—¿Está conforme con el resultado del trámite parlamentario de la Rendición de Cuentas?
—Absolutamente. Estoy satisfecho por tres razones. La primera es porque nosotros queremos que haya una Rendición de Cuentas porque queremos llevar adelante el programa de gobierno. En algún momento se manejó la hipótesis de que el gobierno prefería que no hubiera Rendición de Cuentas, pero no es así. En segundo lugar porque realmente quisimos hacer una Rendición de Cuentas por un año, con mucha cautela, pero con la visión de futuro que las cosas vienen mejorando desde el punto de vista de la economía. Y no queríamos cerrarnos la posibilidad de, si esto sigue evolucionando bien, poder hacer una corrección. Y en tercer lugar y esto ya es más político, porque creo que pudimos demostrar que podemos gobernar con mayorías parlamentarias pero también si no las tenemos.
—De cara al futuro, ¿sirvió esta negociación para demostrar que hay en el Parlamento capacidad de negociación para conseguir mayorías, un elemento en desuso en estos años?
—Eso para la sociedad uruguaya es una tranquilidad. No porque este gobierno lo haya logrado, sino porque se puede lograr, porque no siempre va a haber gobiernos que tengan mayorías parlamentarias. Entonces me parece que es un buen antecedente para el sistema político en general, la buena señal de un gobierno que no teniendo mayoría pueda lograr también mayorías a través de acuerdos, porque ese es el arte de la política. Me parece que es una buena cosa para reforzar la imagen del sistema político ante la población. También es mérito de la oposición, porque se han votado muchos artículos con mucho más de cincuenta y pico de votos.
—Integrantes de la oposición e incluso del oficialismo han señalado la “falta de logros y de agenda” de este gobierno, o en algunos casos los errores en la comunicación para difundir esos logros. ¿Qué piensa al respecto?
—Sí, puede haber deficiencia comunicacional por parte del gobierno, puede haberla. Ahora, logros a mí me parece que hubo varios, que han quedado disimulados en la vorágine de acontecimientos políticos que hubo en estos dos años y medio.
—¿Por ejemplo?
—Por ejemplo la independencia del Ministerio Público, la descentralización. También la reforma del Código del Proceso Penal, por la que estábamos ya observados por organismos internacionales. Logramos la universalización de la escolarización de niños de cuatro años y estamos a un paso de lograr la de niños de tres años. Se ha bajado el nivel de repetición a cifras históricas en Enseñanza Primaria. Se hizo una inversión tremendamente importante en obras que nos permitieron tener hoy una cantidad importante de escuelas de tiempo completo y tiempo extendido. En UTU se ha avanzado enormemente y lo vemos con la matrícula que tiene hoy, que no da abasto. Hubo también una recuperación muy importante del salario de los trabajadores, de los ingresos familiares. Y la puesta en marcha del Sistema Nacional de Cuidados, que ya está prestando asistencia.
—El ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, destacó en Telemundo la ley de inclusión financiera como una de las “transformaciones estructurales” de este gobierno.
—Sin duda, completamente de acuerdo. Ley que está mal denominada como bancarización. Abitab, ¿es un banco? Redpagos, ¿es un banco? Sin embargo, son los que están emitiendo tarjetas y trabajando con el sistema financiero. No es una ley obligatoria. Establece precisamente la ley los límites donde puedan trabajar con libertad las empresas, los comercios, los trabajadores. Libertad que no tenían antes los trabajadores, que les decían ‘usted tiene que ir a cobrar al banco tal’ y no podían elegir. Por otro lado, el esfuerzo grande que está haciendo el país para actuar contra la informalidad, la evasión fiscal, porque si todos pagamos nuestros impuestos, todos vamos a pagar menos. Una ley de este tipo evita mucha evasión. Y por otro lado sacamos de circulación la plata por el tema de seguridad.
—Justamente, el tema seguridad también es muy criticado por la ciudadanía y por el sistema político. ¿Han conseguido cambios a ese nivel?
