Letizia no es una mujer que haya sabido despertar algo simpático en los corazones de la gente. Siendo la reina consorte de España tuvo la oportunidad de ser querida y admirada, o por lo menos provocar cariño, y, sin embargo, quizás por su extrema delgadez, rigidez y perfeccionismo, no es un miembro de la realeza que haya sabido cultivar un mínimo de carisma. Se sabe que tiene carácter fuerte y ambicioso y que es quien lleva la voz de mando en Zarzuela. También es por todos sabido que ejerce sobre el rey Felipe un dominio excesivo que lo convierte en un muñeco sin fuerza, sometido. La expresentadora de televisión fue quien hizo todo lo que estuvo a su alcance para echar de España a su suegro, el rey emérito Juan Carlos, quien, en parte por órdenes de ella, fue desterrado a Abu Dabi. Pero también echó de la casa a Ian, el amado perro schnauzer de Felipe, hijo de Pushkin, el can que lo acompañó en sus aventuras juveniles.
Es decir, hace y deshace según le parece. Y está obsesionada con la imagen que proyecta la Corona de España. Después de que salieran a la luz las desprolijidades financieras y mujeriles del rey Juan Carlos, Letizia se subió al pony y pretendió que solo existieran su marido, el rey heredero Felipe, ella misma con sus ropas perfectas y sus hijitas. Quizás pensó que de esa manera “limpiaría” la imagen de la monarquía de España, dejando de lado y quitándole potestades institucionales también a la reina Sofía de España, ni que hablar a las infantas Elena y Cristina, a quienes prácticamente quiso borrar del mapa.
Pero bueno, la vida tiene sus formas y por estos días circula por todos los medios del mundo una historia de amores clandestinos entre la reina consorte y un abogado empresario, Jaime del Burgo, que la dejan muy mal parada, y un robusto historial de amantes. Según el rumor, que entre otros medios fue publicado por The Times, el romance entre Del Burgo y Letizia se inició cuando la periodista era soltera y se reanudó estando ya casada con el rey, configurando un verdadero escándalo real.
Letizia y yo. Todo empezó con la publicación del libro Letizia y yo ¿Qué secretos oculta la reina Letizia?, del periodista y escritor granadino Jaime Peñafiel. Allí el autor realiza una suerte de semblanza sobre el “lado B” de la reina, dejando al descubierto su vida antes de la monarquía, sobre todo su prolífico historial amoroso y su estadía en México mientras hizo sus primeras armas como periodista en medios escritos de ese país. En ese entonces, según cuenta Peñafiel, Letizia era bastante hippy y parrandera y no tuvo reparos en enamorar al director de un periódico mexicano, que era casado.
Letizia en el telediario de TV española; Felipe la vio y se las arregló para coincidir en una comida con ella. El casamiento en la catedral de La Almudena se celebró en mayo de 2024; este año el matrimonio cumplirá 20 años.
A través del libro –no demasiado bien redactado– nos enteramos de las idas y vueltas juveniles de Letizia y aparece el nombre de Jaime del Burgo, un empresario y abogado hijo de un viejo y conocido político navarro con quien mantenía un romance cuando conoció al rey Felipe. No solo eso, Del Burgo es una de las principales fuentes que Peñafiel usa para su libro. Cuando Letizia se dio cuenta de que el entonces príncipe de Asturias estaba verdaderamente interesado en ella, decidió dejar a Del Burgo y romper también con otro admirador, también periodista, que tenía en ese momento y del que estaba embarazada y abortó.
Del Burgo es una de las voces principales del libro de Peñafiel y en realidad fue un personaje importante en la vida de Letizia, pues después de romper el noviazgo se convirtió en un amigo de la actual reina y ofició de testigo de su boda con el príncipe Felipe. Además, Del Burgo, pasado un tiempo mantuvo un noviazgo y un matrimonio fugaz con Telma Ortiz, hermana de Letizia.
Letizia y yo. ¿Qué secretos oculta la reina Letizia?, de Jaime Peñafiel. Editorial Almuzara, 2023. Disponible en Kindle a través de Amazon.
Durante un tiempo, Jaime del Burgo formó parte de la vida familiar de los príncipes, según su versión. “Ellos me invitaron a Baqueira a Marivent. Con Felipe tuve una gran relación de amistad. Yo le contaba mis problemas, y él, los suyos. Cuando conocí a su familia, los reyes, las infantas y demás, me decepcionaron; yo creía que tenían un nivel intelectual más alto, pero descubrí que cada cual pensaba solo en sí mismo. Me quedé horrorizado. Letizia era una zorra en el gallinero. Era más lista que cualquiera de ellos, como ha terminado demostrando. Con el nacimiento de Leonor pasé a ser el ‘tito Jaime’. Por entonces yo vivía en Londres, pero cuando venía a Madrid solía pernoctar en ‘mi cuarto’ de Zarzuela. Un día bajé a la piscina y me encontré que allí estaba Letizia. Hacía tiempo que no coincidíamos los dos a solas. Siempre estábamos rodeados de personas. Sentados en sendas hamacas, uno frente al otro, nos miramos largamente y en silencio, hasta que la oí decir ‘¡Cuánto te quiero!’. Yo le respondí lo que sentía: ‘yo también’”.
Parece ser que en 2011 discutieron en Marivent y al tiempo Del Burgo recibió una llamada, muy breve, de Letizia: ‘No podemos seguir viéndonos’. Y colgó”.
