Personajes destacados en el mundo del deporte, la política, la moda, la cocina, la literatura, el cine, la ciencia y la música.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáParece que fue ayer que de la mano de Diego Forlán la selección uruguaya de fútbol gozaba de su resurrección internacional en el Mundial de Sudáfrica 2010, primer escalón de un volver-a-ser en el más popular de los deportes. Fue al principio de esta década que termina. Mucho más acá en el tiempo, Uruguay gozó el Benois de la Danse de María Noel Riccetto y el Cervantes de Ida Vitale; también se asombró con los logros de Federico Álvarez en Hollywood y de Gabriela Hearst en Madison Avenue.
El equipo completo de galería -redactores, editores, fotógrafos, diseñadores- seleccionó a diez uruguayos que, a su criterio, sintetizan esta década. No fue una elección fácil, pero cualquiera de estas diez personalidades que figuran en las páginas siguientes lograron que este pequeño país del sur fuera más reconocido en el mundo, hacia afuera y también hacia adentro. La década que termina no hubiera sido lo mismo sin ellos.
DIEGO FORLÁN / DEPORTISTA
Hubo un momento en que el futbolero uruguayo que no peinaba canas realmente pensó que era posible salir campeón del mundo. Hubo un punto de inflexión en el cual la selección uruguaya, la celeste, dejó de ser blanco de desconfianzas, burlas y hasta vergüenza ajena para generar una adhesión popular que no ha cesado aún. Y en mucho, muchísimo de eso, tiene que ver Diego Forlán.
Rubio, de ojos claros, pintón, surgido de las inferiores de un equipo argentino, mucho más afecto al entrenamiento y al esfuerzo que bendecido por un talento natural -lo contrario a, por caso, Álvaro Recoba-, Forlán fue la figura de la celeste durante los primeros años del proceso Tabárez. Su actuación en el Mundial de Sudáfrica 2010, donde anotó cinco goles y dominó la pelota Jabulani como nadie, llevó de nariz a la selección al cuarto puesto y a él le significó un Balón de Oro. Al año siguiente, lideró al equipo nacional a la conquista de la Copa América Argentina 2011, anotando dos dianas en la final. Ese mismo año, rompió el récord de Héctor Scarone, de máximo goleador con la camiseta azul cielo en el pecho.
Su cifra de 36 goles con Uruguay fue superada holgadamente luego por Luis Suárez y Edinson Cavani, pero ninguno de ellos -delanteros de elite como Uruguay quizá nunca vio- tuvo una actuación tan consular como Cachavacha, nacido el 19 de mayo de 1979, con pasajes gloriosos en el Manchester United, Villarreal y Atlético de Madrid, y en el inolvidable Mundial 2010, el mismo que hizo soñar a todos. Y en la época más globalizada de la historia del fútbol, fue el primer uruguayo que alcanzó la categoría de supercrack, en tiempos de Lio Messi y Cristiano Ronaldo.
Este año, quien fuera dos veces Botín de Oro de Europa, anunció su retiro. En su carrera incluso se dio el lujo de salir campeón con Peñarol en la temporada 2015-16, su único año en el club del cual era hincha; al cierre de esta nota su nombre sonaba muy fuerte para ser su próximo entrenador. Otro logro: estar identificado con uno de los dos grandes del fútbol criollo y aun así ser un poco de todos.
MARÍA NOEL RICCETTO / BAILARINA
En estos días, con el espectáculo Manon en el Auditorio del Sodre, María Noel Riccetto (39) se retira como bailarina profesional. De ahora en más, será la coordinadora profesional de las escuelas de ballet de esa institución. Deja detrás una carrera espectacular, que la llevó a ser solista del American Ballet y a Hollywood, haciendo de doble de la actriz Mila Kunis en El cisne negro (2010). Y deja también el momento más glorioso de toda la historia del ballet uruguayo.
