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El fin del matrimonio de los Gates

Bill Gates y su esposa Melinda French Gates -como prefiere que la llamen después de la noticia- impactaron al mundo a principios de mayo al anunciar su separación, que podría convertirse en la más millonaria de la historia

Bill Gates y su esposa Melinda French Gates -como prefiere que la llamen después de la noticia- impactaron al mundo a principios de mayo al anunciar su separación, que podría convertirse en la más millonaria de la historia

"Después de mucho pensar y trabajar en nuestra relación, hemos tomado la decisión de terminar nuestro matrimonio. En los últimos 27 años, hemos criado a tres hijos increíbles y hemos creado una fundación que trabaja en todo el mundo para que las personas puedan llevar una vida productiva y saludable. Seguimos creyendo en esa misión y seguiremos trabajando juntos en la fundación, pero ya no creemos que podamos crecer juntos como pareja en la siguiente fase de nuestras vidas. Pedimos espacio e intimidad para nuestra familia mientras empezamos a navegar por esta nueva vida", escribió el cuarto hombre más rico del mundo según la revista Forbes el pasado 3 de mayo en su cuenta de Twitter. En tanto su esposa, Melinda, publicaba el mismo comunicado en sus redes y el mundo empezaba a especular sobre qué pasaría con su fortuna, valuada en 130.500 millones de dólares, y cómo sería el futuro de la Bill & Melinda Gates Foundation, la organización filantrópica privada más grande del mundo, con fondos de unos 50.000 millones de dólares.

Otros simplemente no podían creer que la historia de amor de esta famosa pareja, reconocida por formar una verdadera sociedad y por su relativa sencillez frente a las excentricidades de otros multimillonarios, terminara en divorcio. Su relación, como tantas otras, surgió en el trabajo. En 1987 Melinda, que recientemente se había graduado en Informática y Economía en la Universidad de Duke, fue contratada para el puesto de gerente de producto de Microsoft. Poco tiempo después de conocer a Gates recibió una extraña propuesta de su parte. El CEO de la empresa para la que trabajaba la invitó a una cita, pero para dos semanas más adelante. Melinda se negó, no porque fuera su empleador sino porque le pareció poco espontáneo que la invitara a salir con tanta anticipación. "Pídemelo otra vez cuando falte menos para esa fecha", le contestó. Esa tarde Gates la llamó para invitarla a salir esa misma noche y Melinda aceptó. Siete años más tarde se casaron y durante sus años de matrimonio tuvieron tres hijos: Jennifer, Rory y Phoebe, que actualmente tienen 25, 21 y 18, respectivamente.


Según la información que manejan los medios, Melinda podría solicitar 50% del patrimonio de acuerdo a las leyes del condado de Washington, donde tienen su residencia principal. Se sabe que no existe un acuerdo prenupcial y que la pareja trabajó en 2020 -durante la cuarentena provocada por la pandemia- en un acuerdo sobre cómo dividirán sus bienes que incluyen, entre otras cosas, un complejo de 131 millones de dólares junto a un lago en el estado de Washington llamado Xanadu 2.0, un raro cuaderno de Leonardo da Vinci, una colección de autos de lujo, un avión privado e inversiones en Microsoft y en los hoteles Four Seasons.

Con el diario del lunes se reinterpretan algunas señales que dio el matrimonio el año pasado, como su decisión de no participar en el Foro Económico Mundial de Davos, la asamblea de líderes empresariales en Suiza a la que asistían juntos hace años, que provocó sorpresa. Otra noticia importante brindada por la pareja que ahora se toma como un indicio de lo que sucedía puertas adentro es la renuncia de Bill en marzo de 2020 a los consejos de administración de Microsoft Corp y de Berkshire Hathaway Inc, una sociedad tenedora de acciones de varios grupos empresariales.

Según fuentes y documentos revisados por The Wall Street Journal, en esa época la pareja ya se encontraba pensando en cómo dividir su vasto patrimonio y los equipos jurídicos de ambas partes ya discutían en privado con un mediador para resolver la separación.

Más allá de cómo sea el reparto, Melinda, de 56 años, y Bill, de 65, han pregonado su convicción de ser generosos con los frutos del éxito de sus emprendimientos. La inmensa mayoría de su patrimonio está comprometido con la fundación que lideran desde 1995. Esta ha sido de gran influencia en áreas como la salud, la educación en primera infancia y la reducción de las muertes provocadas por enfermedades infecciosas. En 2020, particularmente, fue notorio el apoyo de la fundación a la lucha contra la pandemia, causa en la que invirtió más de 1.000 millones de dólares.

Su socio en la fundación es el magnate estadounidense del rubro financiero Warren Buffet, conocido por llevar un estilo de vida austero a pesar de su inmensa fortuna. Junto con Buffet, que es un gran amigo de la pareja, el matrimonio creó la iniciativa Giving Pledge, que invita a los multimillonarios a comprometerse a redistribuir la mayor parte de su riqueza.

A ese compromiso que han asumido se suman las declaraciones que hizo Bill en 2011, en las que anunció que sus hijos recibirán una porción minúscula de la riqueza de la familia, porque cree que es importante que labren su propio futuro y que el hecho de dejarles cantidades masivas de dinero en herencia no les haría un favor.

Una decisión meditada. La primeras reuniones de Melinda Gates con abogados de divorcio fueron en octubre de 2019, según reveló hace unos días The Wall Street Journal. Esto implica que la pareja lo meditó por casi dos años antes de indicar que el matrimonio estaba "irremediablemente roto". Ese mismo artículo, publicado el 9 de mayo, indica que, según fuentes que se mantienen anónimas, una de las mayores preocupaciones de Melinda era el vínculo de su marido con el delincuente sexual condenado Jeffrey Epstein, que murió en la cárcel en agosto de 2019. Al parecer, las primeras llamadas de Melina con los abogados de divorcio comenzaron en octubre de 2019, alrededor de la misma fecha en que The New York Times informara que su marido se había reunido en varias oportunidades con Epstein e incluso se había quedado hasta altas horas de la noche en la casa del pedófilo en Manhattan.

Divorcios millonarios. En 2019 Jeff Bezos, el dueño de Amazon, que es considerado el hombre más rico del mundo, con una fortuna estimada en 177.000 millones de dólares, se divorció de su esposa, MacKenzie Scott. El acuerdo fue que ella se quedaría con 4% de las acciones de Amazon, valuadas en 38.000 millones de dólares, una cuarta parte de las acciones que Bezos poseía en ese momento. Esto la convirtió en la segunda mujer más rica del mundo. A pesar del divorcio, Bezos no dejó de acumular la mayor riqueza del planeta.

¿Escalará Melinda French Gates también a los principales puestos de la lista de magnates? Habrá que esperar cerca de una año para saberlo, pero un dato curioso a tener en cuenta es que entre el equipo de abogados de divorcio de los Gates se encuentran algunos de los mismos que se ocuparon de la separación de Bezos, pero en lados opuestos. Ted Billbe, que es uno de los principales abogados de Bill, representó a Scott, y Sherri Anderson, del equipo de Melinda, representó a Bezos.

La fecha fijada para el juicio es abril de 2022, aunque lo más probable es que lleguen antes a un acuerdo. A pesar de que ambos aseguraron que piensan seguir trabajando juntos en la fundación, la mayor pregunta es cómo este cambio repercutirá en su trabajo filantrópico.