Pacíficamente, rodeada de toda su familia, murió la reina Elizabeth II. El jueves 8 de setiembre del 2022 quedará grabada como la fecha que marcó el fin de una era: la del reinado más largo de la historia británica, (superado en el mundo solo por el de Louis XIV, que llegó al trono con 4 años, en 1643, y reinó durante 72, hasta su muerte).
Fueron 70 años de reinado. Pasaron varias guerras, 15 primeros ministros (Winston Churchill y Margaret Thatcher entre los más destacados), numerosas crisis y tragedias dentro de la familia real, otras tantas crisis económicas mundiales, una pandemia, y Elizabeth se mantuvo firme en el trono. Para muchos, fue -y seguirá siendo-, le guste a quien le guste, la cara de la monarquía.
Dos días antes de su muerte la reina estaba "radiante". Esa fue la palabra que usó el exprimer ministro Boris Johnson, que estuvo con la reina este martes en lo que nadie imaginaba que sería su última aparición pública. Radiante y "apasionada por la política como siempre", afirmó.
Ese día, en el Castillo de Balmoral, Elizabeth aceptó formalmente la renuncia de Johnson y recibió sonriente a la flamante primera ministra, Liz Truss.
Este viernes, a un día de la muerte de su madre, Charles dio su primer discurso como rey. "Me dirijo a ustedes hoy con un sentimiento de profunda tristeza y dolor", expresó. Se comprometió a servir toda su vida a los británicos, al igual que su madre, quien fue su "inspiración y modelo".
Las buenas y malas
El 21 de octubre de 1966, una avalancha de lodo, agua y escombros de una mina de carbón enterró una escuela primaria en el pueblo de Aberfan, en el sur de Gales, y mató a 116 niños y 28 adultos. Tras la tragedia, la reina Elizabeth decidió retrasar su visita por temor a que su presencia distrajera los esfuerzos de rescate y recuperación. 40 años después del desastre, Elizabeth confesó que no visitar Aberfan de inmediato fue su mayor error cometido como reina.
Aquella fue su primera gran crisis como reina. Pero no le faltaba experiencia. Antes de su reinado, Elizabeth llegó a participar de la Segunda Guerra Mundial. Fue la primera mujer de la familia real en más de 1000 años en formar parte de las Fuerzas Armadas.
El año 1992 sería otro de los peores de su reinado, según ella misma reconocería después en su discurso por el aniversario número 40 de su coronación. “1992 no es un año que recordaré con placer intenso, porque se ha convertido en un annus horribilis”. En 1992 su hija Anne se divorció del capitán Mark Phillips, el príncipe Andrew se separó de Sarah Ferguson y la tensión entre el príncipe Charles y la princesa Diana tomó estado público. Fueron años de crisis para el Castillo de Windsor. La otra gran decepción —y descenso en la popularidad de la familia real— llegaría tras la muerte de Diana, en 1997. Pasaron varios días sin que la familia real hiciera alguna declaración sobre la muerte de Lady Di, lo que desató reacciones hostiles por parte de la ciudadanía. Recién ahí, tras el impulso de los británicos, la reina difundió un mensaje en el que recordaba y elogiaba la personalidad de su nuera. Llevó bastante tiempo recuperarse de aquellas crisis, adaptarse al ritmo de la época y ganar la popularidad perdida en el Reino Unido. Recién en 2011, 14 años después de la muerte de Diana, la Corona volvió a alcanzar un máximo de popularidad cuando el príncipe William se casó con Kate en una ceremonia que fue vista por 2.000 millones de televidentes.
Una nueva crisis azotó al Castillo de Windsor recientemente, cuando el príncipe Harry abdicó junto con su esposa, Meghan Markle. Pese a las acusaciones de racismo, entre otros problemas que la pareja denunció en una entrevista con Oprah Winfrey, la reputación de la reina parece intachable; salió de aquel 2020 problemático con una popularidad reforzada y una aprobación del 90 por ciento.
Jubileo de Elizabeth: La celebración de una despedida
Es 2 de junio de 1953. Elizabeth aborda el carruaje de oro, construido en 1762. Lleva por primera vez la corona, que pesa casi dos kilos. Con un tono de voz agudo y angelical, casi infantil, la joven de 25 años dedica unas cálidas palabras a los miles de personas que presenciaron su coronación, acto que se realizó 16 meses después de la muerte de su padre, el rey George VI. “Larga vida a la reina Elizabeth. ¡Dios salve a la reina Elizabeth! ¡Que la reina Elizabeth viva por siempre!”, clama el director británico Laurence Olivier al final de la narración del cortometraje A Queen is Crowned, de 1953, que documenta la coronación de la reina Elizabeth II, la primera en la historia en ser televisada y transmitida en vivo, seguida por casi 30 millones de personas, y 10 millones más por radio. Efectivamente, las súplicas de Olivier fueron escuchadas: el reinado más largo de la historia británica estaba empezando.
4 de junio de 2022. El carruaje dorado de 250 años de antigüedad se pasea desde la Abadía de Westminster hasta el Palacio de Buckingham, el mismo recorrido que hizo aquel día de primavera hace 69 años, cuando Elizabeth asumió el trono. Esta vez, sin embargo, está vacío. Sobre él se proyecta un holograma de la reina saludando con aquella fresca sonrisa de cuando fue recién coronada.
A diferencia del de plata, el de oro y el de diamante, en los que la reina presenció las celebraciones de principio a fin —y viajó en el carruaje de oro—, el de los 70 años de reinado se caracterizó por el brillo de su ausencia y la exaltación y fervor ante sus cortas apariciones.
Fueron 4 días (del 2 al 5 de junio) de fiesta, pero también de nostalgia, homenaje y —en cierta forma—, despedida.
Elizabeth se unió a los festejos en tres breves momentos. El jueves, después del desfile militar Trooping de Colour —que marcó el inicio del Jubileo— salió al balcón del palacio junto con el príncipe Charles (heredero de la corona), su esposa Camilla y los siguientes en la línea sucesoria al trono, el príncipe William y Kate con sus tres hijos, George, Charlotte y Louis. También encabezó el encendido de luces en los jardines del Castillo de Windsor, acto que se imitó, aunque sin la reina, en otras ciudades de Inglaterra. El viernes, la familia real anunciaba que la monarca evitaría participar en el resto de las celebraciones, ya que tras la jornada ajetreada del jueves empezó a sufrir algunos problemas de movilidad.
Aunque su presencia fue limitada, la reina se esforzó por demostrar su espíritu festivo. Durante la recepción previa al Jubileo, en Sandringham, su casa favorita de vacaciones, tuvo un intento frustrado de cortar la torta. “Creo que solo voy a poner el cuchillo ahí, a ver si funciona”, dijo. Lo hundió en medio de la torta. Acto seguido: “Alguien más puede terminar”, agregó. Y esbozó una sonrisa para las cámaras.
Otra muestra de un sentido del humor intacto tuvo lugar antes del Platinum Party, el concierto en homenaje a la reina. Allí se proyectó un simpático video —ya convertido en viral— que muestra a la reina tomando el té con el oso Paddington, icónico personaje imaginario en la literatura infantil del Reino Unido.
El sábado, tercer día de festejos, la reina faltó también al Derby de Epsom, la carrera de caballos en la que fue representada por su hija Anne, pese a que esta fue siempre una de sus actividades favoritas. Sin embargo, guardó una sorpresa: como broche de oro, Elizabeth volvió a salir al balcón junto con la familia real para dar un último saludo.
Elizabeth junto a Louis, su bisnieto, quien durante el Jubileo se robó la atención de las cámaras con sus muecas y reacciones.