Paredes anaranjadas, sillones de terciopelo turquesa, escalones rojos y amarillos, cocinas negras y jarrones fucsias sobre la mesa ratona. Cada vez son más los dueños de casa y empresarios que eligen diseñar sus espacios utilizando colores. Luego de idas y vueltas, hoy este recurso dice presente tanto en los interiores de los hogares como en locales de ropa, restaurantes y espacios corporativos. Para algunos, se debe a la creciente participación de la mujer en el diseño, otros lo atribuyen a la sociedad visual en la que se vive hoy, que está en busca de lugares llamativos e instagrameables. Hay quienes opinan que la pandemia fomenta el animarse a lo "jugado" y a una búsqueda de entornos alegres. Pero esas son solo algunas de las hipótesis que intentan explicar el porqué de esta tendencia que viene creciendo con los años. No hay una sola que parezca ser válida; quizá todas lo sean. Galería recorrió varios espacios en Montevideo que hicieron una apuesta por el color fuerte y vibrante como protagonista y conversó con las personas detrás de sus diseños.
Ser parte del todo. Es difícil definir una única razón por la que el uruguayo se empezó a animar más a utilizar el color para decorar determinados espacios. Sin embargo, la tendencia se confirma con hechos y un breve recorrido por la ciudad. "Creo que nos volvimos un poco 'parte del todo'. Algo que se sigue escuchando es que a Uruguay llega todo tarde, pero eso está cambiando hace un rato", opina la fotógrafa Cecilia Gervaso, fundadora de la galería Hungry Art y con experiencia en decoración. "Ser parte del todo significa que vamos al compás del mundo. Así que sí, considero que el uruguayo se la juega más por todo, por escucharse y hacer lo que le plazca en su lugar, utilizar sus gustos, jugar, probar". Esta actitud puede deberse, también, a la facilidad de acceso a la información que existe hoy, que permite conocer diseños de espacios ubicados en cualquier parte del mundo. "Hay mucha información visual en Pinterest e Instagram, quizá eso anima a la gente a utilizar el color", comenta la arquitecta y diseñadora de interiores Leticia Achard, directora de Estudio 1601. "El hecho de que la gente está más en la casa hizo que quisieran invertir en ellas. Nunca tuve tanto trabajo como en estos meses y me parece que la gente se animó a hacer en sus hogares lo que quería hace tiempo¨.
Color y sentimientos. En el diseño de interiores ocurre lo mismo que con la dirección de arte de una película: nada de lo que se ve en escena se encuentra allí por casualidad. Junto con las formas y los materiales, el color es una pieza esencial. Y cada color significa algo. "Para nosotros el color es fundamental en el proceso de diseño, lo utilizamos para comunicar, para transmitir sensaciones y atmósferas", comenta Ernesto Figueroa, director de Estudio Toro, estudio de arquitectura y diseño que está detrás de numerosos locales gastronómicos como La Racletteria, Cervecería MOB y Cantina Asiática. "Cuando trabajamos un concepto de marca, el uso del color es clave, queremos que la marca sea visualmente atractiva. Creemos que la incorporación del color mediante la arquitectura es un valor agregado que le damos en el estudio".
Local de La Racletteria, Estudio Toro. Foto: Juan Manuel Barbe
La psicología del color se estudia y existen numerosos libros que tratan el tema, como Colores Pantone para cada estado de ánimo, de Pantone. Es que el color significa mucho más que el color per se, también da cuenta de una dimensión psicológica e inconsciente. Carolina Dovat, arquitecta y directora ejecutiva de Dovat Arquitectos, explica que a la hora de pensar espacios que fomenten la creatividad y la productividad se tiene que tener en cuenta "el bienestar, lo social y la salud", todas áreas que "se relacionan con el color". Este engranaje se volvió aun más complejo en los últimos meses, cuando se desdibujaron los límites entre el hogar y la oficina por la pandemia, agrega. El amarillo o el azul de las oficinas de Mercado Libre, el rojo de Zonamerica en China y los verdes, amarillos y turquesas del Edificio @3 en Zonamerica Uruguay, son algunos de los trabajos del estudio que responden a esas necesidades: generar espacios cómodos y acogedores que fomenten la creatividad y productividad. "Hoy en día están pasando cosas en el interiorismo corporativo. Se gira en torno a la idea de que quien trabaje allí pueda dar la mejor versión de sí mismo y fomentar el espíritu de equipo", explica. Y, a su vez, resalta la importancia del universo vegetal: "Una persona con bajos niveles de estrés produce mejor. Por eso aplicamos la hidrofilia, porque baja los niveles de cortisol. Hacer esto es preocuparse por el ser humano y el medio ambiente".
Laboratorio ubicado en Montevideo, proyecto corporativo de Dovat Arquitectos. Foto: Estudio FerrésCanepa
En este camino también está Mariana Prado, fundadora de Emme Brides, una marca de vestidos de novia cuyo espacio funciona dentro del multimarca St. Clemente, y es completamente azul. "Elegimos este color porque influye positivamente en las sensaciones de quien entra en nuestro estudio. El azul genera relajación y calma, algo que buscamos que sientan nuestras novias al comenzar la búsqueda de su vestido de novia, ya que el proceso del casamiento puede ser muy estresante para algunas personas", cuenta. El tono de azul que eligió es a la vez eléctrico y estimulante. "Nos pareció adecuado para nuestro espacio, ya que es donde surgen ideas y donde queremos que cada novia se sienta capaz de encontrar y potenciar su mejor versión. Mezclando un azul casi marino, que aporta la sensación de lujo, y un azul eléctrico, que nos estimula pero es más jugado y moderno, llegamos a elegir el azul real, que fue el Color Pantone del año en 2020, cuando creamos el estudio".
