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    El 2017 fue el año menos mortífero para los periodistas en los últimos 14; México es el país sin guerra más peligroso

    El ejercicio del periodismo libre siempre enfrentó riesgos y amenazas, en muchos casos llegando al asesinato del periodista. Matar a un trabajador de los medios tiene el doble efecto de silenciar a la voz inquieta y atemorizar al resto de los colegas, que pensarán dos veces antes de indagar en los temas en los que trabajaba el difunto.

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    Así, ya se transformó en una triste rutina contar por decenas los periodistas asesinados alrededor del planeta por ejercer su oficio. En 2017 fueron 65 los reporteros muertos, según el informe anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF).

    Esa cifra incluye a periodistas profesionales, periodistas-ciudadanos y a colaboradores de los medios de comunicación: 26 de ellos perdieron la vida cuando ejercían su labor informativa, víctimas colaterales en lugares muy peligrosos (bombardeos, atentados, etc.); 39 fueron asesinados de manera intencional, debido a su trabajo de investigación, que afectaba los intereses de las autoridades políticas, religiosas, económicas o de grupos criminales.

    “Al igual que el año pasado, es mayor el porcentaje de periodistas que fueron agredidos de manera deliberada (60%). El objetivo común de sus detractores: hacerlos callar”, señala el balance.

    “El Balance 2017 de RSF muestra una relativa disminución (-18%) del número de periodistas asesinados, respecto al año anterior (79). Asimismo, en lo que concierne a los periodistas profesionales asesinados (50 este año), RSF observa que 2017 ha sido el año menos mortífero para ellos desde hace 14 años”, añade el documento.

    Causas y países peligrosos.

    Para RSF, en la tendencia a la baja influyeron, entre otros factores, “las numerosas campañas emprendidas por organizaciones internacionales y por los mismos medios de comunicación, que insisten en la necesidad de proteger más a los periodistas”.

    “Por otra parte —agrega—, los reporteros han recibido más formación en seguridad física, lo que ha contribuido a prepararlos mejor cuando van a cubrir acontecimientos a lugares hostiles. Asimismo, el estatus de freelance ha sido objeto de reflexión y han nacido iniciativas para que los periodistas independientes puedan trabajar en las mismas condiciones de seguridad que sus colegas empleados por un medio de comunicación”.

    También dio sus frutos la “intensa labor de promoción de la libertad de prensa” ante los Estados e instituciones internacionales que emprendieran varias organizaciones, entre ellas RSF.

    Sin embargo, no todo son buenas noticias. Parte de la baja se explica, según la investigación, “por el hecho de que los países que se han vuelto muy peligrosos se han vaciado de periodistas. Es el caso de Siria, Irak, Yemen y Libia”.

    “Algunos periodistas incluso optan por dejar su oficio para ejercer otra profesión que sea menos peligrosa”, una situación que no se da solo en países en guerra, sino también en México, Honduras o Guatemala.

    De hecho, en 2017, Siria siguió siendo –como en los últimos seis años– el país más mortífero del mundo para los periodistas; este año fueron asesinados 12 reporteros. Sin embargo, México, un país que no está en conflicto, lo sigue de cerca con 11 periodistas asesinados, todos de manera intencional.

    “Así, al igual que el año pasado, México es el país en paz más peligroso del mundo para los reporteros. En este país, donde imperan los cárteles del narcotráfico, los periodistas que abordan temas como el crimen organizado o la corrupción de los políticos, sufren casi de manera sistemática amenazas, agresiones y pueden ser ejecutados a sangre fría”, sostiene el reporte.

    Secuestros, detenciones, desaparecidos.

    El reporte también informa sobre periodistas secuestrados, detenidos y desaparecidos a escala mundial.

    En 2017 se registraron 54 periodistas secuestrados, un 4% más que en 2016. El 98% fueron hombres.

    “Las zonas de fractura en Oriente Próximo siguen siendo las regiones más peligrosas para los periodistas. Yemen se estancó en un conflicto en el que una de las fuerzas beligerantes, los hutíes, no tolera ninguna crítica y continúan reteniendo a 11 periodistas y colaboradores de medios de comunicación; el año pasado eran 16. Otro periodista está secuestrado en Yemen por el grupo Al Qaeda. Paralelamente, en Siria y en Irak 40 periodistas siguen en manos de Daesh o de grupos islamistas radicales como Frente Al Nusra”, sostiene RSF.

    Hay 326 periodistas detenidos en todo el mundo, 6% menos que en 2016, cuando eran 348. De esos detenidos, 202 son periodistas profesionales, 107 son periodistas ciudadanos y 17 son colaboradores de medios de comunicación.

    “Aunque en cuestión de detenciones la tendencia general es a la baja, en 2017 ciertos países se distinguieron por la cantidad —inu-sual— de periodistas encarcelados. Es el caso de Marruecos, donde un periodista profesional, Hamid El Mahdaoui, cuatro periodistas-ciudadanos y tres colaboradores de medios de comunicación están detenidos por haber cubierto un tema muy delicado para el gobierno: la rebelión que agita la región de Rif desde finales de 2016. Hace un año, en la misma fecha, ningún periodista se encontraba en las prisiones marroquíes. Por otra parte, en Rusia aumentó la presión ejercida sobre los medios de comunicación independientes y los periodistas de investigación que trabajan en Moscú y otras ciudades, sobre temas como la corrupción. Cinco periodistas y un bloguero están tras las rejas”, informa RSF.

    Dos periodistas desa-parecieron en 2017; hasta la fecha no se sabe nada de ellos. Ambos son originarios del continente asiático. En 2016 solo un periodista desapareció: el burundés Jean Bigirimana.

    En los primeros días de enero de 2017 cinco blogueros paquistaníes fueron secuestrados. Tras pasar varias semanas detenidos, cuatro de ellos fueron puestos en libertad; solo a Samar Abbas nunca se le volvió a ver. El bloguero de 38 años de edad vivía en Karachi y había fundado la Alianza Progresiva Civil de Paquistán, un grupo que defiende los derechos humanos y la libertad de culto.

    Asimismo, Utpal Das desapareció el 10 de octubre de 2017 en Bangladesh.