El 30 de mayo de 2017, en el Teatro Bolshoi de Moscú -porque los episodios históricos son más históricos si ocurren en la capital mundial de lo que corresponda-, esta joven nacida en Durazno se llevó el Benois de la Danse, el premio más prestigioso del mundo en la danza clásica. Su Tatiana de Onegin le valió tamaña distinción, en la que superó a dos colegas luminarias como la rusa María Kochetkova, del San Francisco Ballet, y la argentina Ludmila Pagliero, de la ópera de París. Fue como ganar un Nobel, un Oscar, un oro olímpico. Fue tocar el cielo.
Pero más allá de eso, fue la confirmación de que su regreso a Uruguay en 2013 para convertirse en primera bailarina residente del Ballet Nacional del Sodre (BNS), otro de los logros de la dirección del argentino Julio Bocca, significó un progreso y no un retroceso en su carrera. Y fue un mojón más que llevó al ballet, históricamente destinado a un público minoritario en Uruguay, a un grado de popularidad desconocido.
"Si hay algo que tengo claro es que quiero retirarme estando bien. Prefiero que la gente piense ‘qué lástima' a que piense ‘por favor sáquenla'. (...) Tengo como una luz amarilla siempre, no es la roja, pero es una señal de: ‘atención, atención, queda poco'. Mi obsesión pasa por ahí. Quiero bailar lo mejor posible ahora que puedo, porque dentro de unos años no sé si lo voy a poder hacer", le decía a galería a fines de 2014. Lo bueno de no tomar esa decisión en lo inmediato significó el mayor premio para una bailarina clásica. Y sí, es una lástima que cuelgue las zapatillas.
EMILIANO LASA/ DEPORTISTA
El 2019 terminó para Emiliano Lasa con un oro en el Sudamericano de Atletismo en Lima, un bronce en el Panamericano también de Lima -repitiendo lo conseguido en Toronto 2015- y un undécimo lugar en el Mundial de este deporte en Doha, Catar. Pero la muy buena actuación de este año no fue lo más destacado que hizo en esta década el mejor atleta uruguayo de la historia.
En 2016, este montevideano nacido el 25 de enero de 1990, que debió radicarse en Brasil para llegar a ser un deportista de elite, alcanzó la cima del salto alto mundial. En los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, disputados ese año, logró la sexta ubicación al saltar 8,10 metros. Eso le valió un diploma olímpico y la presencia de Uruguay en la llave final de esta disciplina, una de las clásicas del atletismo. Nunca le fue mejor a un atleta uruguayo en los JJ.OO. Y nunca tantos uruguayos se interesaron por el salto largo como en esa ocasión. Para una situación similar había que remontarse a Barcelona 1992, cuando Ricardo Vera compitió en la final de los 3.000 metros con obstáculos.
El Comité Olímpico Uruguayo le otorgó dos veces el Altar Olímpico, su máxima distinción. En la última vez, en 2018, había ganado el oro en los Juegos Odesur de Cochabamba, Bolivia. Por supuesto, suyo es el récord nacional, con 8,26 metros (el récord mundial es de Mike Powell, con 8,95, vigente desde que Lasa tenía un año de vida).
Nacido en Brazo Oriental y con un pasado futbolero en las infantiles de Bella Vista, Lasa tenía un techo muy bajo en Uruguay. Su historia -así como la de la corredora Déborah Rodríguez- tiene un componente ingrato: si querían competir a alto nivel, debían abandonar el país. Entrenando acá no se pudo clasificar para los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Con una beca de la Confederación Sudamericana de Atletismo, se mudó a San Pablo. Su excelente actuación en la cita de 2016 significaría una diferencia tan tajante como la vida o la muerte: gracias a su sexto puesto pudo renovar esa beca. Ahora sueña con lograr clasificar a los JJ.OO. de Tokio 2020.