—Hubo logros muy importantes. Usted puede ir a caminar hoy a la Ciudad Vieja a las 2:00 de la mañana, a las 3:00 de la mañana. Y esto se extendió al Cordón, se está extendiendo el sistema de vigilancia, el PADO, a 8 de Octubre, Agraciada, Paso Molino, ahora nos vamos a instalar en varios puntos del país, en la frontera. Entonces creo que ha habido logros que a veces, reitero, no están del todo bien comunicados.
—¿Por qué falla el gobierno en su estrategia de comunicación?
—Posiblemente por incapacidad nuestra. Hemos buscado la forma, en fin, y yo creo que hay un déficit en ese sentido. De ahí el buscar el gobierno de cercanía, hablar con la gente y tratar de mostrar los resultados.
—Si tuviera que destacar un “buque insignia” de su gobierno, como lo fue el Plan Ceibal en su primera administración, ¿cuál sería?
—Yo lo que preferiría es tener una visión más general. En ese sentido me parece destacar los logros sociales en conjunto que han existido. La mejora de la calidad de vida uno la puede ver en los centros comerciales, donde hay una afluencia importante de gente, en los restaurantes, en los cines, en los teatros, uno lo ve por las calles de la ciudad pero también en las carreteras: el movimiento de camiones cuando uno sale al interior demuestra que es un país que está activo. También destacaría los equilibrios macroeconómicos que pudimos lograr, que permitieron que se nos reconociera internacionalmente, siendo el único país de la región que tiene grado inversor. Y además yo diría que uno de los logros que ha tenido el gobierno para el país es el reconocimiento internacional que posee Uruguay en distintos temas: el país considerado más democrático de la región, el país que tiene más ingreso per cápita y que distribuye mejor la riqueza, por ejemplo.
—¿Cree que los uruguayos no valoran eso? ¿Son demasiado críticos?
—Sí. Ahora por ejemplo en octubre vamos a hacer la Conferencia Mundial sobre Enfermedades No Transmisibles. Naciones Unidas se fijó como meta para el año próximo trabajar sobre estas enfermedades. Vamos a hacer la Conferencia Mundial sobre estas enfermedades como prólogo de toda esa actividad, coorganizando con la Organización Mundial de la Salud este tema, y se hace acá en Montevideo, y va a haber una hoja de ruta para que la aprueben los gobiernos que se va a llamar hoja de ruta de Montevideo. Este es un logro de Uruguay, como lo fue el Plan Ceibal, como lo fue la lucha contra el tabaco.
—El senador nacionalista Luis Lacalle Pou dijo que aunque al gobierno le queda más de la mitad del mandato, “parece que está terminando”. ¿Qué responde?
—Que a veces no hay peor ciego que el que no quiere ver. El gobierno está trabajando con mucha seriedad, con responsabilidad, como debe ser, para eso nos pagan. Y algunas cosas podremos lograr y otras no, pero estamos empecinados en trabajar fuertemente. Todavía tenemos muchas cosas pendientes para hacer, por ejemplo el tema de la instalación de UPM, por ejemplo el tema de la regasificadora y Shell, por ejemplo el Plan Nacional Estratégico de Infraestructura, que estamos llegando casi a la mitad de la inversión que habíamos planificado. Y estamos en la mitad del período de gobierno. El gobierno ha intentado hacer muchas cosas. Ahora, si no se quieren ver...
—Su hijo Álvaro, integrante del Partido Demócrata Cristiano, dijo en Brecha que en el futuro no descarta cumplir funciones parlamentarias o incluso ser candidato a presidente. ¿Le ve futuro político?
—Con mi señora nunca influimos en nuestros hijos para que tomaran un camino en la vida, les dimos las posibilidades para que tuvieran la más amplia gama de conocimiento. De la misma manera les hemos dado libertad para que tengan la opción de desarrollar cualquier actividad en su vida. Así que es una decisión que ellos tendrán que tomar.
