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    Japón, donde los sentimientos tienen su palabra perfecta

    Cuatro lingüistas confeccionaron Sakura. Diccionario de la cultura japonesa, un libro de divulgación y consulta esencial para acercarse a la idiosincrasia nipona

    Haiku, manga, mangaka, animé. Alcanza con tomarse unos minutos para hacer un repaso breve por las palabras que se usan cotidianamente para descubrir que la cantidad de expresiones salidas del japonés es mayor de lo que, en un principio, uno puede suponer. Sushi, tofu, sake, wasabi, sashimi figuran en los primeros puestos. Al rato aparecen: maki, itamae, tempura, teriyaki

    Son varios los términos y vocablos japoneses que se han integrado a textos de ámbitos diversos. Geisha, kimono, ikebana, sakura, bonsái. Reiki, origami, tsunami, kabuki. Gracias a la literatura, el cine y el cómic, a la gastronomía, la música, la medicina y las artes marciales, gracias a la jardinería, los videojuegos, la arquitectura, la filosofía y los deportes, la cultura nipona dejó de ser una moda, una excentricidad en Occidente, para ganar una sostenida popularidad. Términos como karaoke, harakiri, seppuku o banzai, ninja, shogun o samurái, aikido, dojo o sensei, judo, karate o zen se han incorporado al lenguaje occidental. Y eso dejando de lado a Godzilla, Pokemon y criaturas afines. 

    Hay otros léxicos, de uso más reciente, que poco a poco se van asentando. Katana, kendo, koan, miso, matcha, gomasio, otaku, tatami, hentai. Aunque no siempre se tiene un conocimiento claro de su significado. Y, a veces, ni siquiera se sabe bien cómo es su correcta pronunciación.  

    La edición de Sakura. Diccionario de cultura japonesa (Satori, 2016) llega para subsanar esta situación. Durante cuatro años, James Flath (licenciado en Filología Inglesa), Ana Orenga (licenciada en Filología Hispánica y máster en didáctica de español como lengua extranjera), Carlos Rubio (Ph.D. por la Universidad de California, profesor de la universidad de Tokio y traductor y divulgador de la literatura japonesa) e Hiroto Ueda (doctor en Filología Española, profesor de español en la Universidad de Tokio y director del proyecto de investigación Varilex – Variación Léxica del Español en el Mundo) desarrollaron este diccionario trilingüe (japonés, español e inglés) esencial para quienes se interesen por la cultura japonesa. Una verdadera maravilla.

    Por medio de esta cuidada y rigurosa selección uno se entera, por ejemplo, de que no hay concepto de mayúsculas en el japonés escrito. También se incluye una suerte de guía de pronunciación. La g en geisha se pronuncia como la del español en ganar y no como la de gente. La z, por ejemplo, en zen, suena como la s española delante de la m en la palabra mismo. Y aunque parezca una obviedad, la h en harakiri no es muda sino aspirada, como se hace en inglés con happy.

    A lo largo de más de 300 páginas hay definiciones de más de 3.400 léxicos. Claro que se podrán notar algunas ausencias (reiki, suiseki, sakurafubuki, por ejemplo), algo que responde a los criterios de selección presentados al comienzo del libro. La intención fue reunir aquello que represente lo que es considerado como singularmente japonés a juicio del extranjero interesado en la realidad cultural de Japón. 

    Casi todo el mundo sabe lo que es un haiku, el tradicional poema de 17 sílabas distribuidas en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas cada uno con una palabra alusiva a la estación del año. Pues bien, quien escribe haikus es un haijin. Y cuando los haijin se encuentran para componer haikus conforman un kukai.

    El sumo, más que un curioso tipo de lucha para los ojos occidentales, es el deporte nacional de Japón; incorpora antiguas tradiciones sintoístas y entre muchos japoneses ejerce un atractivo comparable al kabuki, el género teatral clásico que combina actuación, acrobacia y música, y en el que los papeles femeninos son representados por hombres. 

    Geisha es, junto con haiku ysumo, otra de las palabras japonesas más conocidas en Occidente. Aunque su definición precisa sea errónea o desconocida. Geisha es “mujer artista profesional de tipo tradicional que trabaja en restaurantes típicos entreteniendo a los clientes con cantos, bailes, música, juegos, charla y compañía”. Las que quizás no sean tan conocidas son las expresiones geisha asobi, que es precisamente el entretenimiento con geishas, y hiki iwai, la fiesta que se realiza por el abandono de la vida de geisha. Shonben geisha quiere decir, literalmente, “Geisha retrete” y es la forma despectiva de referirse a una prostituta. 

    Algo similar ocurre con samurái. Significa “servidor”. Así es como se define al miembro de la elite militar del Japón premoderno. Shogun también se escribe sogún y quiere decir “gran general que vence a los bárbaros”. El shogun fue el gobernante militar cuyo régimen dominó la política en gran parte de la historia del país entre 1192 y 1867. En la década de 1980 el término se volvió popular gracias a la miniserie Shogun: Señor de los Samuráis, con Toshiro Mifune, Richard Chamberlain y Yôko Shimada.

    Tsunami significa, por si quedaban dudas, ola gigante. Suzuki es un pasto perenne utilizado en la producción de energía; por su alto rendimiento en biomasa, es un excelente secuestrador de carbono y aportador de materia orgánica al suelo. Pertenece al tradicional grupo de las “siete plantas de otoño”. Sakura es la flor del cerezo japonés, y sakura niku es la carne de caballo.

