Los movimientos del mundo cripto en el Este no empezaron este año; en setiembre de 2021 tuvo lugar la primera operación inmobiliaria con criptomonedas en Uruguay. Y el interés del sector está latente. El 11 de agosto, en The Grand Hotel, unos 50 profesionales, ejecutivos y empresarios inmobiliarios asistieron a una charla sobre criptomonedas y negocios inmobiliarios organizada por la Universidad Católica del Uruguay, llevada adelante por Gabriel Acosta y Martín Benítez, de la plataforma de criptomonedas Ripio. “Las criptomonedas son el futuro, hay que estar aggiornado porque es lo que se viene, es muy interesante la propuesta para el tema inmobiliario y, por lo que explicaron, las transacciones a través de la plataforma dan mucha seguridad”, dijo durante la actividad Aimara Fariña, gerenta de la Cámara Empresarial de Maldonado. El 10 de diciembre, por los 50 años de la Cámara Inmobiliaria de Punta del Este, la institución organizará un nuevo encuentro en el que se hablará sobre el tema, adelanta el presidente de la cámara, Javier Sena.
El disparador. Argentina se ubica en el puesto 13 en el Índice Global de Adopción de Criptomonedas, de la empresa estadounidense Chainalysis. La creciente adopción responde a su situación económica; un combo que incluye inflación —que se espera que alcance el 90% en diciembre—, desplome del peso y de las cuentas bancarias de su población. En medio de un escenario donde el ahorro se vuelve prácticamente imposible, y donde perder dinero es la moneda corriente si no se piensan alternativas, cada vez más argentinos encuentran en las criptomonedas un refugio, un método de ahorro y una opción menos arriesgada. Las criptomonedas no son emitidas por ninguna autoridad central, como banco o gobierno, sino que se basan en la tecnología blockchain, una red de computadoras independiente que registra todas las transacciones. Las eligen porque a diferencia del dinero tradicional no están vinculadas ni dependen de una sola moneda o economía, por lo que su precio refleja la demanda global y no se ve influenciado, por ejemplo, por la inflación de un país.
Según una encuesta independiente de Morning Consult, un tercio de los argentinos dijo que compraba o vendía criptodivisas al menos una vez por mes, el doble que en Estados Unidos. El mismo fenómeno está ocurriendo en varios países donde la moneda local es volátil y los gobiernos dificultan la compra de divisas.
Primero, los argentinos impulsan el uso de criptomonedas. Segundo, su situación económica lleva a cada vez más de ellos a adoptar a su país vecino, Uruguay, como lugar para vivir. En 2020 se triplicó la cantidad de argentinos que consiguieron la residencia fiscal con respecto a 2019, mientras que en 2021 se volvió a duplicar en relación con 2020. Tercero, dentro de Uruguay, Punta del Este es uno de los destinos que más está sintiendo el impacto de esta oleada. El ecosistema cripto que se está gestando en el balneario es uno de los tantos efectos.
Pioneros. El 7 de enero, en plena temporada alta se inauguró el primer cajero de criptomonedas de Uruguay. Detrás de esta apuesta está Adolfo Varela, CEO de InBierto, una startup originada en Maldonado que se dedica a “universalizar el acceso a criptos y blockchain para todos”.
Tras investigar el mercado, Varela entendió que para contribuir al crecimiento del ecosistema era fundamental simplificar la vía más común para entrar en este universo: la compra y venta de criptomonedas. Y nada como lo tangible para perderle el miedo a algo tan impalpable como estas monedas digitales. Fue así que el emprendedor decidió instalar un cajero en la avenida Gorlero.