Local de Emme Brides, Arq. María Camila Ruete y Estudio Interiorismo. Foto: María Gomes de Freitas
Identidad de marca. Todo comunica. Por eso, reforzar la marca es uno de los principales objetivos de un estudio de arquitectura o diseño cuando son contratados por una empresa. "Esto no significa que solo haya que aplicar los colores del logo en el diseño, sino que implica la elección de toda una paleta de colores", explica Dovat. Para un laboratorio que funciona en Montevideo, por ejemplo, el estudio eligió verde, rosado y blanco. "Ellos se dedican a la biología, a la vida, y eso es algo que tiene colores brillantes. Trabajamos en conjunto con el Departamento de Marketing para crear un espacio alejado del típico laboratorio de paleta fría". En el proceso, cuenta Dovat, les facilitaron un manual de marca, que no es otra cosa que un librillo donde se encuentra todo tipo de información gráfica, cromática y filosófica de una marca, para que el espacio a diseñar fuera una extensión de cada logo, envase y esencia de la empresa. "De esta manera, quien entre al laboratorio sabe que se encuentra en esa misma firma y no en cualquier otra. Esa persona vive y respira la marca".
Las curvas pronunciadas y el color amarillo brillante no dejan pasar inadvertido al local de La Racletteria, en el Mercado del Prado, que ofrece variantes de una típica comida Suiza a partir de queso fundido. "Cuando pensamos en el concepto de la marca, queríamos un color que se asociara al producto que ofrecen", comenta Figueroa, de Estudio Toro. "Como la raclette es un producto que recién se está instalando en Uruguay, buscamos generar impacto con un color cálido y llamativo, que refleja tanto la imagen de la marca como el producto que sirven". Para diseñar el local, el estudio aplicó los principios de la arquitectura retail, que es aquella que distribuye el uso del espacio físico de la mejor manera posible para maximizar las ventas. "Teníamos que resolver varias cosas en pocos metros y muchas veces el recurso del color es de gran ayuda".
Por su lado, Hassen Balut, diseñador de interiores y director de su propio estudio, comenta que para el nuevo local de Mutma -que tiene sobre todo calzado, pero también algunas prendas tejidas y accesorios-, en Carrasco, buscó colores que se asocian con el cuero, para ir en línea a lo que la marca vende: "Buscamos transmitir los valores de Mutma con cada detalle de su local".
Local de Mutma, Estudio Hassen Balut. Foto: Mauricio Rodríguez.
La tradición inglesa de que la novia use "algo viejo, algo nuevo, algo prestado y algo azul" es lo que Prado quiso aplicar en el local de Emme Brides. "Al principio pensamos en darle un toque azul al estudio en una pared o el probador, pero finalmente decidimos que el hecho de que todo el estudio fuera azul iba a ser ese something blue que nosotros queríamos aportar a las novias", recuerda. El espacio fue diseñado por la arquitecta María Camila Ruete, en conjunto con el estudio de diseño de interiores Interiorismo, de la misma fundadora de Emme. "Más allá de 'cumplir' o no con la lista de elementos, es el intercambio, los momentos y personas especiales que vienen con estos elementos lo que nos encanta de esta tradición y de la cual queremos formar parte".
Practicidad y autenticidad. Además de transmitir sensaciones o reforzar la identidad de una marca, los colores pueden ser herramientas para resolver desafíos de diseño de manera económica y práctica. "Con el color se logran cambios rápidos, es algo económico y te transforma un espacio de manera increíble", explica Achard. De hecho, en varios monoambientes la diseñadora recurrió al color para generar una división visual en el espacio, entre la cocina y el dormitorio, por ejemplo. Comenta que es partidaria de los colores oscuros y fuertes, incluido el negro. "Siempre que lo planteo se asustan, pero cuando confían y ven el resultado les encanta. Generalmente es más fácil convencer al cliente de aplicar color en lugares de paso, como puede ser un pasillo, pero trato de animar a que lo usen en otros espacios de la casa, como la cocina".
El color también aporta autenticidad a cada casa; permite despegarse de los típicos colores neutros, el sillón beige y los adornos negros o marrones. "Lo más fácil es ir y comprar un sillón beige. Va a quedar bien sin duda. Pero si se contrata a un profesional para decorar una casa, hay que animarse a probar. Animarse a que la casa no sea como la del resto, si no al final son todas iguales", opina Achard.
Dormitorio, Estudio 1601. Foto: Leticia Achard.
En 2020, en plena pandemia, la empresa de cowork Espacio Zeta -nombre inspirado en la generación a la que apunta- contrató a Estudio RAMM para convertir al ex Hotel Ermitage en un espacio de oficinas. "Recibimos un edificio de 1948, que está enclavado en una especie de imaginario de la primera mitad del siglo pasado, en un Montevideo blanco y negro", comenta Raúl Leymonie, arquitecto y director de Estudio RAMM. En contraste con un hotel del siglo pasado, el estudio decidió aplicar el color vibrante de manera protagonista en varios de sus niveles. "Nos parece interesante aprovechar el color para hablar un poco de esta transformación, de esta contemporaneidad de una sociedad distinta del siglo pasado". La escalera de Espacio Zeta funciona como un termómetro cromático. Los colores cambian en cada nivel y es el tono del último escalón el que se extiende -como si se tratara de una invasión- por los espacios comunes y las habitaciones. "Todo el uso del color y la luz tiene un significado que está relacionado con la transformación física, cultural y social", dice Leymonie. Y así, los ambientes de Espacio Zeta viven en diálogo permanente entre el pasado y el presente.
Espacio Zeta, Estudio RAMM. Foto: Lucía Durán.