GABRIELA HEARST / DISEÑADORA
Desde los campos de Santa Isabel, en Paysandú, hasta la Madison Avenue de Nueva York. Así, en aparentes opuestos que en realidad son causa y consecuencia, puede resumirse el periplo de la diseñadora de moda Gabriela Hearst. Nacida como Gabriela Perezutti el 3 de noviembre de 1976, tomó el apellido de su marido Austin Hearst, nieto del magnate de las telecomunicaciones William Randolph Hearst, inspiración de El ciudadano para Orson Wells. Los guiños a la naturaleza y el uso de productos de Manos del Uruguay han estado presentes en el trabajo de esta mujer que ya se encuentra entre los majors del mundo de la moda.
En 2018, el Council of Fashion Designers of America (CFDA), algo así como el gremio de los diseñadores de moda, la nominó al Premio de Diseñadora para Mujeres del Año, lo mismo que había hecho en 2017 para el premio Swaroski para talentos emergentes. En ese 2018 ganó el premio de Moda Visionaria del reconocido Instituto Pratt. Woolmark, una organización que distingue el uso de la lana en las prendas de vestir, la galardonó a escala nacional (en Estados Unidos) e internacional en 2016 y 2017, respectivamente. Pero, más allá de llenar sus vitrinas, para Gabriela Hearst está el hecho de haber llegado.
Eso significa, por caso, haber podido mostrar sus creaciones en febrero de 2019 en la New York Fashion Week, que Meghan Markle y Rania de Jordania elijan sus diseños, así como que el conglomerado Louis Vuitton decidiera invertir en ella. Desde sus primeros pasos en La Gran Manzana, cuando creó Candela en 2004, ha pasado mucho. Al abrir su propia tienda al lado del Carlyle Hotel, las prendas con su nombre ya habían sido vestidas por Laura Dern, Rebecca Hall, Christina Ricci, Robin Wright, Hilary Swank, Dakota Fanning, Emma Watson y Lauren Hutton. En 2018 ya era, según Business of Fashion, una de las 500 personas más influyentes en ese mundo.
"Nunca me olvido, pero tampoco me puedo dormir en los laureles cuando hay tanto para hacer", le decía a galería en 2018, cuando el reconocimiento comenzaba a llegar como en cascada. La clave era trabajar y trabajar. "Me permito solo 24 horas de festejo y, al otro día, la cabeza para abajo y a trabajar, porque para lo que se viene no tengo tanta experiencia y tengo que aprender rápido. Por suerte tengo un team que es genial y me inspira todos los días. Amo a mi equipo. Hay equipo, como se dice; todos tienen la camiseta puesta (de cashmere, obvio)".
HUGO SOCA / COCINERO
Desde hace poco más de una década, todo lo referente a la gastronomía se revalorizó, entre programas de cocina, aluviones inmigratorios que expandieron la oferta y un notorio interés del público. Y dentro de ese mundo, un hombre nacido en Pan de Azúcar en marzo de 1975 llamado Hugo Soca se volvió un referente. Dos cosas se unieron para que eso pasara: haberse convertido en una suerte de guardián de la cocina criolla y tener la suficiente habilidad para comunicarlo.
Soca estudió cocina en la UTU y en el Instituto Gato Dumas, además de realizar cursos en Francia, en centros como Le Cordon Bleu y el Institut Paul Bocuse. Sin embargo, decidió apuntar a la memoria emotiva, esa que hablaba de comida absolutamente casera en una zona rural del departamento de Maldonado, donde vivió sus primeros 16 años. Unas 120 recetas de comida uruguaya fueron reunidas en Nuestras recetas de siempre (2012), un libro que a principios de este año llevaba más de 13.000 ejemplares vendidos en seis ediciones y que ganó el primer premio de Cocina Latinoamericana de los Gourmand World Cookbook Awards. Hugo Soca cocina, su segundo libro, de 2018, no solo repitió esa distinción, sino que, además, fue señalado en los Gourmand como el tercer mejor libro de cocina del mundo.
Su tarea de divulgación va más allá. Además de conducir De la tierra al plato, en Canal 4, protagonizó el documental Criollo, siempre girando sobre la cocina autóctona. Su Restaurante Tona, en Pocitos, es un homenaje a su abuela Petrona, ineludiblemente asociada a esa memoria emotiva que lo guía.
