“Es una situación compleja la que tengo hoy: tengo dos padres políticos y tengo que atender a los dos”. Micrófono en mano, esta fue la primera frase que pronunció Lino Barañao este miércoles en Montevideo. Baraño es el ministro de Ciencia y Tecnología de Argentina, el único que seguirá en su cargo después de que, el jueves 10, Mauricio Macri asuma la Presidencia de la República.
“Para América Latina es importante darle continuidad a las políticas de ciencia y tecnología. Nuestros países se han caracterizado por padecer el síndrome de Adán: Antes de mí, nada. Cada vez que venía una nueva administración borraba todo lo anterior. En Argentina ha pasado”, explicó Barañao al comienzo de su disertación en el taller organizado este miércoles por Unesco y titulado “Ciencia, Tecnología y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.
Consultado por Búsqueda, Barañao se definió como un rara avis en la política y le resulta “curiosa” la popularidad que ganó entre el kirchnerismo al aceptar continuar en el Ministerio, ahora bajo la bandera de Cambiemos. “Superado el desconcierto” que generó esta decisión, “vieron en este Ministerio el legado” del kirchnerismo en el seno del gobierno de Macri. Es “lo que quedó a flote”, un “baluarte de la política exitosa”, mientras esperan a que se les reconozcan otras políticas como se hizo con la suya “tan tempranamente”, añadió.
Aunque mantiene algunas “interrogantes” sobre el nuevo gobierno argentino, atrás quedaron declaraciones de Baraño contra Macri y los “pronósticos” de desastres económicos anunciados durante la campaña electoral kirchnerista. El ministro dijo que prefiere la “tónica” de trabajo en equipo de Cambiemos a la gestión vertical kirchnerista.
Barañao es doctor en Química, profesor titular en la Universidad de Buenos Aires e investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Su carrera política comenzó en 1999 cuando fue elegido presidente de ese Consejo. En 2003 pasó a dirigir la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y desde el 2007 lidera el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
—Lideró el proyecto kirchnerista en Ciencia y Tecnología y continuará en el cargo después de que Macri asuma la presidencia. ¿Cree que podrá lograr la continuidad de las políticas?
—La clave es la continuidad de los equipos técnicos que las llevan adelante. Es muy importante para conseguir resultados. Nosotros veníamos de prácticamente 12 años de gestión, porque el staff que constituyó el Ministerio en 2007 venía de la Agencia. Durante este período, además de consolidar esos recursos humanos, se formuló un plan: Argentina Innovadora 2020. Fijamos 32 núcleos socio-productivos sobre los cuales hay que actuar. Es una política a largo plazo, consensuada y por lo tanto de Estado. Se asumía que fuera cual fuera el gobierno que venía se iba a continuar. Siempre hay un riesgo, sobre todo el del desmantelamiento de los equipos.
—Usted defendió a sus técnicos por sobre los bandos políticos en esta nueva etapa que empieza la semana entrante.
—Mi condición fue que los equipos técnicos siguieran. Cualquier discontinuidad puede producir un retroceso irreversible. La visión política del gobierno difiere de la que venía gobernando al país en los últimos 12 años, hay una interrogante respecto del rol que va a tener la ciencia y la tecnología en este nuevo proceso. De todas formas mi objetivo es mantener lo que hay. El objetivo final de cualquier administración es mejorar la calidad de vida de la gente, hay matices sobre cómo se logra eso: de forma más directa, con mayor componente de asistencialismo; otras más libradas al mercado y a tratar de generar trabajo genuino. Son alternativas que hay que probar, no hay una receta única. Creo que mi continuidad va a incidir en que esta herramienta pueda ser puesta en marcha. Se necesita en esta etapa una mayor interacción con otras áreas de gobierno. En este período concebimos el sistema y establecimos algunos puentes, pero a esta altura es imprescindible tener mayor vinculación horizontal. La tónica de trabajo de esta administración (de Macri) puede ser más conveniente, porque está mucho más orientada a la construcción de equipos y al diálogo periódico. La administración anterior estaba mucho más centralizada en la figura de la presidenta (Cristina Fernández) y su relación particular con cada una de las áreas. Era más vertical si se quiere. Ahora parece que va a ser más horizontal.
—También difieren en el modelo de país que desean construir. ¿Afectará esto el rumbo de su tarea?
