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Desde setiembre de 2022 hasta junio de este año, 45 mujeres recurrieron al Fondo
Nacional de Recursos (FNR) para preservar ovocitos (óvulos) con el objetivo de
poder ser madres el día de mañana. De ellas, el 62% (28 casos) fueron pacientes
oncológicas diagnosticadas con cáncer de mama. Estos datos surgen de un pedido
de acceso a la información realizado por Dana Kimelman, médica ginecóloga
especialista en infertilidad del Centro de Esterilidad de Montevideo y
especialista en oncofertilidad.
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Si bien la
preservación de ovocitos en personas menores de 40 años se practica en Uruguay
desde hace más de una década de manera privada, hasta el año pasado el acceso a
este tipo de tratamientos estaba limitado por los altos costos, que ascienden a
5.000 dólares aproximadamente. Sin embargo, en julio del año pasado una
modificación en la Ley de Reproducción Asistida (19.167) habilitó la cobertura
a través del FNR, democratizando el acceso. A su vez, permitió la preservación
de ovocitos y espermatozoides a pacientes oncológicos dando vía libre a la
oncofertilidad, una especialidad médica nacida en 2006 que conecta la oncología
a la medicina reproductiva con el objetivo de desarrollar nuevas opciones para
la preservación de la fertilidad en pacientes jóvenes, mejorando su calidad de
vida una vez superada la enfermedad.
Este jueves
19 de octubre es el Día Internacional de Lucha contra el Cáncer de Mama, el
tipo de cáncer más frecuente en Uruguay, con unos
2.000 casos anuales. Este dato se desprende de un informe de la Comisión
Honoraria de Lucha contra el Cáncer correspondiente al período 2015-2019 y
publicado en junio de 2023. El mismo informe muestra que el cáncer de mama es
también la primera causa de muerte entre las mujeres, dando cuenta de 715
muertes anuales. “Claramente muchas mujeres sobreviven y tenemos que ocuparnos
de la calidad de vida que van a tener después de la enfermedad”, señaló
Kimelman a Galería.
La
especialista en oncofertilidad manifestó que está científicamente comprobado
que la vida sexual y la fertilidad son dos de los aspectos que más afectan la
calidad de vida de las sobrevivientes de cáncer de mama. Lo primero, por todo
lo que tiene que ver con la imagen corporal y por los tratamientos que afectan
la libido. Lo segundo, por las consecuencias de la quimioterapia, que no solo
mata las células del cáncer, sino también afecta otro tipo de células, entre
ellas, la reserva de óvulos. Afirmó que esta realidad cada vez se hace más
evidente, dado que en los últimos años los médicos han detectado un aumento en
la incidencia del cáncer de mama en mujeres menores de 40 años. Se trata de
datos que todavía no se han publicado oficialmente, pero se espera que se den a
conocer cuando se publiquen los datos del quinquenio, como se suele hacer. Más
allá de esto, el informe de la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer da
cuenta de que entre 2015 y 2019 se registró un caso de cáncer de mama en la
franja de chicas de entre 15 y 19 años, ocho casos en mujeres de 20 a 24 años y
53 casos entre los 25 y 29 años. Entre los 30 y los 34 años se detectaron 134
casos y entre los 35 y los 39, 358. “Son mujeres que cuando se diagnostican
todavía no completaron su deseo reproductivo”, explicó Kimelman.
Reserva
de ovocitos. Cuando
una mujer se somete a un tratamiento de quimioterapia su reserva ovárica se ve
afectada, quedando muchas veces comprometida su posibilidad de quedar
embarazada. Para remediar esta realidad la oncofertilidad ofrece la posibilidad
de preservar ovocitos para protegerlos de la quimioterapia y, una vez terminado
el tratamiento, si no se consigue el embarazo de manera espontánea, recurrir a
estos ovocitos.
Kimelman
advirtió que en esto es muy importante la detección y derivación oportuna. “El
tratamiento de la preservación de ovocitos tiene que hacerse antes del inicio
de la quimioterapia. Si esta ya se empezó no se puede hacer, porque la
quimioterapia afecta la información genética de los óvulos”, afirmó. Por esta
razón, resaltó la importancia de que las mujeres diagnosticadas con cáncer sean
derivadas lo antes posible a una consulta de oncofertilidad para poder ser
asesoradas y tomar la decisión que quieran. “Son aspectos que tienen que ver
con la calidad de vida de las sobrevivientes. Tener la conversación calma mucho
y pueden enfrentar el tratamiento de otra manera”, aseguró.