    Kyudo, literalmente “La vía del arco”, es como se conoce el tiro al arco japonés. En kyudo, el acierto de la flecha en la diana se llama atari. La famosa marca de consolas Atari toma su nombre de ahí y así lo ilustra en su logo.

    Últimamente ha adquirido mayor familiaridad hikikomori, que refiere a la retirada voluntaria de la sociedad, el rechazo patológico a relacionarse con los demás. En la década de 1990 aumentó de manera alarmante el número de jóvenes afectados por el hikikomori que, literalmente, significa “apartarse”, “recluirse”. 

    En setiembre, los japoneses más apegados a la tradición hacen tsukimi, que es contemplar gozosamente la luna. Hay quienes prefieren hacer shinrin’yoku, que no es otra cosa que pasear por el bosque con fines terapéuticos: relajarse por medio del contacto con la naturaleza.

    También uno puede irse de picnic, pero si lo hace bajo los cerezos en flor entonces lo que hace es ir de hanami. Hana es flor. Y hanabi, como la película de Takeshi Kitano, es flores de fuego, que es como se denomina a los fuegos artificiales.

    El té verde común recibe el nombre de bancha. Y el té verde que se toma en un restaurante de sushi recibe el nombre de agari. También tienen su nombre los palillos que se usan para comer: hashi. Y, hay que decirlo, una cosa es aprender a usar los hashi y otra diferente es conocer el protocolo de su uso. En especial cuando hay hashi yasume, que es como se denomina la comida que se sirve entre los platos principales. 

    Ainiko es el hijo de un matrimonio mixto. Aiaigasa, el paraguas que de manera improvisada cubre a una pareja. Hibakusha es el nombre que recibe el superviviente de una bomba atómica. Ikiryo es la maléfica aparición de una persona que siente rencor contra alguien. Y Kokoro, además de ser el título de la famosa novela de Natsume Soseki, quiere decir corazón, sentimiento, emoción, espíritu o alma.

    Tsukumo gami son los objetos cotidianos que, a partir de los cien años, cobran vida y hacen travesuras. Tsukumo gami también es una forma de referirse a “los espíritus de las cosas que nos rodean”. Tsukimono es una entidad invisible, generalmente un animal (una víbora, un zorro), capaz de poseer a un ser humano y causarle diferentes tormentos físicos. Bakemono quiere decir “cosa que cambia” y es como se le llama a un ser sobrenatural con capacidad de transformación.

    Dentro del manga, la historieta japonesa, y del animé, la animación nipona, existen diversos subgéneros. Uno de ellos es el komodo, sobre criaturas y mascotas amistosas (Pokémon, por ejemplo). Otro es el meitantei, sobre detectives (como Detective Conan). Y son célebres los meka, donde se muestran, a menudo como protagonistas, robots gigantes (Mazinger Z). En el cine, así como se hacen películas sobre el mundo yakuza, la mafia japonesa, también se producen películas hahamono, en las que la heroína es una madre abnegada. 

    Imposible no sorprenderse y maravillarse ante las imágenes que ofrece un idioma que tiene una palabra precisa para las seis de la mañana (akemutsu) o una para el trabajador que abandona temporalmente su zona habitual de labor en busca de empleo en otra región (dekasegi), además de una para el primer sueño de una persona en Año Nuevo (hatsuyume) y otra para designar un único momento en la vida o “la vida en un segundo”: ichinen.

    Claro, preciso y amigable

    En las 320 páginas de Sakura. Diccionario de cultura japonesa se despliegan palabras y conceptos presentados por medio de una estructura clara y amigable. Cada palabra (por ejemplo: haibun) figura en romaji (la escritura de la lengua japonesa en letras romanas o latinas), seguida de su escritura en hiragana (uno de los tres sistemas empleados en la escritura japonesa) y posteriormente su versión en kanji (que mayormente se usan para expresar conceptos). Luego le siguen cuatro cuerpos de información: la abreviatura del ámbito léxico al que pertenece (li, ya que pertenece al campo de la literatura), el género gramatical (el, ya que le corresponde el género masculino), la definición en español (“Fragmento de prosa poética compuesto por un poeta de haiku) y, al final, la definición léxica en inglés. En algunas entradas se ofrecen ejemplos de uso habitual. En otros casos se agrega más información: fotografías que ilustran las definiciones, sinónimos o la variante aceptada por la Real Academia Española. Al final del libro se expone un índice por temas.

    ¡Banzai! ¡Banzai! ¡Banzai!  

    Hay léxicos frecuentes en las conversaciones entre japoneses que funcionan como señales que expresan la atención de quien escucha. Se denominan aizuchi. La más usada, como se ha visto en decenas de películas, es hai. Aunque hai generalmente quiere decir “sí”, como expresión de aizuchi no denota asentimiento, sino atención. Es una forma de decir “ajá”. En la primera Karate Kid (1984), hay una escena en la que el señor Miyagi (Pat Morita), borracho hasta las orejas, toma sake y grita ¡banzai!, expresión que Daniel Larusso (Ralph Macchio) confunde con bonsái (“los árboles bebé”, dice Daniel). Banzai es la exclamación equivalente al “¡Hurra!”. Quiere decir: “Diez mil años”. Expresa entusiasmo o victoria y se proclama tres veces al unísono levantando los brazos.

    En japonés existen expresiones que describen emociones o momentos y que lo hacen de un modo intraducible. Un ejemplo de eso es yakudoshi, que designa el año de una edad infausta. Para las mujeres, los 19, los 33 y los 70 son yakudoshi. En los hombres los 25, los 42 y los 61.