"Empecé a estudiar cocina a los 21 años, pero antes tuve toda la enseñanza del campo. Y eso no te lo da una escuela. (...) El zapallo criollo es mi infancia. (...) Puede ser que en unos años se deje de cosechar, entonces esta es mi manera de rendirle homenaje", dijo el chef en ROU. 13 cocineros y 13 productos del Uruguay, de las periodistas Marcela Baruch y Pía Supervielle. La suya, quizá, también será una misión de rescate y preservación.
JOSÉ MUJICA/ POLÍTICO
Consideraciones políticas aparte, evaluación sobre la calidad y prolijidad de su gestión también apartes, no existió en este década, y quizá no haya existido nunca, un uruguayo más universal que el exlíder tupamaro José Mujica, presidente de la República entre 2010 y 2015. Si alguna vez Uruguay tuvo un rockstar, él lo fue, al influjo de su periplo vital, de su apariencia totalmente opuesta a lo que se espera de un líder mundial y a la fama de "presidente más pobre del mundo", tras la cual podía perfectamente echarse a dormir.
Pero no lo hizo. Idolatrado por comunes y famosos -desde Ricky Martin a Steven Tyler, de Aerosmith-, luego de su pasaje por la Presidencia siguió recogiendo los frutos de ser una estrella global. Se pidió su pronunciamiento en elecciones cruciales en todo el mundo -España, Argentina, Brasil, México o el plebiscito por la paz en Colombia- y giró por todo el mundo. El libro Una oveja negra al poder, de los periodistas de Búsqueda Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz, lo llevó por países tan distintos como México, Alemania, Italia, Turquía o República Dominicana. En Tijuana fue ovacionado por una multitud en un estadio de béisbol, en Italia dejó a su paso emociones que incluían lágrimas y desmayos, en Japón se publicó un libro para niños con su imagen, el cineasta bosnio Emir Kusturica presentó un documental que le rendía homenaje.
Fue el cenit de una carrera que, ya en la legalidad, con la restauración democrática, lo hizo desembarcar en la política en la década de 1990, electo diputado primero y senador después. En la década de 2000 hizo que su sector, el Movimiento de Participación Popular (MPP), se convirtiera en el más importante del Frente Amplio (FA). Es indudable que su influencia fue significativa para que el FA se convirtiera en una opción de gobierno. Y en las elecciones de 2009 alcanzó la Presidencia.
Protagonista de libros, encantador de masas, con una vida llevada al cine (incluyendo La noche de 12 años, de Álvaro Brechner, encarnado por el español Antonio de la Torre), a sus 84 años ni el MPP ni el FA han logrado aún encontrarle un sustituto político. Las señales que ha dado en estas semanas poselectorales, en las que el Frente perdió el poder tras tres lustros, también han mandado un mensaje inequívoco al presidente electo, el nacionalista Luis Lacalle Pou: no hay nadie más idóneo como jefe de la oposición que él.
JORGE DREXLER / MÚSICO
Hay fechas que son parteaguas. El 10 de diciembre de 1994 un consagradísimo Joaquín Sabina llega a Uruguay como parte de su gira promocional para su disco Esta boca es mía. Su telonero de esa noche en el Teatro de Verano, nervioso por tener enfrente por primera vez a 5.000 personas que no acudieron a verlo a él, es un otorrinolaringólogo que acaba de editar su segunda placa llamado Jorge Drexler. Al español le gusta lo que oye y luego del recital lo invita a unas copas en una recorrida por bares montevideanos como el Lobizón. Ahí lo anima a probar suerte en la madre patria.
La historia es conocida. Sucintamente, Drexler -hoy de 55 años- le hizo caso. El camino a convertirse en uno de los cantautores de habla hispana más reconocidos del mundo no fue de rosas. El final de la última década del siglo XX lo encontró experimentando por primera vez esa entelequia que algunos llaman éxito; la primera del siglo XXI lo vio oscarizado gracias a su Al otro lado del río, haciéndole una reverencia a Prince; y estos últimos años lo encontraron llenando los estantes de su casa de premios de la industria.