Actualmente,
el Hospital de Clínicas tiene una policlínica de oncofertilidad donde son
derivados los pacientes de Salud Pública de todo el país, tanto mujeres como
varones, para que tengan el asesoramiento oportuno tanto de los efectos
secundarios de los tratamientos como de las estrategias disponibles para
proteger la fertilidad. También existen centros de salud privada que cuentan
con este servicio de asesoramiento. No obstante, en el país existen únicamente
tres centros privados de reproducción asistida, todos ubicados en Montevideo,
que realizan el tratamiento de preservación de ovocitos y espermatozoides tanto
de forma particular como financiado con el FNR: el Centro de Esterilidad de
Montevideo, el Centro de Reproducción Humana y la Clínica Suizo Americana.
Efecto
tamoxifeno. El
camino de la reproducción asistida no es la única estrategia que ofrece la
oncofertilidad para que una paciente oncológica pueda conseguir un embarazo. En
este sentido, Kimelman aseguró que actualmente se buscan tratamientos más
conservadores. “Antes éramos mucho más radicales en sacar el útero o los
ovarios, por ejemplo. Ahora buscamos contemplar si realmente es necesario. La
oncofertilidad es una disciplina que no solamente estudia guardar los óvulos o
los espermatozoides, sino que trata de tener conductas más conservadoras,
siempre que se pueda, protegiendo la calidad de vida de los sobrevivientes”.
Este es el caso de la reducción del uso del
tamoxifeno en mujeres que han atravesado cáncer de mama con receptores
hormonales positivos. El tamoxifeno es una medicación que reduce los estrógenos
en la sangre para que el tumor no vuelva a aparecer, siendo muy efectiva en
casos de cáncer de mama. No obstante, tiene la contraindicación de que una
mujer no se puede quedar embarazada mientras lo está tomando. Esto llevó a que
muchas pacientes dejaran de tomarlo, motivando una investigación entre 500
mujeres de Europa y Estados Unidos para estudiar sus consecuencias. Durante el
estudio se permitió a estas mujeres abandonar la medicación por dos años,
buscar un embarazo y posteriormente retomar la medicación. Los resultados
preliminares fueron publicados en mayo de este año en la revista New England
y fueron positivos. Es decir, dejar el tamoxifeno por un período sería una
conducta segura. Los resultados finales se publicarán en 2028. “Es un estudio
muy importante porque en las consultas vemos todo el tiempo mujeres que viven
con mucha angustia el tener que seguir postergando su maternidad por tomar
tamoxifeno”, expresó la especialista en oncofertilidad. Al respecto, aclaró que
el cáncer de mama no es una contraindicación para un embarazo o lactancia
posterior.
—
Lograr el
embarazo
Al ser la
oncofertilidad una especialidad médica bastante reciente, más aún en nuestro
país, todavía no existen cifras oficiales sobre la cantidad de mujeres que,
habiéndose sometido a sus tratamientos, han quedado embarazadas tanto de manera
espontánea como recurriendo a sus ovocitos. En este sentido, Kimelman adelantó
que la evidencia científica establece que idealmente una mujer de 35 años
necesita unos 10 ovocitos para tener posibilidad de embarazo. En las mujeres
mayores de 35, el número necesario de ovocitos es mayor porque su calidad ya
está afectada por la edad. “Estos son los números estadísticos, pero
habitualmente en mujeres con patologías oncológicas obtenemos entre ocho y 15
ovocitos”, expresó.
—
Factores de
riesgo y medidas de prevención
Según datos
de la Sociedad de Oncología Médica y Pediátrica del Uruguay, una de cada 11
mujeres uruguayas podría sufrir un cáncer de mama en algún momento de su vida.
A su vez, entre el 85% y el 90% de los casos detectados tienen factores de
riesgo que podrían modificarse. Para prevenirlo es necesario tener en cuenta
algunas medidas:
Autoexamen
de mama. A las
mujeres adultas se les recomienda autoexaminarse, por lo menos, una vez al mes.
Cuanto más tempranamente comiencen a hacerlo, mejor.
Mamografía.
Las mujeres mayores
de 50 años deben hacerla cada dos años, pero siempre teniendo en consideración
su riesgo individual, por lo que a veces será necesario comenzar a hacerla
antes. Muchos médicos recomiendan hacer la mamografía a partir de los 40 años.
La médica
ginecóloga Dana Kimelman, especialista en oncofertilidad, resaltó que este
estudio permite la detección de lesiones mucho antes de que clínicamente se
manifiesten y se puedan palpar. “Esto es importante porque cambia el pronóstico
de vida de la paciente”, aseguró la experta, e indicó además que la ecografía
no sustituye a la mamografía.
Hábitos
saludables. El
ejercicio regular, la alimentación saludable, dormir bien, reducir el consumo
de alcohol y no fumar ayudan en la prevención. Por otro lado, Kimelman aseguró
que si bien no hay evidencia científica contundente de que el estrés sea un factor de riesgo, es importante tratar de reducirlo al máximo posible.
Embarazo
y lactancia. Son
factores protectores del cáncer de mama, es decir, reducen la posibilidad de
padecer la enfermedad.