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Lo que a otras parejas las debilita a ellos los unió, porque donde hay amor verdadero y bienintencionado se superan todas las barreras. Ese concepto sobrevoló el noviazgo y también la ceremonia religiosa que unió en matrimonio a Camila Terra y Toribio Zavalía Lagos. La barrera para ellos era el Río de la Plata, límite entre Uruguay, hogar de la novia, y Argentina, del novio.
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Se conocieron en Buenos Aires, en una fiesta en la Rural de Palermo en junio de 2014, y el amor creció rápido, tanto así que Toribio se fue a su casa sintiendo que había conocido a la mujer indicada. Un año y medio más tarde se mudó a Uruguay para estar más cerca de ella, y el sábado 12 formalizaron su unión ante Dios en la iglesia Stella Maris de Carrasco.
La ceremonia civil se había realizado en la casa del novio, en el barrio bonaerense de San Isidro, el 21 de octubre, ante familiares, amigos y los testigos de los novios: Malena Machado, Federica Costa, Juana Rompani, Marcos Rosasco, Guillermo Fazio y Marcos González Mazza.
La novia entró a la iglesia del brazo de su padre, Eduardo Terra Barreiro, con una tranquilidad poco común en las caminatas rumbo al altar. Allí la esperaban su futuro esposo, su madre, Isabel Ponce de León, sus suegros, Andrés Zavalía Lagos y Marcela Yeatts, y Juan Andrés Verde, quien ofició la ceremonia. Camila eligió un vestido de Vera Kuzel hecho con tul de seda natural y encaje, y como tocado una corona de Isabel Navarro en tonos dorados con detalles con perlas y un rosario regalo de Agustina, una de sus hermanas. El maquillaje, de Inés Guani, completó su look romántico y fresco.
La música llegó de la mano del coro Gaudia y del pequeño coro conformado por los sobrinos de la novia, que se animaron a cantar ante una Stella Maris repleta la canción Acuérdate de agradecer. La emoción se palpaba en el ambiente: en la felicidad de los novios por haber sorteado la distancia, en el coraje del novio que se animó a comenzar una nueva vida en Uruguay y en el cariño de ambas familias que los apoyaron en su aventura.
Después de dar el “sí”, los flamantes esposos festejaron junto a amigos y familiares en la Chacra Elías Regules. El salón, ambientado con estilo oriental por Dos Huellas, recibió a los invitados entre alfombras y orquídeas blancas y con el catering de Nora Rey.La noche estuvo llena de sorpresas, entre ellas un video preparado por los amigos de Toribio, basado en parte en una publicidad de cerveza cuyo lema era Uno de cada 10 hombres es uruguayo, y en la película Qué pasó ayer. Las amigas de Camila no se quedaron atrás y la sorprendieron con un carro de churros, para que el casamiento fuera bien uruguayo, y de pop, porque es uno de los favoritos de la novia.
Sobre las seis de la mañana, tras una larga e intensa noche de música, comida, baile y diversión, los invitados se retiraron no sin antes disfrazarse y saltar con el cotillón. Los novios partieron rumbo a Carmelo, donde pasaron unos días antes de volver al trabajo, Camila como maestra de inglés y psicopedagoga y Toribio como licenciado en Administración de Empresas.
La luna de miel tendrá que esperar hasta después de Navidad, cuando los esposos partan rumbo a Filipinas, Vietnam y Hong Kong.