Drexler se convirtió en una presencia constante de los Grammy Latinos. En estos 10 años obtuvo la friolera de 17 nominaciones. Y entre las ediciones de 2014 y 2018 se llevó cinco gramófonos: en el primero de esos años fue premiado con el Mejor álbum de cantautor (Bailar en la cueva) y la Mejor grabación del año (Universos paralelos); en el segundo Grabación del año y Canción del año (ambos por Telefonía) y Álbum de cantautor (Salvavidas de hielo). En 2018, concretamente, fue el gran ganador de la noche. Y como no todo es música en la vida, debutó en el cine en la comedia La suerte en tus manos (2012). En 2017 dio su primera charla TED.
En febrero de 2017, a través de su canal de Facebook, minutos antes de actuar en Tenerife, Drexler estrenó en sociedad su Pongamos que hablo de Martínez. Fue su homenaje a Sabina -cuyo nombre es Joaquín Martínez Sabina-, que ese 12 de febrero cumplía 68 años. También era un sincero agradecimiento a con quien esa noche de diciembre de 1994 fueron cerrando "uno a uno cuatro bares" tras lo cual decidió irse a Madrid, haciendo caso a un "consejo delirante".
HENRY COHEN / MÉDICO
A través de un correo electrónico, el médico Henry Cohen se enteró el 25 de mayo de este año que había sido distinguido con el mayor premio que puede recibir un profesional de su especialidad en el mundo. La Organización Mundial de Gastroenterología (WGO, por la sigla en inglés) le otorgó el premio Masters of WGO 2019 el 23 de setiembre en Estambul, Turquía. Es una honra a la que aspiraban 60.000 gastroenterólogos de 110 países.
Para lograr tal distinción, el especialista debe cumplir dos requisitos fundamentales. Una es haber dedicado buena parte de su tiempo a la WGO; Cohen, egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar) en 1981, ocupó todos los cargos del Comité Ejecutivo de esa institución, llegando a ser su vicepresidente en 2009 y su presidente en 2011. En ese entonces se convirtió en el primer latinoamericano en llegar a esa posición.
La otra es tener una actuación destacada en el mundo académico, en la enseñanza y en el servicio a la comunidad. El profesional no era solo titular de la cátedra de Gastroenterología de la Facultad de Ciencias, cargo del que se jubiló este 2019 al cumplir 65 años. Hace más de una década que Cohen es miembro titular de la Academia Nacional de Medicina, donde hoy es presidente, también fue nombrado maestro de la Gastroenterología Latinoamericana por la Asociación Interamericana de Gastroenterología y director del proyecto ECHO en Uruguay. Este es un intercambio entre profesionales y académicos a través de teleclínicas realizadas por Internet para "democratizar el acceso a la asistencia", como el propio referente le dijo al portal de la Udelar en 2017. Más atrás en el tiempo y tras trabajar en el terreno en Sarandí del Yi (Durazno), se convirtió en especialista en hidatidosis. También fue presidente de la Sociedad Uruguaya de Gastroenterología e integrante del consejo editor de revistas científicas especializadas.
Al recibir su premio, no olvidó mencionar que Estambul es una ciudad que tiene mucho que ver con su propia vida. Ahí nació su abuela, quien junto con su abuelo emigraron a Uruguay en la década de 1920. La educación que ellos le pudieron brindar a su padre y que este a su vez le brindó luego a él fue otro aspecto que Cohen resaltó en su discurso en la ceremonia en que era distinguido como Masters of WGO 2019.
