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Cómo será el traspaso de mando del 1º de marzo

Los invitados, el protocolo, la vestimenta y los hospedajes: los detalles de la asunción de Luis Lacalle Pou como 42º presidente constitucional de la República

Ya están -casi- todos los detalles programados. Tres décadas después de que su padre, Luis Alberto Lacalle Herrera, se subiera al antiguo Ford V8 de 1937 para desfilar desde el Palacio Legislativo hasta la plaza Independencia, Luis Lacalle Pou hará lo mismo para asumir como nuevo presidente de la República. El próximo 1º de marzo será un día histórico para el Partido Nacional, que llegará al poder por cuarta vez en los últimos 100 años. Será el quinto presidente constitucional blanco de la historia y la cabeza del séptimo gobierno nacionalista (contando los dos períodos de colegiado), que asumirá después de tres administraciones del Frente Amplio. Se espera que Montevideo amanezca conmocionado por la llegada de las delegaciones internacionales, el estricto protocolo y las actividades que un cambio de mando requiere. Días antes de la ceremonia, mientras negocia los cargos políticos con la oposición, el presidente electo asiste a las pruebas de la confección de su traje y se asegura de tener el viejo Ford listo para usarlo el día que acepte sus nuevas obligaciones como lo hizo su padre en 1990. Se subirá al simbólico auto acompañado de la vicepresidenta electa, Beatriz Argimón, y será seguido por los autos con las familias de los líderes blancos.


Un día protocolar
. La ceremonia, que comenzará con el juramento de Lacalle Pou ante el Parlamento sobre las 14 horas y seguirá con la tradicional recorrida hacia la plaza Independencia, tendrá sus propias particularidades. Una de ellas es que llegarán más de 1.500 jinetes desde todos los departamentos para acompañar la recorrida. Caballos y paisanos pasarán la noche anterior en la Rural del Prado, adonde Lacalle Pou prometió pasar a saludar. Habrá música, fogones y un predecible asado, como el que hará el nuevo presidente el domingo después de asumir. La mañana del cambio de mando todos ensillarán y partirán rumbo al Palacio Legislativo para formarse y rodear el edificio en forma de herradura sobre el mediodía.

Una vez finalizada la ceremonia en la sede legislativa, Lacalle Pou se subirá al auto y llegará con Beatriz Argimón a la plaza Independencia, donde se encontrará un estrado en el que Tabaré Vázquez hará el traspaso de la banda presidencial. El público podrá seguir el acto y el discurso del nuevo mandatario a través de cuatro pantallas gigantes. Luego actuarán la Orquesta Juvenil del Sodre y la Escuela Nacional de Danza. En caso de mal tiempo se manejan las instalaciones del Auditorio Nacional del Sodre como escenario de la ceremonia. Terminadas las actuaciones, el flamante presidente cruzará hacia el Palacio Estévez para saludar a las delegaciones internacionales.

En las últimas semanas, las invitaciones (o la falta de algunas de ellas) despertaron una nueva polémica entre la clase política. Si bien la organización está a cargo de Cancillería, Lacalle Pou se encargó de hacer un pedido especial sobre tres casos: Nicaragua, Venezuela y Cuba. Ninguno de sus mandatarios está invitado. "Yo no estoy dispuesto a que en nuestra asunción esté el dictador Maduro, es una decisión personal de la cual me hago cargo", dijo hace unos días el presidente electo en conferencia de prensa. En esta línea, el canciller designado, Ernesto Talvi, dijo que Miguel Diaz-Canel, Daniel Ortega y Nicolás Maduro no fueron invitados porque los tres países fueron catalogados por la revista The Economist como "regímenes autoritarios plenos". El líder colorado ya anticipó que el gobierno tiene resuelto reconocer al líder opositor Juan Guaidó como presidente legítimo de la Asamblea Nacional de Venezuela. Mientras tanto, y desde la vereda de enfrente, el actual canciller Rodolfo Nin Novoa dijo al programa Doble click de FM Del Sol que no invitarlos "va a traer consecuencias".

Visitas del exterior. Según consultas realizadas por galería, las delegaciones que llegarán del exterior ocuparán habitaciones en los hoteles Sheraton y Sofitel, donde ya se reservaron las suites más lujosas, aunque la mayoría se hospedará en el Radisson, punto estratégico frente a la plaza Independencia. Allí, en la Queen Suite, está previsto que se aloje el rey Felipe de España. El monarca ya es un huésped frecuente. Eligió este hotel para quedarse al menos dos veces en el pasado; en la asunción de Tabaré Vázquez en 2005 y en el traspaso de mando a José Mujica, cinco años después. En el hotel guardan la cama que se mandó a hacer especialmente para Felipe, quien mide 1.97 metros.