—El proyecto es suficientemente robusto como para que no sufra grandes cambios. Los grandes ejes han sido aportar a la competitividad industrial y promover la innovación inclusiva. Ambas cosas son necesarias. El nuevo gobierno se ha propuesto esto. Apunta al nuevo desarrollo de la economía con el incremento de la competitividad a partir de la innovación. Si pretende remplazar un modelo asistencialista por uno de desarrollo, necesita más tecnología para la generación de trabajo genuino. Son dos visiones distintas que requieren el mismo instrumento.
—¿Cómo vive la transición de tener “dos padres políticos” que no han tenido la mejor relación entre sí?
—No ha sido la mejor, sí. Yo siempre he sido una rara avis dentro del gabinete y creo que voy a continuar siéndolo en el próximo. No vengo de la política, tengo una visión más pragmática y racional, si se quiere, más que ideológica. Tengo una conducta individual de haber sido respetuoso de todas las vertientes ideológicas en la anterior administración.
—¿Eso le ayuda ahora para manejarse con Cambiemos, el grupo del presidente electo?
—Yo no voy a cambiar mi manera de ser. Así como he respetado a los no adherentes del Frente para la Victoria de la anterior administración, voy a seguir respetando y favoreciendo por igual a los que pertenecen al Frente para la Victoria en el futuro. En lo personal no va a haber una tensión ahí. Veremos cuáles son las medidas de Macri sobre todo a nivel económico, si el proceso se compatibiliza con el modelo de país al que uno cree que hay que llegar.
—¿Le preocupa el financiamiento de la ciencia?
—El mayor problema no va a ser el financiamiento, sino el marco en que se dé. Parece que no va a ocurrir un modelo de apertura total de la economía. Pondría en riesgo la supervivencia de las pequeñas y medianas empresas, habría un conflicto. Nosotros apostamos primero a darles una cierta competitividad a las empresas antes de que se abra totalmente el juego; es una conducta más paternalista. Es el marco de país en el que se inserta ciencia y tecnología. Nosotros tenemos como objetivo un apoyo a las Pymes para que innoven, esa conducta más paternalista.
—¿Le preocupa que cambie abruptamente?
—No parece ser la tónica, porque se sabe cuáles serían las consecuencias. (Macri) no va a tomar medidas que provoquen un caos porque su principal misión es sobrevivir. Lo que se pronostica como desastre a venir fue más que nada una herramienta de la campaña electoral, y deja de tener sentido en el momento en que ya hay un gobierno constituido al cual hay que apoyar. Yo mismo he dicho que si ganaba Cambiemos está en riesgo la ciencia y la tecnología. Bueno, una vez que eso ya está, hay nuevo presidente y dice: “Bueno, vení”, ya está.
—¿Estaba convencido cuando lo dijo?
—La ciudad de Buenos Aires estaba gobernada por Cambiemos y hubo cero inversión en ciencia y tecnología. Es un dato concreto, no es una cuestión ideológica. Tiene la mayor concentración de investigadores y nunca puso un peso. Si esto se extrapola al país, estamos en problemas. Parece que la plataforma cambió, ahora hay un equipo con otra visión y cambió.
—¿Cómo lo recibieron en las primeras reuniones?
—Muy bien, un ambiente de cordialidad muy grande. Conocía a muchos de ellos de antes.
—Macri está presentando en este momento a sus ministros en Argentina (miércoles de mañana) y usted está aquí en Montevideo. ¿Eso es una señal política?
—No, simplemente quería cumplir con este compromiso que ya había contraído. A esto (la presentación de Macri) me invitaron ayer. Ya estaba acá (en Montevideo) y era imposible. Me dijeron que lamentaban no haber podido avisar antes.
—¿Cuál es el tono de las reuniones con el kirchnerismo luego de aceptar el ofrecimiento de Macri?
—Paradojalmente subieron mis acciones dentro del kirchnerismo. Creo que es un problema de oferta y demanda. He recibido llamados de apoyo de todo el gabinete prácticamente. Obviamente esto es consecuencia de que la presidenta haya sido tan enfática en apoyarme. Superado el desconcierto, todo el mundo me ha apoyado. De alguna forma ven que el Ministerio terminó siendo un baluarte de la política exitosa del gobierno.
—¿Usted es la cara visible del kircherismo en el gobierno de Macri?
—Y sí. Curiosamente es lo que quedó a flote.
—¿Es como el legado?
—Como el legado, sí. Y ellos pretenden que a futuro se reconozcan otras políticas, como se reconoció esta tan tempranamente.
Información Nacional
2015-12-03T00:00:00
2015-12-03T00:00:00