¿Cómo funciona? Para pagar con cripto es necesario, en primer lugar, tener una wallet, es decir, una billetera digital que puede ser del todo virtual —accesible desde Internet o una aplicación— o bien almacenar las criptomonedas en un dispositivo similar a un pendrive. El cajero accede a la wallet a través de un código QR, luego se elige el tipo de operación —compra o venta—. Si se compra, se elige entre una lista de monedas y la cantidad; por ejemplo, 100 dólares de USDT, una de las tantas criptomonedas que existen. Se insertan los 100 dólares, el cajero hace la compra y genera un QR que, al escanearlo, va informando en qué situación está la transacción. Para vender, el proceso es el inverso: se escanea la wallet, se elige la opción de venta, se inserta el valor que se quiere vender y el cajero extrae el dinero. “Hay que dar facilidad y velocidad. Un gran error que se comete en tema cripto es que hay gente con mucho conocimiento pero muy técnica. ¿Querés comprar, vender? Que sea entrar y salir”, apunta Varela. Si bien ahora no funciona porque está en proceso de renovación para la temporada —aunque se puede operar mediante un link— cuenta que “tuvo muchísimo uso”. “Febrero fue impresionante”. Señala que por estos días se hacen entre 20 y 30 transacciones diarias, un número que asegura que irá en aumento.
Mientras tanto, también en Punta del Este está próximo a inaugurarse el primer cowork “con ADN cripto”, fundado por los argentinos Matías Wepfer y Claudio Garber. En medio del ruido de las obras, que se refuerzan para llegar a la apertura del cowork a principios de noviembre, Wepfer cuenta que Lighthouse es un proyecto tan innovador que no han encontrado en el mundo otro igual. “Hay ideas, pero no materialización”, explica.

A diferencia de un cowork tradicional, en Lighthouse las llaves para acceder a la comunidad serán NFT, o sea, obras digitales que una vez creadas adquieren un valor, y pueden ser compradas y vendidas como cualquier otro objeto, aunque no tienen forma tangible. Puede ser —y generalmente es—, por ejemplo, una obra de arte digital, que puede ser creada por un diseñador gráfico o por cualquier otra persona. “Lo que yo hago es que el control de acceso lea el NFT, y el portador pueda acceder a los espacios. Es el pasaporte para entrar a una comunidad”, cuenta Wepfer. Esa llave, al igual que todos los NFT, pasa a ser única e irrepetible. El cowork también permitirá la opción de cocrear llaves entre distintas personas que pueden ser de distintas empresas o rubros, NFT que luego podrán ofrecer a todo el que necesite, por ejemplo, un espacio de trabajo. “En un cowork necesitás algún tipo de llave para entrar al espacio. Nosotros estamos evolucionando a que esa llave sea un token digital que también lo lea la puerta, pero que mucho más allá de ser una llave, pueda tener arte y un montón de contenido, y ese contenido es el que crea la misma comunidad. Empieza a haber contratos inteligentes dentro de esa comunidad y ahí se empieza a crear esta dinámica entre los que habitan el edificio”, señala el emprendedor. El cowork busca impulsar el concepto de economía compartida a través del mundo cripto, y que Lighthouse sea “el nuevo tipo de organización que agrupe a las comunidades que quieren cambiar las reglas”. Apunta principalmente a millennials, centennials, artistas y emprendedores de las ramas de arte, sustentabilidad, bienestar y tecnología.
Según Wepfer, en Punta del Este “hay una comunidad que está trabajando muy fuerte en proyectos disruptivos en el mundo cripto” y es necesaria una comunidad que “esté haciendo más cosas” o que sirva para incorporar nuevas personas al ecosistema.
Entre los emprendedores que se sumarán a la comunidad está Richard Silvera, más conocido como Cichero, un artista digital que vive en Punta del Este, que tiene su propio museo en el metaverso y ha vendido obras digitales por más de 100.000 dólares.
Con todo. Con 21 años, pero inmerso en el mundo cripto hace cinco, el fernandino Matías Carrea es cofundador de Cripto Génesis, empresa que, entre otras cosas, tiene una academia que capacita en el mundo cripto, ubicada en el hotel Selina Punta del Este. Si bien Carrea se sintió atraído desde un comienzo por este nuevo mundo, cuenta que le llevó un buen tiempo comprenderlo a fondo. En 2017 prácticamente no existía contenido sobre el tema en español, cuenta. De ahí que hoy crea fundamental que exista una academia que oficie de puerta de entrada al mundo cripto. “Capacitamos gente para el nuevo mundo en que vivimos”, dice. Entiende que es importante inculcar sobre todo lo que hay alrededor del ecosistema cripto y blockchain, que va mucho más allá de lo financiero, que es lo que hoy atrae a la mayoría de las personas. “Hay todo un mundo de posibilidades que se abren y justamente en la academia capacitamos desde ese punto de vista. En el curso van a aprender de todo lo que existe, y las herramientas para usar en lo que estés trabajando, un kit de trabajo”, detalla.