"Al ser el hotel más cercano a la plaza Independencia, es común que (el Radisson) sea utilizado para reuniones bilaterales. De hecho, tenemos salas a disposición de los mandatarios", señalaron a galería desde el propio establecimiento. Cada una de las delegaciones tiene una subdelegación "de avanzada" que deja instrucciones a los responsables del edificio, sobre todo en lo relacionado con la seguridad. No solo se trata de representantes de países, también son dignatarios de organismos internacionales tales como el BID, la OEA y el Parlasur.
Entre los invitados está confirmada la presencia del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, junto a su canciller, Ernesto Araújo.

También llegarán: el mandatario paraguayo Mario Abdo Benítez, quien volverá el mismo día a su país debido al acto por los 150 años de la muerte del mariscal Francisco Solano López; el presidente chileno, Sebastián Piñera, en su primer viaje al exterior desde las protestas que conmocionaron al país en octubre; y el colombiano Iván Duque junto a la canciller Claudia Blum. Según informó El País, esta delegación llegará en la madrugada anterior y se irá el domingo, por lo que no participará en el asado organizado por el nuevo gobierno en la residencia de Suárez. Se espera, además, que la canciller boliviana Karen Longaric llegue en lugar de la presidenta, Jeanine Áñez, cuya asistencia también provocó polémica entre los gobiernos entrante y saliente. Una de las grandes ausencias de la ceremonia será el mandatario argentino Alberto Fernández, quien debe abrir las sesiones ordinarias del Congreso con un discurso ante la Asamblea Legislativa de su país. Sin embargo, confirmó que se reunirá con Lacalle Pou (quien asistió a su asunción junto a Tabaré Vázquez) unos días más tarde.

En representación del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, asistirá a la ceremonia el administrador de la Agencia de Protección Ambiental, Andrew Wheeler, según informó la Embajada de Estados Unidos en Uruguay. La delegación estará integrada además por Kenneth S. George, embajador de los Estados Unidos en Uruguay; Mauricio Claver-Carone, asistente especial del presidente y director senior para Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo Nacional de Seguridad; y Michael G. Kozak, subsecretario de Estado interino para Asuntos del Hemisferio Occidental.  Al llegar al país, la cabeza de cada delegación extranjera recibirá como cortesía del Estado uruguayo una habitación de hotel, un custodio y un vehículo, además del agregado diplomático. Las delegaciones deben reservar el hospedaje para el resto de su equipo.

¿Cómo será la banda?  Hay pocos momentos tan significativos como cuando el presidente saliente le coloca la banda presidencial a su sucesor. Este tradicional acto simboliza la consagración del nuevo gobierno. Por lo general, las bandas presidenciales están hechas con un delicado trabajo en tela de seda con hilos de oro para el bordado del Escudo Nacional. Suele ser un obsequio de familiares o de personas cercanas al mandatario. Para este 1º de marzo, la banda fue encargada por el equipo de asesores y amigos íntimos de Luis Lacalle Pou. Uno de ellos es su asesor y jefe de campaña, Nicolás Martínez, a quien el presidente electo definió más de un vez como un hermano. Su vínculo es realmente estrecho pues viene de sus padres: Jack Alberto Martínez fue edecán y hombre de confianza de Luis Alberto Lacalle Herrera.

Hasta 2010, y por casi ochenta años, la banda era confeccionada por religiosas de la congregación católica de las Hermanas Oblatas. Al empezar su segundo gobierno, en 2015, la banda que recibió Tabaré Vázquez de manos de José Mujica tenía un ancho de 10 centímetros y su diseño fue realizado por una trabajadora independiente experta en bordado.

El vestuario. La familia Muto es conocida por estar detrás de la vestimenta de las principales figuras políticas uruguayas desde hace muchos años. Para esta ocasión el presidente electo eligió un traje azul. "Luis es muy seguro de sí mismo, tiene una personalidad definida y sabe lo que quiere. El traje es equilibrado, tiene un tono más agradable porque la ceremonia es de día. Transmite confianza y seguridad", asegura Pablo Muto. La confección lleva entre dos y tres pruebas y va desde la camisa (que será de color marfil) hasta el diseño del saco. Según Muto, la cultura local tiene fuertes influencias de la sociedad española -que es sencilla y austera- por lo que es esperable que tanto el traje de Lacalle Pou como el del resto de los políticos sea sobrio y formal. "Estamos haciendo un look que no corre riesgos. Es un equilibrio entre el deber protocolar y el gusto de uno mismo", anticipa.

