Naturaleza integrada
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEn un apartamento en Carrasco, la naturaleza se mete a través de los ventanales del patio al interior de un jardín de invierno donde predominan los detalles en animal print. Acá, interior y exterior están fuertemente conectados, pues se separan solo por paneles de vidrios que se abren circulando sobre rieles y se van replegando hasta dejar los espacios totalmente integrados. De hecho, con la presencia de palmeras bajo el techo de vidrio el jardín empieza adentro.
Afuera, palmeras pindó, eugenias, Photinias, Pittosporum nana, helechos y dietes crean un follaje que solo varía con algún cambio de color puntual por la aparición de flores con el paso de las estaciones, como el lila cuando florece el jacarandá. El jardín, especialmente diagramado por el paisajista Fernando Bianco, sigue el concepto contemporáneo de las líneas rectas y arbustos podados con formas geométricas que contrastarán con otras especies de fisonomía más rebelde.
Los colores en la gama del crema y ocre para el elegante mobiliario bajo techo va en consonancia con el verde intenso del jardín, que crece fuerte y frondoso incluso en los meses de invierno debido a la cuidadosa selección de plantas que se hizo para que dieran vida al espacio durante todo el año.
Orquídeas y violetas
Las violetas de los Alpes y las orquídeas florecen felices al resguardo del invierno austral en el interior de un jardín cerrado de una casa de Carrasco. A pesar de que a ambas les gusta el frío, el clima en ese espacio vidriado las aleja de la intensa humedad y las heladas, pero en las horas de la noche la temperatura desciende lo suficiente para que se sientan a gusto.
La habitación sigue a continuación del estar diario y funciona, los días soleados, como pequeño comedor en un jardín de invierno, o rincón para tomar el té o leer un rato con la comodidad de la calefacción. Los amplios ventanales y el techo de vidrio integran el jardín exterior a este ambiente delicado y acogedor, vestido con alfombra, asientos de cuero y un tapiz bordado hace varias décadas por la dueña de casa, donde conviven también helechos y otras plantas.
Rincón luminoso
De madera y ladrillo visto, este ambiente que se le agregó a una casa en el Prado logra integrarse al jardín también en los días fríos a través de una pared de vidrio. Los rayos del sol entran con fuerza por las ventanas en el cielorraso, colocadas especialmente para ese fin, y para contemplar las estrellas durante la noche, claro está. El verde del exterior se cuela entre sillones y muebles rústicos en forma de helechos, una palma y otras especies.
La calidez de este jardín de invierno, que en los días cálidos se abre completamente hacia el exterior, se reafirma con adornos y cuadros que invitan a pasar largas horas disfrutando de una rica comida, un té, un momento de relax o una siesta al calor del sol tibio en invierno o bajo la sombra fresca que proyectan los árboles en verano.
Desde adentro, la vista más corta se conforma con disfrutar de ese jardín con diseño circular bordeado por topiarias (plantas podadas con formas), mientras que la vista que llega un poco más lejos alcanza el hermoso entorno del barrio más verde de Montevideo, con plátanos, álamos plateados, araucarias y Ginkgo bilobas recortando el cielo.
Zona de descanso
En el patio de un apartamento en Pocitos, de unos 20 metros cuadrados, con poco presupuesto pero mucha inventiva, se creó un espacio con vida y toques verdes para recostarse a tomar un jugo, hacer un asado con amigos o jugar con los chicos.
Todas las miradas se las roba una pared donde se instaló un sistema de macetas con alegrías de distintos colores en el centro y otras plantas verdes como pasto inglés y mini espadas de San Juan en los costados. Una estructura formada por una cuadrícula de hierro sostiene las veinte macetas que fueron elegidas en verde, para enfatizar, y en violeta como alternativo, para que mantuviera la armonía con los colores de las flores y terminara de dibujar el diagrama en la pared.
Esta pared verde se complementa con un juego de muebles de jardín con coloridos almohadones, alfombra y una luminosa guirnalda de luces blancas. El proyecto estuvo a cargo de Nathy Fraenkel y Micaela Mendlowicz del estudio Sí, Mona Interiorismo.
El país de los helechos
Un gran helecho de más de 30 años, regalo de una cuñada de la dueña de casa, es el padre de una colección de helechos que habitan en la barbacoa de una casa de Carrasco. El techo de quincho solo se ve a través de las frondas de los helechos que cuelgan de sus macetas atadas a las vigas. Todos tienen más de 10 años, y los que no son hijos de aquel primero, son un regalo del Día de la Madre o fueron comprados por puro capricho.
En invierno, la tarea de regarlos, que implica subir a un entrepiso por una escalera empinada con una regadera de pico largo en mano, se hace cada 15 días, mientras que en verano debe ser semanalmente. Pero los resultados han sido muy gratificantes, porque varios de ellos suelen ser presentados en campeonatos y exposiciones del Garden Club y han logrado destacados puestos.
Pero más allá de las condecoraciones, la dueña disfruta todos los días de su pasatiempo, y asegura que el otoño es el mejor momento para estas seductoras plantas de grandes hojas pinnadas.