Cripto Génesis también se dedica a la venta de productos de seguridad digital —como wallets y ledgers— relacionados con el mundo cripto a través de una tienda online. La tercera línea de la empresa es una app que están desarrollando que reunirá todos los lugares que acepten cripto como medio de pago. “Es una forma de decirles a las empresas que hay gente que quiere gastar sus criptos, para que quieran aceptarlas”, apunta el joven emprendedor.
Sin medias tintas, el propietario de Budakiss, empresa —ubicada en Punta del Este— de alimentos gourmet congelados que provee su gastronomía a restaurantes y otros comercios minoristas, expresa que están “ante una revolución que todavía nunca nadie ha visto, que va a cambiar todo”. “La tenemos delante de nuestros ojos”, señala Alfredo Amaya, que además de ser empresario gastronómico, trabajó durante 30 años en el sector tecnológico.
La empresa gastronómica está desarrollando un modelo de cripto-economía. “Nos estamos preparando para tokenizar la empresa”, señala, a la espera de la regulación, que será la luz verde para lanzar la propuesta. Tokenizar vendría a ser algo así como dividir la empresa en muchas partes, que serán NFT que, al adquirirlos, los clientes pasarían a ser socios. Algo similar a la compra de acciones de una empresa. “Estamos armando todo el modelo para tokenizarla y brindarle la empresa a los clientes. Vamos a darle sostenibilidad, que los clientes sean aliados, que participen en el modelo económico y que tengan rentabilidad de la empresa y gobernanza”. Para eso estructurará la empresa en colecciones de NFT a través de los que los clientes, una vez adquiridos, podrán obtener rentabilidad. Cada NFT representará una unidad de negocios diferente de la empresa. “Lo que hacemos es posicionarnos como empresa de tecnología, más allá de ser una empresa de gastronomía. Queremos ser pioneros en esta zona”, subraya, convencido de que “lo que pasó con Internet y el smartphone” es ínfimo en relación con la inminente revolución cripto.
La luz verde que “abrirá la canilla para todos”.
Aunque el mundo cripto y sus movimientos ya son una realidad, el mercado espera atento y ansioso por la regulación de los activos virtuales como las criptomonedas. Una vez regulados, ingresarán en la categoría de instrumentos financieros. Los actores del sector ven la regulación como algo muy favorable para el desarrollo del ecosistema. “Es más seguro tener algo en qué basarte que estar en el aire”, dice Matías Carrea, de Cripto Genesis. Por su parte, Adolfo Varela, de InBierto, indica que con un mercado regulado “va a quedar abierta la canilla para todo el mundo” y va a “disparar muchísimo más comercio con Argentina”. El proyecto de ley que el Poder Ejecutivo remitió al Parlamento a inicios de setiembre brinda competencias legales al Banco Central del Uruguay (BCU) para la regulación de estos activos. “Con las modificaciones propuestas, tanto los sujetos previamente regulados como las nuevas entidades incorporadas que operan con activos virtuales quedarán sujetos a los poderes de supervisión y control del Banco Central del Uruguay”, señala el proyecto.
Javier Sena, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Punta del Este, sostiene que si bien le llegaron comentarios sobre negocios hechos con criptomonedas, el sector en general está a la espera del BCU para definir cómo se manejará. “Nos quedan muchas dudas, pero la institución está trabajando en tratar de entender y aprender, y cuando se pueda, aplicar el sistema”. “Hay toda una incertidumbre pero sabemos que está el tema, vamos para ahí y nosotros estamos abiertos a que se puedan hacer negocios con criptomonedas”.