IDA VITALE / ESCRITORA
Una llamada telefónica desde el otro lado del océano Atlántico, a las 9.30 de la mañana del jueves 15 de noviembre de 2018, le daba a la poeta Ida Vitale la noticia más grata: había sido distinguida con el Premio Cervantes, el Nobel de Literatura en idioma castellano. Se transformaba así en el segundo autor uruguayo y en la quinta mujer en conseguir este galardón, otorgado anualmente desde 1976. Ese mismo día tenía previsto hablar en la inauguración de la Feria del Libro de Maldonado, que terminó convirtiéndose en una celebración de su éxito.
A Ida Vitale, de 96 años, integrante de la llamada Generación del 45, si algo no le faltaron fueron premios gracias a su poesía. Y con la excepción del Octavio Paz de Poesía y Ensayo, todos llegaron en esta década: el Alfonso Reyes (2014), el Reina Sofía (2015), el García Lorca (2016) y el Max Jacob (2017). En 2018 también fue distinguida con el Premio de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en México.
La antología Sobrevida, de 2016, y el compilado Poesía reunida, de 2017, son buenos resúmenes de su obra, que, según publicó oportunamente el diario El País de Madrid, es "representante de la poesía esencialista", "caracterizada por poemas cortos, una búsqueda del sentido de las palabras y un carácter metaliterario".
Humilde pero de voz poderosa, admiradora de Antonio Machado y de Juan Ramón Jiménez, españoles ambos, totalmente alejada de las redes sociales y esperanzada de que los jóvenes emplearan ese mismo tiempo que les dedican a leer un libro, siempre defendió la poesía y se lamentó de que esta no tiene la popularidad que merece en el mundo de la literatura. Su primer pensamiento luego de notificarse del premio fue dedicado, según le confesó ese mismo jueves al portal Ecos, a su marido, Enrique Fierro, también poeta. "Pensé en él... que más que un gran poeta era un generoso marido. Y que siempre se alegraba por todo lo que me pasaba a mí. Sí... pensé en él...". Y siguió preparando su presentación, ahora sí, triunfal, en Punta del Este.
FEDERICO ÁLVAREZ / CINEASTA
Federico Álvarez logró algo difícil de imaginar: que Hollywood no pareciera tan lejos de Uruguay. Este montevideano de 41 años, nacido el 9 de febrero de 1978, acabó la década pasada llamando la atención del mundo entero con el corto ¡Ataque de pánico!, sobre un ataque de robots gigantes y objetos voladores a Montevideo. Con una inversión de 300 dólares captó la atención de La Meca del cine. Los siguientes 10 años los pasó consolidándose, dirigiendo Posesión infernal (2013), No respires (2016) y La chica en la telaraña (2018).
No respires (Don't breath) es hasta ahora su medalla más brillante para colgarse. Dirigida, coescrita y coproducida por él, este thriller de terror tuvo un presupuesto pequeño, de menos de 10 millones de dólares, y recaudó más de US$ 150 millones. Además de recibir buenas críticas, fue nominado a varios galardones e incluso se llevó el Premio Saturno a la Mejor película de horror, misma distinción que supieron llevarse El exorcista (1973), Poltergeist (1982) o Scream (1996).
Antes de eso, se le había confiado reversionar Evil Dead (por acá Posesión infernal), que había supuesto en 1981 el salto a la fama del director y productor Sam Raimi; después, se le encargó hincarle el diente a Lisbeth Salander, en la cuarta película sobre la saga Millennium, basada en los bestsellers iniciados con el sueco Stieg Larsson.
"La gran diferencia es que ahora tengo dos películas hechas, que ninguna de las dos se hizo con grandes presupuestos, pero tuvieron un éxito brutal de taquilla a escala mundial. A nivel de estudios eso es algo muy importante y en cuanto a tener poder de decisión y poder creativo cuando uno empieza a hacer películas más grandes, el tener eso en tu haber cambia todo. De golpe te da una autoridad y un poder de decisión que nunca vas a tener en la primera película. Las primeras son un derecho de piso que te permite hacer películas como esta, con autoridad, y con poder creativo total", le dijo a galería cuando estuvo en Montevideo promocionando su última película. De ahora en más, ya pago el derecho de piso, solo queda ir más hacia arriba.