—¿Tiene un menor contacto con José Mujica en este período que en su anterior como presidente?
—Es cierto que hablo menos que en el primer período porque en el primer período fue ministro de Ganadería del gobierno, y por lo menos lo veía todos los lunes en el Consejo de Ministros. Se hablan muchas cosas. Está todo bien con Mujica. De la misma manera que yo lo respeté en su gobierno, y no quise tener ninguna acción que le limitara la libertad de ejercer la presidencia, él está cumpliendo lo mismo con total respeto. Cuando él tiene algún tema importante para hablar me llama acá, me llama a mi casa, va a mi casa, nos encontramos acá. Y de la misma manera cuando hay algún tema trascendental para el país, yo lo he llamado, como Venezuela o la reforma de la caja militar, entre otras cosas. Yo lo he hablado con él. Con la experiencia que tiene como hombre que fue presidente de la República, ¿cómo no lo voy a consultar? Además somos del mismo partido. Así que tenemos una relación muy firme, muy sólida y de respeto.
—¿Siente que Mujica ha ayudado al actual gobierno desde la posición en que se encuentra?
—Sí, sin duda. En esto de Venezuela está claro. En el tema de la caja militar él hizo aportes muy, muy importantes. Y estoy seguro que podrá hacer otros aportes también en otros temas.
—El caso que involucra al vicepresidente Raúl Sendic, ¿es institucionalmente la situación más grave que ha tenido el país desde el retorno de la democracia?
—Creo que es una situación delicada, seria, institucionalmente hablando, pero también es grave por otras consideraciones. Más allá de lo que resuelva la Justicia o el Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio, y más allá de los hechos que se están planteando con respecto a la figura del vicepresidente Raúl Sendic, sigo sosteniendo que hubo un encarnizamiento brutal contra la persona, que a mí no me gusta.
—Usted en su momento habló de bullying.
—Cuando se me criticó que yo no sabía lo que era el bullying, eso es bullying. El bullying tiene varias subclasificaciones y una de ellas es el bullying colectivo. Está el e-bullying que se ve fundamentalmente en Secundaria, está el bullying individual, está el bullying colectivo. El término bullying conoce su origen desde el año 1530, cuando tenía otra acepción distinta, totalmente opuesta a la que tiene hoy. Y se fue modificando a lo largo del tiempo. Entonces creo que hubo un ensañamiento. Esperemos que se expidan los dos tribunales y en función de ellos se va a saber. Pero nadie es culpable hasta que se demuestre que es culpable.
—Se interpretó que usted se estaba distanciando de Sendic cuando dijo públicamente que “cuando se presenta una renuncia se presenta una renuncia”. ¿Es así?
—No, yo lo dije por esta referencia. Se me podría haber criticado porque Sendic lo dijo, y yo también, que él me presentó la renuncia y yo no la acepté. Pero los escenarios son distintos: previo a que se expidan los tribunales a lo posterior. Previo a que se expidan los tribunales yo no se la podía aceptar por lo que acabo de decir, que nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario. Ahora, después es un tema individual. Yo como presidente de la República no lo puedo sacar, porque hay separación de poderes y él es parte de otro poder del Estado. Felizmente hay separación de poderes y se respeta. Será una decisión personal. Veremos lo que dice el Tribunal de Conducta Política, veremos lo que dice la Justicia y bueno, si él presenta la renuncia la estudiaremos. Pero son dos escenarios distintos.
—¿Le parece bien que el partido de gobierno no haga público y guarde en una caja fuerte el dictamen de su Tribunal de Conducta Política que involucra al vicepresidente de la República?