El caso de la vicepresidenta es bien distinto. Desde que comenzó la campaña electoral, Beatriz Argimón apareció en los actos del Partido Nacional con atuendos confeccionados por diseñadores nacionales. No importaba si estaba en una gira, en un programa de televisión o en una publicidad, ella siempre aparecía con una ruana, una bufanda que le regalaban las tejedoras del interior o una blusa de marca local. Lo mismo pasaba con accesorios como collares, caravanas y cinturones. Todo tenía un detalle hecho por manos uruguayas. También elegía ropa con guiños a los colores patrios en tonos como el celeste, azul, blanco y amarillo.

En la noche del balotaje del 24 de noviembre, la vicepresidenta electa eligió un diseño de una colección cápsula inspirada en el artista Fidel Sclavo de la marca Savia. El conjunto era en colores tierra, celeste y arena, y estaba confeccionado en lino. Aún no se sabe por cuál diseñador uruguayo apostará en el traspaso de mando, pero se espera que sea un atuendo delicado, de colores lisos y fiel a su estilo.

La que sí ya confirmó que utilizará un vestido en tonos claros es la esposa del presidente, Lorena Ponce de León. Eligió una diseñadora del interior con la intención de hacer visible la producción local, en una tarea que, como Argimón, viene realizando desde hace meses. "Ella tiene un porte perfecto, que a todos los diseñadores nos gustaría vestir. Es elegante a la hora de elegir pero lo hace de forma muy natural. Apuesta a lo diferente de un modo sutil, generando su propio estilo", dice Analía Pereira, de Mandinga, una marca que Ponce de León ha sabido llevar en varias oportunidades durante la campaña. Desde que acompaña a su marido en las giras por todo el país, ha mostrado un estilo sencillo, despojado, con una paleta en colores tierra y neutros.

Un vínculo histórico. La decisión de Luis Lacalle Pou de utilizar el Ford V8 Club Cabriolet (que se encontraba en el Museo del Automóvil Club del Uruguay y pertenece a Inés Lacalle) para su asunción como presidente reabre una historia que involucra a abuelos, padres, primos y tíos. El auto fue comprado el 31 de agosto de 1937 por Luis Alberto de Herrera. Con una capacidad para cinco personas, el vehículo pesa 1.250 kilos, tiene 22 caballos de fuerza, está empadronado con el número 80428, y está cargado de recuerdos.

En el libro Herrera. Caudillo Oriental, Eduardo Víctor Haedo cuenta que este Ford fue la única pertenencia que el caudillo blanco legó luego de su muerte. "Dejó por todo capital dos mil pesos depositados en un banco y como única propiedad un auto desvencijado, en el que durante años paseó con alegría por la ciudad. El pueblo reconocía con entusiasmo aquella vieja voiturette que aparecía en cualquier parte, y veía en ella un reproche a concupiscencias y fastuosidades", escribe el autor.

Según contó hace unos meses a galería, en 1987 Fernando de Posadas escuchó en Radio Clarín un aviso sobre la venta de una cachila de valor histórico. Averiguó y confirmó que se trataba del auto que había pertenecido a Herrera y lo compró. Dos años más tarde, el presidente electo Luis Alberto Lacalle Herrera le comentó que quería usarla para su asunción y la cachila se acondicionó para la ocasión. El 1º de marzo de 1990, De Posadas condujo el auto en el que Lacalle Herrera y Gonzalo Aguirre hicieron el recorrido tradicional.

El año pasado, y después de ganar las elecciones frente a Daniel Martínez, Luis Lacalle Pou contó que tenía la intención de usar la misma cachila que usó su padre, y que había sido de su bisabuelo, aunque desconocía su paradero. Su tía, Inés Lacalle, lo escuchó y pensó que era una broma. Llamó a su sobrino y le dijo que la tenía ella. Después se comunicó con el Museo del Automóvil Club para acondicionarla y volver a dejarla pronta para un nuevo 1º de marzo. Para redoblar las apuestas y continuar con las tradiciones, el conductor también está asociado a la historia familiar: al volante estará Santiago, el hijo de Fernando de Posadas.