeno global. Potencialmente, ya lo era, puesto que todos conocían la historia. Pero de lo potencial a lo real hay una distancia y esta es la que está recorriendo la película en cuestión; curiosidad y atracción por el Uruguay y por el país que generó esa historia increíble. De Mujica ya se han ocupado un poco Kusturica y otros. Incluso hubo una extraña especie de marketing fallido que se llamó El perfume del Pepe (búsquelo en Google si no lo cree). Es una contradictio in terminis pretender que el Pepe tenga que ver con algo perfumado, a no ser que se diga irónicamente.

    Ideas sobran, pero la palabra clave es inversión. Estas cinco cosas que nombré deberían ser objetivos privilegiados de la inversión pública y privada en Uruguay, ya que somos un país que necesita vivir hacia afuera y no mirarse el ombligo. Inversión significa publicidad, redes, History Channel, Netflix y similares, diplomacia, infraestructura (museos, etcétera), conexión, todo esto es oxígeno para nosotros y no lo olvidemos, trabajo. El retorno puede ser muy grande.

    Suministro un dato al respecto. Se calcula que el retorno de la inversión en tango de la ciudad de Buenos Aires multiplica por 10 esa inversión, y eso no cuenta las clases particulares de baile y música a los turistas, la venta de accesorios (trajes, zapatos y merchandising) y todas las industrias conexas con la actividad principal del tango de festivales y milongas. En este link se encuentra un exhaustivo análisis del tema realizado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires: https://industriasdecontenido.files.wordpress.com/2010/08/arg-oic-el-tango-en-la-economc3ada-1998.pdf

    Se me ha dicho que todo esto está demasiado anclado en el pasado como tantas otras cosas en Uruguay (Maracaná, Batlle). Pero no estoy hablando de pasado sino, por el contrario, de cosas que habría que hacer con miras hacia el futuro. En el último y excelente libro del recientemente desaparecido Ricardo Pascale, El Uruguay que nos debemos, se dice, y es algo muy compartible, que los uruguayos tenemos una mala relación con el futuro. En mi opinión deberíamos también revisar nuestra relación con el pasado y con el presente. Tendemos a glorificar el pasado en lugar de verdaderamente apreciarlo. La glorificación lo coloca en un sitio irreal e inaccesible; el aprecio y la valoración lo ponen en el mundo real y nos obligan a preguntarnos qué podríamos hacer con él.

    En cuanto al presente, o bien pensamos mucho o bien demasiado poco o nada, y las dos cosas desembocan en la inacción. La pregunta puede ser: ¿qué podemos hacer ahora con el pasado que mejore nuestro futuro?

    Alberto Magnone