—Se está manejando con las reglas históricas con que el Frente Amplio manejó las resoluciones del Tribunal de Conducta Política. Yo fui presidente del Frente casi nueve años y hubo instancias donde actuó el Tribunal de Conducta Política, pero no con la profundidad de este problema. Problemas relativamente menores donde yo recibía el informe de sobre cerrado del Tribunal y lo guardaba en la caja fuerte de Presidencia del Frente. Comunicaba a la Mesa Política y la Mesa Política era la que fijaba cuándo se reunía el próximo Plenario y el orden del día. Y a veces incluía el tema en el próximo Plenario y a veces lo dejaba para más adelante. Y cuando estaba incluido en el orden del día y se trataba frente a todo el Plenario, abríamos el sobre y hacíamos lectura de lo que había resuelto el Tribunal. Eso fue histórico en el Frente.
—¿Pero no piensa que, en este caso, los tiempos partidarios van en detrimento de los tiempos del país?
—Sí, puede ser, pero ha sido siempre muy seria la acción referida a la ética y a la correcta conducta política dentro del Frente. Hay todo un uso, un historial, que es lo que se está haciendo ahora.
—Al día de hoy, ¿usted conoce el contenido de la resolución del Tribunal de Conducta Política?
—No, no lo sé. Tuve una reunión con el vicepresidente Sendic y el presidente del Frente Amplio Javier Miranda. Se habló de Sendic pero no fue una reunión por ese tema. Igual hablamos y lo que acabo de decir se lo repetí a Javier Miranda: yo no le voy a pedir la renuncia, es un tema personal y hay que esperar la resolución del tribunal.
—Si tanto el Tribunal de Conducta Política como la Justicia encuentran responsable a Sendic, ¿le sugerirá que renuncie?
—No, no tengo potestades ni constitucionales ni legales. Cuando se dice que el presidente de Ecuador destituyó al vicepresidente es porque tendrá potestades constitucionales para hacerlo. Yo no las tengo, no las tengo. Ningún presidente puede destituir a un vicepresidente, no lo puede hacer.
—¿Considera que alguien al que el Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio le atribuye faltas éticas en la gestión pública tiene las condiciones para ejercer la vicepresidencia de la República?
—Y yo no sé, esa es una visión particular. Yo lo dije, es una decisión personal.
—¿Usted seguiría en un cargo público ante una situación de observación de su fuerza política?
—Bueno, yo estuve en una oportunidad también en el Tribunal de Conducta Política del Frente.
—Pero el fallo fue a favor suyo…
—Sí, si no, yo me hubiera ido.
—En aquel momento, 1996, usted estaba en el Instituto de Oncología del Ministerio de Salud Pública y se lo acusó de intervenir en la compra de equipos a una empresa integrada por uno de sus hijos. Fue una larga discusión pública.
—Años. Seis tribunales me juzgaron. Al final dijeron “es ético”. Entonces dije, si es ético que me juzguen mis pares, y me presenté ante el Tribunal de Conducta del Sindicato Médico del Uruguay. Y no solo dijeron que no había cometido delito ético sino que había actuado como la ética médica y el código médico lo establecían. Fueron seis años. Me dieron como en un gorro. Por eso a mí humanamente me duele la situación de Sendic, porque lo he vivido y sé lo que repercute. No solo sobre la persona, sino sobre la familia, los hijos, la madre, la compañera. Hay que tener un poco de visión humana de los temas.
—En caso de que renuncie el vicepresidente, la Constitución marca que debe asumir el cargo la senadora Lucía Topolansky. ¿Es cierto que, de cara a ese escenario, hubo conversaciones para que ella no ocupara el cargo y planteos de legisladores?
—Sí, pero que quede claro. Lo que dice la Constitución no me deja ninguna duda: el senador más votado de la lista más votada del lema más votado. Y si no puede el primero por distintas circunstancias, será el que le sigue. Dentro de la Constitución y la ley, todo. Fuera, nada. Especulan con que el presidente no quiere a este o este. No, yo lo que quiero es que se cumpla con la Constitución y la ley. Tengo excelentes relaciones con Lucía, pero excelentes relaciones, mil veces hemos hablado. Ella ha sido una de las primeras que me han apoyado para que yo fuera candidato para la segunda presidencia. Fue a mi casa con un grupo de legisladores. No tengo ningún problema, al contrario. Pero se especulan tantas cosas.