Fue intervenida por la FIFA y se vio envuelta en una polémica que incluyó grabaciones y acusaciones cruzadas entre dirigentes y periodistas.
, regenerado3Fue intervenida por la FIFA y se vio envuelta en una polémica que incluyó grabaciones y acusaciones cruzadas entre dirigentes y periodistas.
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Quien camine por la calle Guayabos y pase frente al edificio de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF)no escuchará tiros, ni verá algún vaquero arrojado por la ventana de un puñetazo, como solía suceder en las peleas de las cantinas del Far West. Pero poco le falta. Tradicionalmente, la casa del fútbol ha sido un ámbito de intrigas y controversias, impulsadas por la mezcla volátil de la pasión por los colores deportivos y las cuestiones de dinero. En 2018 esas disputas se hicieron más intensas y a la vez más insólitas.
Cuando todo estaba listo para comenzar, El Tanque tiró la toalla debido a sus deudas. El campeonato quedó con un participante menos y casi hubo que recurrir a matemática avanzada para calcular la tabla del descenso. Eso sí, El Tanque siguió ocupando su silla en la AUF.
Ese problema era casi un juego al lado de lo que vino después. De tres candidatos para presidir la AUF de pronto no quedó ninguno. El que iba por la reelección renunció y los dos opositores no superaron un examen de idoneidad realizado por un organismo tan sospechado como la Conmebol. El asunto tuvo el sonido de fondo de unos audios de WhatsApp enviados de unos a otros, con entusiasta participación de un intermediario y un periodista. Un capítulo largo y oscuro que a estas horas sigue en la Justicia.
Ante el escándalo, la FIFA decidió intervenir. Para ser exactos, decidió intervenir la AUF. Se formó una “comisión de regularización” para administrar, controlar, vigilar y algunas cosas más. Un aspecto clave era la aprobación de un nuevo estatuto que contemplara la participación de actores hasta ahora excluidos (futbolistas, árbitros, categorías menores, fútbol del interior, fútbol femenino…).
Algunos clubes pusieron el grito en el cielo y se plantaron en contra, aunque la FIFA amenazaba con rayos, centellas y desafiliaciones. Cuando se llegó a la fecha límite, milagrosamente todos levantaron la mano para aprobar el estatuto. ¿Final feliz? Quizás sea como en las películas de terror: el monstruo aparentemente muerto en la última escena empieza a mover sus dedos para anunciar que vendrá la secuela.
* Periodista de El País y autor de libros sobre deporte.