El libro de Peñafiel agrega otros pasajes de Del Burgo, lo que le da más veracidad a la historia, pero lo que verdaderamente abrió la puerta al escándalo fue lo que sucedió después, cuando el propio Del Burgo confirmó en su cuenta de Twitter todo lo que había escrito Peñafiel en su libro.
Lo más espectacular aun fue la publicación de una foto de Letizia haciéndose una selfie en un baño envuelta en una pashmina y con una expresión facial para nada alineada con la que debe tener una reina. “Amor. Llevo tu pashmina. Es como sentirte a mi lado. Me cuida. Me protege. Cuento las horas para volver a vernos. Amarte. Salir de aquí. Tuya”. Según explicita Del Burgo, esta selfie se la había tomado y enviado Letizia estando embarazada de Leonor. Además, Del Burgo asegura que guarda todas las pruebas de su relación con la reina Letizia, “fotografías, videos, móviles, SMS” en la caja fuerte de un banco.
La selfie delatora publicada por Jaime del Burgo. “Amor. Llevo tu pashmina. es como sentirte a mi lado. Me cuida. Me protege. Cuento las horas para volver a vernos. Amarte. Salir de aquí. Tuya”, escribió él en Twitter.
Existen cabos sueltos en esta historia y resulta difícil entender cuáles son las motivaciones de del Burgo para querer perjudicar de esta forma a Letizia. Sin embargo, las malas lenguas dicen que atrás de todo esto está el rey emérito Juan Carlos buscando venganza, y apoyado por toda la familia Borbón, por las humillaciones que vienen sufriendo desde que Letizia subió a su lugar de consorte. Por lo pronto Peñafiel siempre fue juancarlista, pertenece a la misma generación del rey emérito, así que es fácil adivinar su simpatía y, más aún, su animosidad hacia Letizia, que quiso deshacerse del rey como si fuera un trapo viejo. La repercusión en los medios no es para nada desdeñable, y en varios casos se nota una intensidad algo fuera de lo común si tenemos en cuenta que se trata de una historia sin demasiadas pruebas contundentes.
Letizia y yo. ¿Qué secretos oculta la reina Letizia?, de Jaime Peñafiel. Editorial Almuzara, 2023. Disponible en Kindle a través de Amazon.
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Menchu, la abuela locutora de Letizia que no se callaba nada
Uno de los pasajes más interesantes del libro de Peñafiel se refiere a la abuela paterna de Letizia, la locutora Menchu Álvarez del Valle, una de las voces más conocidas de la radio asturiana y de quien Letizia había heredado su afición por el periodismo: “Si por algo se caracterizaba Menchu Álvarez del Valle, fallecida a la edad de noventa y tres años, era por no callarse nada. Letizia sentía por ella un cariño muy especial como demostró al ser la primera persona a quien informó de su decisión de casarse con el príncipe Felipe. Se lo desaconsejó de una forma no muy ortodoxa. No hay que olvidar que la relación que Letizia mantenía con su abuela era entrañable, auténtica, sincera.
En una entrevista concedida en 2019 a Ok Diario en su casa de Ribadesella, con la condición de que no se publicara hasta después de su muerte, no solo habló del hoy Felipe VI, sino también de su opinión sobre la boda de su nieta: ‘Eres libre de hacer lo que te dé la gana. ¿Pero tú estás bien de la cabeza? ¿Sabes dónde te vas a meter, hija? ¿Sabes lo que es eso?’.
Como sabemos, Letizia no siguió sus consejos. ‘Abuela, estoy enamorada’, le insistió. Menchu intentó frenarla con otro sabio consejo: ‘Déjate de tonterías. Qué enamorada ni enamorada, pégate un revolcón de vez en cuando y ya vale’. A lo que Letizia, sorprendida por las palabras de su abuela, le respondió: ‘No, abuela, estoy enamorada’.
Esta conversación entre abuela y nieta no quedó solo entre ellas, pues la propia Menchu se lo relató a doña Sofía, que le dijo: ‘Qué valiente es tu nieta, Menchu’. La locutora no se cortó a la hora de decirle a doña Sofía su opinión: ‘No será porque yo no le quite las ganas’. La mujer del rey le contestó: ‘¿De verdad que como abuela le quitaste las ganas de que se casara con Felipe?’. Menchu sentenció:
‘Claro, porque la quiero mucho. No es que tenga nada en contra de Felipe, todo lo contrario. Lo admiro muchísimo. Pero, para meterse ahí, hay que nacer ahí, para poder mantenerse ahí. A ella le va a costar mucho’. Y, de hecho, ya le ha costado mucho, muchísimo’.
Así las cosas, Menchu deseaba otra vida para su nieta, la misma que ya llevaba muy encaminada gracias a su trabajo. ‘Cuando me contó que se iba a casar yo le dije: ¿Dónde crees que te vas a meter? Vamos a ver, tú tienes tu profesión, tu piso, tu coche, un buen sueldo. Y además, estás haciendo el telediario estrella con Alfredo Urdaci en TVE’”.
Con una dicción impecable y una entonación extraordinaria, Menchu Álvarez del Valle leyó la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios en la celebración matrimonial de su nieta y el príncipe de Asturias. La catedral de La Almudena de Madrid rebosaba de representantes de las principales casas reales y autoridades de todo el mundo. Menchu murió a sus 93 años.